miércoles 27  de  marzo 2024
NORMALIZACIÓN DE RELACIONES

El fin del embargo económico a Cuba, acertijo para adivinadores

Desde que Obama asumió la presidencia prometiendo “un nuevo comienzo” con la isla, tomó medidas para aliviar las restricciones comerciales y de viajes a la isla

ROSA TANIA VALDÉS
Especial

Cuánto le queda al embargo estadounidense contra Cuba, es por ahora la mayor incógnita en momentos en que parece fluir el acercamiento entre los antiguos enemigos, mientras crece la presión dentro y fuera de Estados Unidos para poner fin a una política que en más de medio siglo no consiguió generar un giro político en la isla caribeña.

Y aunque desde el Papa Francisco hasta el mismísimo presidente Barack Obama están pidiendo el cese total de las restricciones contra Cuba, solo el Congreso estadounidense podría revocar una ley que por décadas ha impedido, por ejemplo, que empresas estadounidenses hagan negocios en Cuba y que ciudadanos del país viajen a la isla o gasten dinero como turistas.

Para el próximo 27 de octubre se espera otra vuelta de rosca que ponga más presión sobre Washington, cuando Cuba someta a votación en la ONU su resolución contra el embargo, un mecanismo que aunque no vinculante, el régimen de la isla ha sabido utilizar con éxito durante más de dos décadas.

Analistas consultados por DIARIO LAS AMÉRICAS dijeron que mayores contactos de congresistas y estadounidenses con el pueblo cubano podrían agilizar la discusión del tema en la Cámara y el Senado, clave para la eventual remoción del embargo.

“Una gran mayoría de los demócratas no apoyan esta política arcaica y ahora muchos republicanos se están sumando”, dijo Freddy Balsera, estratega demócrata, en entrevista con el DIARIO LAS AMÉRICAS.

 “Igual no se puede obviar que hay muchos intereses económicas vinculados con el Partido Republicano que promueven eliminar el embargo y ponen presión para avanzar relaciones comerciales más profundas”, agregó Balsera, fundador de Balsera Communications, quien fue uno de los invitados a la reciente apertura de la embajada estadounidense en La Habana.

La decisión de ambos de Gobiernos de avanzar en sus relaciones fue otra vez evidente el martes, cuando Barack Obama y Raúl Castro volvieron a verse las caras en las Naciones Unidas, en un encuentro que la agencia de noticias Reuters describió como “poco común” y “marcado por la cordialidad”.

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Sin embargo, el mandatario cubano Raúl Castro había reiterado poco antes en la ONU que ambos países podrán normalizar sus lazos solo cuando Washington levante el embargo y devuelva a Cuba la base naval que ocupa en Guantánamo.

Cuba ha culpado por décadas al embargo de la mayoría de sus problemas económicos, que según cifras oficiales ha causado pérdidas por unos 121.192 millones de dólares.

Desde que Obama asumió la presidencia prometiendo “un nuevo comienzo” con la isla, tomó medidas para aliviar las restricciones comerciales y de viajes a Cuba.

 Sus iniciativas han chocado de frente con el liderazgo republicano y algunos de su propio Partido Demócrata, quienes alegan que el Gobierno cubano no da muestras de mejorar su desempeño en materia de libertades políticas para sus ciudadanos.

Pero Obama ha sido categórico:

“Cuando uno hace algo que no funciona durante cincuenta años, es hora de probar algo nuevo (…) Este año, el Congreso debería iniciar el trabajo de poner fin al embargo”, dijo el mandatario en enero pasado, un mes después de sorprender al mundo con el anuncio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas tras décadas de diferendo ideológico.

Este lunes ante la ONU, el mandatario estadounidense fue más lejos.

“Tenemos que ser lo suficientemente fuertes como para admitir que lo que se está haciendo no funciona”, dijo. “Confío en que nuestro Congreso inevitablemente levantará un embargo que ya no debería seguir vigente”, agregó.

Cuba aprecia avances y va por más

Estados Unidos empezó a imponer sanciones a Cuba después de que llegó Fidel Castro al poder en 1959 y comenzó a nacionalizar bienes estadounidenses en la isla por más de 1.000 millones de dólares. En 1962 el entonces presidente John F. Kennedy oficializó el embargo.

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El mandatario cubano Raúl Castro catalogó la pasada semana de “importante avance” el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, pero fustigó la medida al intervenir en la ONU en su primera visita a Estados Unidos desde 1959.

“(El embargo) causa daños y privaciones al pueblo cubano, es el principal obstáculo para el desarrollo económico de nuestro país”, dijo Castro en un breve discurso.

En los últimos meses Obama ha continuado flexibilizando ciertas restricciones a los viajes a la isla, el comercio y las finanzas.

En lista de espera está la eventual reanudación del correo postal directo, suspendido durante décadas entre ambos países separados por unos 145 kilómetros por el Estrecho de Florida.

Y esta semana ambas partes esperan avanzar en las primeras conversaciones técnicas centradas en la aviación civil, pero en caso de que sean restablecidos los vuelos directos solo se podrán beneficiar por ahora los estadounidenses autorizados a viajar a la isla por motivos culturales o académicos.

En mayo pasado, una delegación de la Cámara de Comercio de Estados Unidos viajó a Cuba para evaluar el calado de las reformas dirigidas al mercado que implementa el Gobierno comunista de la isla para reflotar el sistema socialista vigente hace décadas.

Los empresarios fueron entonces duramente criticados por congresistas, opositores y académicos reacios al acercamiento, quienes alegan que los cambios en Cuba buscan mantener el régimen y en ningún caso mejorar su desempeño en materia de derechos humanos y libertades individuales.

“En Cuba continúan sin cambio todas las leyes que penalizan la oposición política y el régimen ha señalado una y otra vez que no va a haber cambios en esa área, consideran que esa es un área de la seguridad interna, que ellos no están dispuestos a discutir ni hacer concesiones”, dijo a DIARIO LAS AMÉRICAS Sebastián Arcos, director asociado del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de Florida, en Miami.

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Pero buena parte de la comunidad cubano-estadounidense muestra cada vez más signos de cansancio y ya ni siquiera es tabú hablar del tema.

Entre los disgustados con el embargo están desde el exgobernador de Florida, Charlie Crist hasta el mecenas del arte y exitoso empresario Jorge Pérez. Incluso se opone a la política de aislamiento el magnate azucarero Alfonso Fanjul, quien por décadas apoyó la línea dura contra el Gobierno de la isla.

“Si hay alguna forma en que la bandera de la familia pueda ser llevada de nuevo a Cuba, estaría feliz de hacerlo”, dijo Fanjul a The Washington Post, después de visitar Cuba y reunirse con autoridades locales.

 Mayores flexibilidades aprobadas por Obama están permitiendo incluso que muchos estadounidenses puedan regresar a casa con compras permitidas por valor de unos 400 dólares en artículos cubanos como alcohol y puros.

“Los cubanos están aprovechando el espacio que se está desarrollando para tener su propio negocio, generar una entrada de ingreso independiente y determinar su futuro económico por cuenta propia”, dijo Balsera, aludiendo a su reciente visita a La Habana, donde pudo ver cómo los nuevos emprendedores realizan sus trabajos “con mucho orgullo”.

“Esas personas son los protagonistas del desarrollo de una nueva economía, y la política del presidente (Obama) apoya este camino hacia la libertad económica”, agregó.

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