domingo 23  de  marzo 2025
OBSERVADORES PASIVOS

Al pueblo cubano nunca se le ha tenido en cuenta

Guillermo González Arce

Por GUILLERMO GONZÁLEZ

Guillermo González Arce

@guillemaro

Obama no es ni traidor ni cómplice de la desgracia cubana, en cambio nosotros mismos hemos estado desaprovechando mucho el tiempo y nos hemos dedicado a jugar a ver quién hace más viajecitos a la isla y quién lleva más dinero para gastárselo entre las ruinas, la mugre y los esmirriados nacionales, para luego regresar cargados de fotos y así restregárselas en la cara a todos en Facebook, Twitter o Instagram.

Obama es un ciudadano de este país y tiene derecho a asistir a donde le plazca. Obama también, como cualquiera de los mortales, tiene derecho a que no le importe un ápice el drama cubano, si resulta que hasta nosotros mismos con las conductas impropias de muchos lo hemos hecho en todos estos años. No se cuál es el motivo para escandalizarse porque Obama asista a la Ermita de La Caridad del Cobre en Miami. A mí por ejemplo me escandaliza más un carrito de aeropuerto cargado de maletines XL repletos de mercadería con destino a territorio dictatorial.

Todo esto y mucho más que falta tendremos que verlo pasivamente en calidad de espectadores. Al pueblo cubano nunca se le ha tenido en cuenta para ninguna decisión importante en lo concerniente a su país, pero es que cuando digo nunca es nunca, desde los tiempos de Colón pasando por los mambises y hasta la fecha. Estamos de observadores pasivos siempre y ahora mimo asistimos a una brutal carrera contra reloj entre Rusia y USA para ver quien recoloniza primero la isla. Y según veo las cosas, a no ser que el dictador tenga preparada una de sus trampas que ya todos conocemos, creo que USA se llevará esta vez el gato al agua, por suerte para todos nosotros ¿Se imaginan volver a los ventiladores ORBITA, a los televisores KRIM 218, a los radios VEF 206 y a la carne rusa enlatada?

Hay que tener bien claro que cuando dos países conversan por un largo periodo de tiempo en secreto de espaldas al pueblo y a la opinión pública todo queda decidido tras bambalinas y lo único que falta por hacer es observar el desarrollo inevitable de la obra de teatro pactada entre ambos, en las sombras que proyectan los atrezos políticos.

Preparémonos entonces para un periodo de tiempo indeterminado donde prevalecerán la ilusión, las apariencias engañosas y el espejismo. Sin descartar que Raúl Castro, el segundo dictador colocado a dedo en el poder por su hermano sintiéndose en peligro, de un solo zarpazo acabe con todo en segundos. 

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