BRASILIA.- Las multinacionales brasileñas salpicadas por un escándalo de carne adulterada aseguraron este sábado que la calidad de sus productos no está en cuestión, mientras crece el temor entre la población de encontrar alimentos en mal estado en las góndolas de los supermercados.
Una investigación de dos años destapó el viernes un esquema corrupto en el que inspectores sanitarios supuestamente recibían sobornos para autorizar la producción de alimentos no aptos para el consumo.
Se emitieron 27 órdenes de prisión preventiva y al menos tres frigoríficos fueron clausurados este viernes, uno dedicado al sacrificio de pollos (del grupo multinacional BRF) y dos de la empresa local Peccin que fabricaban mortadelas y salchichas, precisó el ministerio de Agricultura.
Otros 21 establecimientos están bajo investigación y el ministerio de Agricultura apartó de su cargo a 33 funcionarios involucrados en el esquema.
Las autoridades no especificaron en qué instituciones se constataron los productos irregulares, pero afirmaron que en frigoríficos de pequeño porte se detectó el uso de "productos cancerígenos para maquillar el aspecto físico del producto averiado, el olor", según dijo el comisario Moscardi Grillo en una conferencia de prensa en Curitiba (sur), desde donde se dirigió la operación.
Además de la gigante BRF (dueña de las marcas Sadia y Perdigao), entre las empresas investigadas figura JBS, líder mundial en el mercado de carne, dueña de las marcas Big Frango, Seara Alimentos y Swift, entre otras.
"En el despacho de la Justicia Federal que desató la operación, no hay ninguna mención a irregularidades sanitarias o a la calidad de los productos de JBS y sus marcas", afirmó JBS en un comunicado que ocupaba una página entera en el periódico impreso O Globo.
FUENTE: AFP