Hace aproximadamente cuatro años que el periodista independiente Iván García no tenía evidencias de que las fuerzas represivas del régimen de La Habana anduvieran tras él.
Al menos no había recibido alguna señal, hasta que un trabajo reciente de su autoría publicado en Martí Noticias, bajo el título “Para lanzar el 3G, ETECSA espera el "OK" de los servicios técnicos de contrainteligencia”, al parecer disparó las alarmas de quienes desde un departamento de análisis de la “prensa enemiga”, monitorean todo cuanto haga referencia a noticias de la isla, publicadas en el exterior.
Tres personas por separado que en algún momento habían tenido una conversación telefónica con García, o le han servido como fuente para algunos de sus artículos, fueron llamadas para ser interrogados y amenazados, previa advertencia de que “Iván García es un contrarrevolucionario al que hace cinco años estamos investigando”.
A una de ellas, antes de la citación, de manera sospechosa, la separaron de su puesto de trabajo; a otros dos les amenazaron con “castigos” diferentes, desde aplicarles leyes inscritas en el código penal, hasta abrirles expedientes de peligrosidad por delitos presupuestos, pero siempre con métodos encaminados a desmoralizarlos, como suele ocurrir con todo aquel que se atreve a retar el guion oficialista.
García recuerda que durante los diez primeros años de su labor como periodista independiente, el acoso de la policía política y los agentes de la seguridad contra él y otros colegas era “perenne, con arrestos innumerables e interrogatorios”.
“Con el tiempo cambiaron la estrategia y la represión se hizo selectiva, tanto con los periodistas como con los disidentes. Incluso como táctica, puede que los agentes del régimen intervengan un lugar, arresten a unos y otros no, con el propósito de sembrar la duda de que alguno del grupo pueda ser informante y así consiguen dividir y desarticular a la oposición”, explicó.
“Pero también es cierto que desde diciembre de 2014, paralelo al anuncio del deshielo entre EEUU y Cuba, los personajes más extremistas, los llamados ‘talibanes del régimen’, han ido siendo ubicados en los puestos clave del Gobierno, porque en la medida que discretamente cobra fuerza el sector privado y se acerca la fecha en la que Raúl Castro anunció se retiraría del cargo, quizás la mejor forma que encuentran para mantener la dictadura, aun en sus últimos estertores, es reforzando los mecanismos de represión”, amplió.
García asegura que a personas como él, cuyo trabajo es conocido internacionalmente después de 21 años de ejercicio (reporta para medios como DIARIO LAS AMÉRICAS, Martí Noticias, Hispanopost y otros), las fuerzas represivas les aplican métodos diferentes.
“No me molestan directamente, lo hacen a través de terceros, con amigos, vecinos o personas que suponen me sirven de fuente de información para mis reportes. También intentan aislarme, asesinar mi reputación, poniendo en duda mis principios morales o queriendo crear duda de la procedencia del dinero con que vivo y sostengo a mi familia”.
“Lo que más me molesta es que intenten utilizar a otras personas, por eso reitero que si quieren saber de mí [la seguridad del estado], deben citarme”, añadió.
Las crónicas escritas por Iván García son piezas que describen la cotidianidad de su país, de temas y sectores que la prensa oficialista no reseña y los medios extranjeros acreditados en la isla no suelen abordar.