miércoles 20  de  marzo 2024
Economía

Cuba: la kafkiana metamorfosis de la empresa estatal

Sería bueno explicarle a la ministra de Trabajo y Seguridad Social de Cuba por qué las empresas estatales no deben pagar "como si fueran" empresas privadas
Por DIARIO DE CUBA

Entre el 2019 y la actualidad, el Gobierno cubano ha aprobado 43 medidas que "descentralizan facultades y flexibilizan procesos", pues "nuestro país ha apostado por fortalecer la empresa estatal socialista", según aseguró en televisión Marta Elena Feitó, ministra de Trabajo y Seguridad Social, quien no se avergüenza de "apostar" el bienestar de los cubanos a un modelo que ha fracasado tantas veces como se ha intentado.

De las 43 medidas, la más trascendental es la que permite que empresas estatales contraten y paguen salarios y dividendos —una facultad antes centralizada— sin más límite que su propia gestión. Según la ministra Feitó, "entendimos que si en el sector no estatal podía fijar el salario la persona al frente del negocio, ¿por qué no podía ser así en estos colectivos? Entonces, descentralizamos esta actividad. Es una medida audaz, que en Cuba no tiene precedente".

¿Cómo que no hay precedente en Cuba de empresas que trabajan y pagan salarios con libertad? ¿Será que Marta Elena cree que la historia cubana comenzó en 1959?

En todo caso, aun temiendo aguar el entusiasmo de la ministra por esta recién concedida "libertad" de contratación, será bueno explicarle por qué las empresas estatales no deben pagar "como si fueran" empresas privadas.

Riesgo

Los empresarios privados se juegan su capital, por eso, antes de actuar sopesan ganancias y riesgos, su objetivo es tanto ganar como no perder.

Pero si quien administra una empresa estatal aumenta su beneficio cuando la empresa gana más, y no pierde mucho si esta fracasa, estará incentivado para acometer inversiones muy riesgosas, pues, normalmente, a más riesgo más beneficio, pero mayor probabilidad de desastre.

Deudas por pagar

Los administradores estatales tienen ahora una razón más para acumular impagos bajo el acápite "Deudas por pagar", y preferir repartir —y repartirse— dividendos, haciendo malabares para inflar los beneficios del periodo en los registros contables.

Descapitalización

Cada vez que el administrador de una empresa estatal tenga que comprar nuevo equipo de capital, reponer el antiguo o dar mantenimiento al existente, caerá en cuenta de que, esos expendios, pueden postergarse y "seguir tirando" con lo que hay sin que la empresa tenga grandes desembolsos de un dinero que estaría mejor en su bolsillo, a modo de dividendo o más salario.

Corrupción

Fomentar el ánimo de lucro personal puede incitar a los avispados administradores estatales a elucubrar que, en vez de ahorrar recursos de la empresa para repartirlos en forma de dividendos y salarios entre todo el personal, les sería personalmente más beneficioso contratar MIPYMES o cuentapropistas que presten servicios externos a la empresa, pagarles generosamente bien, y luego, recibir coimas por debajo de la mesa.

Precios

Teniendo en cuenta que mientras más alto sea el precio de venta más ingresa una empresa monopolista, como son muchas empresas estatales, los directivos intentarán subir los precios de venta a costa de una sociedad sin opción de libre mercado.

Fichas de costo

Si la administración no actualiza las fichas de costo de su producción, puede, durante cierto tiempo, operar declarando costos inferiores a los reales, lo que generaría remuneraciones extraordinarias.

Déficit fiscal

El problema macroeconómico más serio de la economía cubana —aparte del castrismo— es el déficit fiscal, que crece junto con el aumento de los salarios de las empresas estatales. Hasta el momento, el 18% de trabajadores empresariales estatales están cobrando bajo este sistema de salarios sin límite, y el 39% de ese sector ya recibe dividendos, obteniendo así más remuneración de lo que ganarían normalmente, lo que alimenta el déficit fiscal y la inflación.

¿Dónde está el resultado productivo de tal avalancha monetaria? Dice la ministra que todos, ¡todos!, han aumentado su productividad y ventas. ¿En serio? ¿Y que habrán producido porque las tiendas están igualitas?

Injusticia comparativa

El sector estatal de la economía incluye la parte burocrática, las fuerzas de seguridad, el aparato legal, educación y salud pública y mucho más, ninguno tiene salario descentralizado ni puede cobrar dividendos.

Incluso dentro del sector empresarial, solo tienen acceso a mayor remuneración los trabajadores directamente implicados en la producción, los de apoyo, según Resolución 1/2022 del Ministerio de Trabajo, no pueden entrar en el reparto de dividendos.

Además, empresas gigantescas como CUPET o ETECSA, sin explicar por qué y aun cuando sus trabajadores lo demandan, no se han sumado a esta modalidad de salarios y dividendos porque, al fin y al cabo, ya son muy rentables para el castrismo.

¿Qué efecto tendrá sobre esos trabajadores, muchas veces más capacitados que un soldador o un agricultor, ver como aquellos cobran cuatro y cinco veces más que ellos?

Los anteriores, son ejemplos de las consecuencias perversas que se provocan cuando la empresa estatal trata de imitar a la privada, debido a que los incentivos que generan las remuneraciones difieren en cada una según los términos de propiedad.

Intentar esta surrealista metamorfosis para conseguir un estéril engendro mixto y aparentar que las cosas están cambiando, es otra manera de estafar a los cubanos, que seguirán despertando cada mañana más asustados que el Gregorio Samsa de la historia de Kafka, preguntándose, inertes, cuando acabará su pesadilla.

Por: RAFAELA CRUZ

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