
"Llegamos a concluir, como familiares de presos políticos, que hay tanto retardo procesal porque en realidad no hay pruebas contundentes para juzgarlos y condenarlos", dijo Sandra Hernández.
Sandra Hernández, esposa del sargento mayor de tercera de la Guardia Nacional (GN) Luis Bandres, preso político del régimen de Nicolás Maduro, considera que el retardo procesal en la causa de su pareja se debe a que no hay pruebas contundentes para juzgarlo.
Durante una entrevista que ofreció al diario El Nacional, Hernandez comenta cómo son las requisas que los efectivos de seguridad le hacen a ella y a sus hijos pequeños. Relata que tanto ella como los niños son sometidos a "un trato abusivo e invasivo", al punto que ha tenido que defender a los pequeños porque los funcionarios los han tocado de manera inapropiada.
"Pasas al cuarto. Te tienes que quitar la ropa. Te revisan el relleno del sostén, que no tengas nada allí, tienes que bajarte el pantalón, la ropa interior, agacharte. Te revisan los zapatos, las medias. Es un trato abusivo e invasivo", dijo.
"Me siento degradada. Un día te ve una custodia, otro día te ve otra, y así. Si son 15 custodias que están de guardia, son 15 que te van a ver. Muchas veces te ven con desprecio porque eres familiar de un preso", añadió.
Bandres fue detenido el 21 de enero de 2019 por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana y de las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana cuando lideraba el alzamiento militar del Comando Escuadrón Montado, en San José de Cotiza. Ese día hizo un llamado por las redes para que la gente lo apoyara, pero solo unos pocos vecinos del lugar llegaron hasta las puertas del comando. A él se le imputaron los delitos de sustracción de efectos de la Fuerza Armada, rebelión, ultraje contra el decoro militar y traición a la patria.
"Estamos en el limbo, no sabemos una fecha en específico, y eso es desesperante. Ves que hay personas que tienen tantos años y ni siquiera tienen una fecha. ¿Si ellos que tienen cuatro, cinco años no tienen fecha de juicio, qué quedará para nosotros?", dijo Hernández.
Tres días después de su detención, el 24 de enero de 2019, Bandres fue presentado en tribunales. La audiencia preliminar fue en marzo, y en julio pasó a juicio. Desde esa fecha, no se le ha vuelto a presentar en tribunales.
"Llegamos a concluir, como familiares de presos políticos, que hay tanto retardo procesal porque en realidad no hay pruebas contundentes para juzgarlos y condenarlos", dijo.
Cuartos de tortura
Hernández relató que durante la reclusión, su esposo fue encerrado en una celda de tortura llamada el "Cuarto de los Locos". “Lo esposaron, lo colgaron de cabezas y lo empiezan a golpear. Durante las golpizas, él se desmayaba, lo mojaban y luego lo electrocutaban para despertarlo y lo continuaban golpeando con bates, manoplas de metal y cadenas”, contó.
Esas torturas tenían la finalidad de que Bandres responsabilizara al presidente encargado Juan Guaidó, junto a Julio Borges, Leopoldo López y María Corina Machado de financiar un golpe de Estado. Agregó que su esposo se negó, lo que le costó que le quitaran el alimento por cinco días. Luego, fue llevado a la cárcel de Ramo Verde, donde estuvo en una celda de castigo durante 15 días.
“El 15 de febrero de 2019 es una fecha que jamás olvidaré; cuando lo vi, por primera vez tras su aprehensión, no lo reconocía. Estaba superdelgado, tenía cicatrices en la cara, tenía marcas en las manos, no las podía mover bien”, cuenta Hernández, con la voz entrecortada", relató Hernández, reseñó El Nacional.
Valiente por alzar su voz
Hernández considera que su esposo es "un valiente". "Su motivo (para el alzamiento) fue la situación tan dura, el sueldo que no alcanza, había mucha escasez de comida y medicamentos. Mi hijo y su hermana son autistas, necesitan medicamentos. La niña necesita anticonvulsivos, no se conseguían y convulsionaba. Ya estaba cansado de esto.
Expresó que los militares tienen claro que ellos pueden ser las próximas víctimas del régimen, y por eso no se atreven a desconocer a Maduro.
"Lamentablemente, el miedo se apodera de ellos y del alto mando. La pequeña cúpula que sostiene a Nicolás Maduro lo hace por el dinero, más nada, porque ni siquiera se tienen confianza entre ellos mismos" indicó.
A Maduro, le dice que "nos deje ser felices, que nos deje estar en paz". "Una paz real, no esa paz que él menciona, pero que tras las cámaras nos tortura y asedia como pueblo. No le voy a decir que se ponga la mano en el corazón porque para nosotros queda demostrado que eso no está dentro del régimen, no existe".