WASHINGTON.- El exsecretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Emilio Álvarez Icaza, lamentó las últimas decisiones tomadas por la Corte Suprema de Nicaragua porque "eliminan de un plumazo" a la oposición y llevan a un contexto "de partido único hegemónico".
"Las últimas decisiones tomadas desde no sé dónde y ejecutadas por la Corte llevan a un contexto de partido único hegemónico y, en un contexto donde vienes de un país con una revolución, pues es muy triste", dijo Álvarez Icaza a Efe tras dejar el lunes el liderazgo de la CIDH.
La Corte Suprema de Nicaragua dejó recientemente sin opciones de concurrir en las elecciones del 6 de noviembre a la coalición opositora que lideraba el Partido Liberal Independiente (PLI).
Después, el Parlamento nicaragüense destituyó a 28 diputados opositores por una resolución del Consejo Supremo Electoral (CSE), una decisión que denunció el pasado 8 de agosto la CIDH como una potencial violación de derechos humanos.
"Había focos amarillos ya en Nicaragua, pero no se había llegado a estos niveles. (...) La dimensión de esta crisis que tiene un mes va a referirse en poco tiempo", apuntó Álvarez Icaza.
"Honestamente -prosiguió- no entiendo por qué están tomando estas decisiones, que parecen muy a contrapelo de una apuesta democrática. Puedes envolverla del formalismo que quieras pero la dirigencia de ese partido (el PLI) ya participó en cuatro elecciones y la Suprema Corte revive un recurso de hace seis años, es una muy difícil apuesta. Y de repente el Congreso se queda sin oposición".
Para el mexicano, la crisis nicaragüense es una "muy triste noticia en la región" porque lleva a pensar una vez más "por qué hay que optar entre bienestar y autoritarismo, o desarrollo y derechos políticos pero pobreza".
"¿No ha llegado aún el momento de la integración de derechos en la región?, se preguntó.
Álvarez Icaza subrayó que los gobiernos de izquierda en Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Ecuador y el anterior argentino "han generado indudablemente avances en derechos económicos y culturales y en términos de lucha contra la exclusión".
"Han generado -prosiguió- condiciones para tratar de desmontar poderes fácticos o estructuras de poder beneficiadas largamente en América Latina. Eso es indudable y hay que reconocerlo".
"Países como los nuestros, que tienen niveles de exclusión y desigualdad, requieren acciones sistemáticas, eso lo entiendo y lo reconozco, pero me preocupa la manera en cómo se está procesando y Nicaragua es un buen ejemplo", agregó.
Álvarez Icaza recordó que al triunfo de la revolución sandinista (1979-1990), que puso fin a la dictadura de la familia Somoza, Nicaragua "era la gran esperanza de la transformación social".
"Pero 30 años después, muchos indicadores no han cambiado", lamenta el mexicano, que regresa esta misma semana a su país para seguir trabajando en derechos humanos y democracia tras un mandato de cuatro años al frente de la CIDH en Washington.