MIAMI.- El economista Javier Milei llegó a la presidencia de Argentina con una altísima popularidad y el propósito de sacar de la crisis económica a ese país. Sin embargo, a juicio del parlamentario del Mercosur, Álvaro Lamadrid, hay otro frente que Milei no debe desconocer: la corrupción.
En entrevista exclusiva con DIARIO LAS AMÉRICAS, Lamadrid afirmó que está de acuerdo con Milei en la necesidad recuperar el déficit fiscal, ordenar el Estado y sanear la economía, pero —en su opinión— también es perentorio “perseguir a los corruptos y a los ladrones que saquearon a la Argentina”.
El legislador del Mercado Común del Sur (Mercosur) y exdiputado argentino sostuvo que con esa política gubernamental de “no perseguir a nadie”, Milei estaría causándole daño a su popularidad y “consagrando la impunidad”. Además, dijo, el mandatario no estaría “buscando consenso con fuerzas afines”, mientras el kirchnerismo guarda silencio para luego “ir por él”.
- Desde su punto de vista, ¿cuál es la radiografía que se le puede presentar al mundo de lo que es hoy Argentina y lo que está haciendo el presidente Javier Milei?
Mi mirada es muy clara y tiene que ver con una lucha histórica que hemos dado contra el kirchnerismo. He sido el primer denunciante de hechos de corrupción que involucraban al expresidente Néstor Kirchner y a la exvicepresidenta Cristina Kirchner, que se apoderaron de terrenos fiscales del sur sobre los que construyeron hoteles, que llevaron adelante un engranaje de lavado de dinero y corrupción muy sostenido en el tiempo, lo que el fiscal [general Diego] Luciani ha denominado una organización piramidal de corrupción. Hemos sostenido que vemos muy bien la forma cómo ha explicado el presidente Milei la catástrofe económica del país, pero vemos con mucha preocupación que él habla de los efectos de la crisis económica, de la inflación, de las variables macroeconómicas, pero no habla con mucho énfasis de los responsables de esta situación, que es la hipercorrupción que saqueó a la Argentina y que quebró el Estado. He viajado por Estados Unidos, de mi propio peculio, porque he sido invitado por fundaciones para hablar de la situación de la Argentina, tanto en Miami como Washington. Entre los temas de la agenda les dije que la corrupción es la partera de todas las desgracias que estamos viviendo en la Argentina y, en particular, hay que poner en contexto la inactividad que está llevando adelante el ministro de Justicia [de Argentina], Julio Varona, que ha dicho que él viene a pacificar, que no viene a perseguir a nadie, que no viene a buscar delitos. Me preocupa que la sangre, el sudor y las lágrimas que les está pidiendo el presidente Milei a los argentinos, que la están pasando muy pero muy mal, no sea acompañada de medidas ejemplificadoras para que no haya impunidad en la Argentina y se recupere lo robado, y esto no es así. El presidente se va a hacer mucho daño a sí mismo y puede caer su popularidad, si va a quedar en nada su propuesta de campaña de luchar contra la casta política corrupta que nos trajo hasta acá, y hasta va a fortalecer, paradójicamente, al grupo criminal del kirchnerismo que tanto daño nos ha causado.
-Apenas se acaban de cumplir tres meses del gobierno de Milei. ¿Es tiempo suficiente para que el presidente haya tomado esas acciones que usted señala?
