SAN JOSÉ.-JOSUÉ BRAVO
Especial
El presidente de Nicaragua, en busca de un cuarto mandato, enciende las alarmas al asegurar que no se permitirán observadores internacionales en las elecciones
SAN JOSÉ.-JOSUÉ BRAVO
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El líder y candidato eterno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el actual mandatario Daniel Ortega, no dio tregua a la observación electoral independiente internacional para el sufragio presidencial y de diputados del próximo 6 de noviembre en Nicaragua.
El Congreso Nacional Sandinista eligió como candidato presidencial a Daniel Ortega, la séptima nominación en 32 años del exguerrillero de 70 años que gobierna con mano dura el país.
Ortega gobernó por primera vez Nicaragua de 1985 a 1990 y perdió tres elecciones seguidas hasta que retornó al poder en 2007. Aunque la Constitución se lo prohibía, logró reelegirse en 2011 mediante una polémica resolución del Poder Judicial.
El actual mandatario se postula a un cuarto mandato presidencial, el tercero de forma consecutiva, situación que los opositores han criticado por considerar que se está "engendrando un nuevo régimen dinástico".
“Observadores sinvergüenzas. Aquí se acabó la observación, que vayan a observar a otros países”, dijo Ortega en su discurso ante el Congreso que dominan él, su esposa Rosario Murillo, familiares cercanos y funcionarios leales.
“Ahí no hay observación, ni Unión Europea ni OEA, que se vaya a pronunciar… Ellos saben que en Nicaragua se enfrentan a un pueblo que tiene vocación antimperialista”, añadió el líder eterno de los sandinistas en Nicaragua ante un numeroso grupo de congresistas de su partido.
“Que se olviden de estar pidiendo cuentas los embajadores intervencionistas a los poderes del Estado. No sigan llamando. Llaman a magistrados, llaman a diputados, ¿quién los controla a ellos? (…) Venía [en las elecciones de 2006] un embajador del imperio español y venía, y en su embajada reunía a las fuerzas de la derecha para que se unieran y derrotaran al FSLN”, dijo Ortega.
Las reacciones contra el discurso de Ortega no se hicieron esperar en redes sociales. “Un Ortega atemorizado, sin nada que ofrecer más que palabrería, amenazas y pataleos. Sabe que se le acabó su tiempo”, escribió en su cuenta de Twitter la excomandante guerrillera y disidente del sandinismo de Ortega, Dora María Téllez.
En su cuenta de esta misma red social, el presidente del opositor Partido Liberal Independiente (PLI), Eduardo Montealegre, le recordó al “compañero, presidente y comandante” Ortega, que la “Ley Electoral establece observación electoral, por lo tanto Ortega pide [ordena] que el CSE (Consejo Supremo Electoral) viole la Ley. Desobediencia”.
La intriga en Nicaragua se centra ahora en quién será el vicepresidente que acompañe a Ortega, cuya edad genera suspicacia entre los opositores. El Congreso Nacional Sandinista le delegó esa facultad al candidato, quien muy probablemente sería electo en noviembre para completar 21 años de mandato, sin contar los cuatro años entre 1980 y 1984 que fue coordinador de la Junta de Gobierno que dirigió el país.
Actualmente lleva 15 años en el poder (interrumpido de 1990 a 2006) y solo José Santos Zelaya (1893 – 1909) y Anastasio Somoza García (1937-1947 y 1950-1956) lo superan con 16 años de mandato.
Ortega ya superó a Anastasio Somoza Debayle, a quien el FSLN derrocó en 1979, que gobernó el país 10 años.
El acto de la séptima postulación de Ortega se desarrolló en un viejo centro de convenciones ícono del sandinismo, en total hermetismo y solo difundido en vivo por la red social de Facebook. La votación fue a mano alzada.
Además de atribuirle la potestad de elegir a su vicepresidente, el Congreso de su partido le delegó la facultad de elegir candidatos a diputados a la Asamblea Nacional y al Parlamento Centroamericano.
“No sé cómo le pueden llamar a eso congreso. Es una reunión de levanta manos. Ni se sabe quiénes son los delegados [porque] todos son mudos, ninguno habla. Lo tienen prohibido”, critica la comandante guerrillera y exdiputada Mónica Baltodano en la prensa nacional.
“Lo que hoy vemos es una corte que va a dar supuesta legalidad a algo que no la tiene. En realidad, no existe el Frente Sandinista. Lo que hay es un aparato del comandante Ortega y Rosario Murillo para controlar todo hacia abajo [de la estructura partidaria]”, añadió Baltodano.
La incógnita sobre quién acompañará en fórmula a Ortega sigue creciendo en Nicaragua. Según la última encuesta de la firma Cid Gallup, el 50 % de la población considera que “no es buena idea” una posible candidatura a la vicepresidencia de la primera dama, Rosario Murillo.
El sociólogo Oscar René Vargas, otrora aliado de Ortega, y el diputado disidente del sandinismo del mandatario, Víctor Hugo Tinoco, consideran que al mantener un control absoluto de las estructuras partidarias, “el candidato, presidente, comandante y compañero del pueblo”, favorecerá a alguien que le garantice poder llevar a cabo una sucesión dinástica.
El actual vicepresidente de Ortega es el general del ejército en retiro, Omar Halleslevens, un leal a la familia gobernante, pero que no le garantiza una sucesión dinástica.
Aunque la encuesta no favorezca a Murillo, su candidatura a la vicepresidencia no es del todo descartable en el país donde popularmente la gente ironiza con que el corcho se hunde y el hierro flota en el agua.
La oposición especula, además, de una supuesta candidatura vicepresidencial de Laureano Ortega Murillo, el hijo refinado de la pareja presidencial, de 33 años, que ocupa altos cargos en el Gobierno y para lo cual, según algunos analistas, Daniel y Rosario se preparan para sucederlos en el poder.
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