No es tiempo suficiente para arreglar la economía. En eso le doy crédito al presidente y mi visión es acompañar los cambios profundos, terminar con el déficit fiscal, ordenar el Estado, sincerar y sanear la economía. Pero sí es tiempo suficiente para que el Estado hubiese mostrado, cosa que no podemos decir que esté ocurriendo, una voluntad nítida, clara y contundente de ir contra la corrupción, que es lo que asoló a la Argentina. Hay ejemplos muy contundentes en los cuales uno no podría estar esperando resultados, pero sí un accionar que hoy no vemos. El presidente ha desactivado nichos de corrupción en distintas dependencias del Estado. Ha cerrado unos derechos de importación que había promovido Sergio Massa, el anterior ministro de Economía y candidato a presidente, por los cuales, a través de todo un andamiaje de corrupción, habían birlado al Estado más de 30.000 millones de dólares y el presidente pidió terminarlos. Eso nos pareció bien, pero no hay ninguna denuncia desde el Estado por alguna irregularidad, no hay ningún denunciado, ningún sumario administrativo en el cual se deslinden las responsabilidades. También por el desfalco del Banco Central, el ‘Plan Platita’ de Massa para llegar con chance a las elecciones, no hay formulada ninguna denuncia penal. El más importante de todos los ejemplos, al que le he puesto mucho énfasis, es un tema del cual no se habla mucho en la Argentina, pero que suscitó mucho interés en Estados Unidos en nuestra gira y es el juicio del YPF [expropiación de esa compañía durante el gobierno de Alberto Fernández], que se está tramitando en tribunales de Nueva York y en el que la jueza casi ha ordenado embargos por un valor de 16 mil 100 millones de dólares y, mediante un ardid, hay un grupo mafioso que pretende cobrar esa millonaria cantidad dentro de este caso que es el mayor fraude en la historia de la Argentina. ¿Qué ha hecho el presidente con esto? Yo le he llevado personalmente a la Casa Rosada una propuesta para recuperar lo robado y evitar este ardid. El presidente lo único que ha hecho es manifestar su voluntad de pago y de hacerlo rápido, incluso con un impuesto a los argentinos para pagar esa millonada de dólares.
Milei - argentina AP
El mandatario argentino Javier Milei reafirma su decisión de realizar fuertes cambios económicos.
AP
-Según lo que usted plantea, ¿podríamos estar ante una política gubernamental de ‘borrón y cuenta’?
Sí, claro. El presidente y el gobierno lo dicen abiertamente, y esta es la principal discordancia que tengo con el presidente. Él ha dicho en su discurso de asunción que no viene a perseguir a nadie. Y lo he dicho en muchos medios y lugares que él está equivocado. El presidente tiene que perseguir a los corruptos y a los ladrones que saquearon la Argentina. Aquí vemos que se está consagrando la impunidad. La Argentina no necesita solamente mejorar la situación económica, también necesita determinar los responsables, con nombre y apellido, de la mayor tragedia de corrupción que asoló al país, que paguen por sus delitos, recuperemos lo robado y le pongamos el cascabel al gato. Otro ejemplo es que el presidente ha ido a Davos y le ha dicho al mundo, en resumen, que lo que ocurre en la Argentina es culpa del comunismo. Esto es una cuestión abstracta, una entelequia. A los argentinos no nos robó Stalin, Lenin, Trotsky o Nikita Khrushchev, a los argentinos nos robó Néstor Kirchner, Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa.
-Sabemos que Milei llegó al poder, pero tiene muy bajo respaldo legislativo. Desde su punto de vista, ¿no tocar a la clase política que ha gobernado por tantos años en Argentina podría verse como una estrategia para no ir en contra de aquellos que siguen con representación en el Congreso de la Nación?
Si esa es la estrategia, es una estrategia calamitosa, además carente de ética. ¿Por qué digo que es calamitosa? Porque termina mal. Porque nada bueno va a salir de querer pactar con el pasado que lo trajo hasta acá. Es querer apagar un incendio con fuego. El presidente en vez de buscar consenso con fuerzas afines, que podrían ser las de Juntos por el Cambio, que no son del kirchnerismo, a esos sectores los agrede, los maltrata, los responsabiliza del problema, los insulta y les dice que le están pidiendo coima para aprobar ciertas leyes. Mientras tanto, el kirchnerismo guarda silencio, un silencio que parece comprado, y que busca esperar que la situación del descontento social o la grave crisis económica, que se ha agudizado desde que asumió la presidencia Milei, termine bajando la popularidad del presidente y después van a ir por él.
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