MIAMI.- Dagoberto Valdés, intelectual cubano que en 2007 fundó el proyecto Convivencia y la revista del mismo nombre, fue citado el miércoles 19 de octubre por la policía política cubana, supuestamente para ser interrogado.
MIAMI.- Dagoberto Valdés, intelectual cubano que en 2007 fundó el proyecto Convivencia y la revista del mismo nombre, fue citado el miércoles 19 de octubre por la policía política cubana, supuestamente para ser interrogado.
Sin embargo, aunque el también fundador del Centro de Estudios Convivencia (CEC), acudió a la cita de la autoridad policial, la entrevista o interrogatorio para el que fue llamado, presuntamente por asuntos legales, no se dio.
Valdés se presentó al llamado, en la sede de la Seguridad del Estado en Pinar del Río donde radica el activista, en compañía de algunos miembros del equipo, en el kilómetro 4,5 de la carretera a San Juan.
“Al llegar a la sede, entregué la citación a una recepcionista que me pidió que esperara, tres minutos después salió quien se identificó como oficial de guardia a cargo de la Unidad, me invitó a entrar a una oficina y de pie, me pidió la cita. Allí me informó que el teniente coronel Osvaldo (como es usual, no mencionó su apellido), con el que tenía que entrevistarme, había tenido que salir de forma imprevista de la provincia y que me podía retirar”.
Un dato curioso, acotó Valdés, fue que al despedirse, el oficial le dijo: “Que Dios le bendiga”. A lo que el líder religioso le respondió: “Y a usted también, hermano”.
“Estos son los hechos tal como los he vivido. Ofrezco a Dios todo por el bien de Cuba, de su Iglesia y de Convivencia. Aprovecho la ocasión para agradecer de todo corazón la inmensa solidaridad recibida de amigos y hermanos de muchos países e instituciones, así como las oraciones de pastores y hermanos de diferentes confesiones religiosas”, escribió Valdés en su página personal del Facebook.
Para Valdés la citación fue un mecanismo para intentar coaccionar la labor que realiza el CEC. El líder cívico ha dicho que no tiene ningún temor y que continúa con su compromiso y actividades concebidas para “promover la inclusión y el protagonismo de todos los cubanos. Pensar el hogar nacional que deseamos, y contribuir a la reconstrucción de la persona humana y del tejido de la sociedad civil. Tres grandes desafíos para nuestra nación”.
Hace menos de un mes, varios miembros de su equipo fueron sometidos a interrogatorios policiales. Y como resultado de citaciones, detenciones, operativos frente a sus viviendas y la suspensión del servicio telefónico, los activistas se vieron obligados a suspender un encuentro del módulo “Mi barrio es una comunidad”, que forma parte de uno de los programas de estudio del CEC.
“Un grupo proveniente de Cienfuegos pretendía asistir al curso, pero al llegar a la terminal de ómnibus de Pinar del Río, oficiales de la policía política los interceptaron y les dijeron que no podían asistir al curso porque era una actividad contrarrevolucionaria. Los montaron en una patrulla y los llevaron hasta la autopista nacional, donde los embarcaron, por separado, en rastras de carga rumbo a La Habana, para que de allí regresarán como pudieran a su provincia de residencia. Esto, además de ser un acto de represión, evidencia que vivimos en un país donde el civismo, en vez de ser fundamental para el desarrollo de la sociedad, es algo nocivo”, declaró a Diario Las Américas Yoandy Izquierdo Toledo, miembro del consejo editorial de Convivencia.
En los últimos días ha sido denunciado el recrudecimiento de la represión contra periodistas independientes, blogueros, intelectuales, artistas y activistas cívicos que han levantado sus voces contra la falta de libertades y las carencias materiales, teniendo uno de sus puntos más álgidos en la zona de Baracoa donde el huracán Matthew arrasó con todo. Esa ciudad ha sido declarada por el régimen en Estado de Excepción a modo de controlar los movimientos de las personas allí y evitar el acceso a los medios de prensa que no sean oficiales.
En Cuba la palabra convivencia está censurada
El 8 de septiembre Convivencia publicó un editorial titulado “Un país donde la palabra convivencia está censurada”, a partir de una investigación del diario digital 14ymedio, donde se denuncia una lista de palabras y nombres propios censurados por la Empresa que tiene el monopolio de las Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA).
“Cuando en un país hay palabras censuradas algo se lesiona en su humanidad. Cuando se ejecutan palabras en un index medieval en pleno siglo XXI, algo anda muy mal en ese país”, afirma el editorial publicado en www.convivenciacuba.es/
Y prosigue: “Han sido censuradas palabras como convivencia, democracia, derechos humanos... Nombres de grupos de la sociedad civil como 14ymedio, Unpacu, Somos +, Damas de Blanco... Y nombres propios como José Daniel Ferrer, Yoani Sánchez, Berta Soler, y muchos más en las tres categorías: palabras, nombres de grupos y nombres propios.
¿Cómo será el presente y el futuro de un país donde se censura la palabra convivencia? ¿Qué señal se envía al mundo cuando se bloquea la palabra democracia, o se sataniza la frase derechos humanos? Prohibir palabras y hacer de ellas bloqueadoras de la comunicación es un crimen no solo contra los derechos humanos, sino contra la esencia de la humanidad”.
En marzo de 2007, el nuevo obispo de Pinar del Río decidió la extinción del Centro de Formación Cívica y Religiosa (CFCR) y la intervención de su revista Vitral en reunión efectuada en el Obispado de Pinar del Río con el equipo diocesano del Centro. A partir de ese hecho, Valdés creó el proyecto Convivencia, junto a algunos de los ex miembros de Vitral y varias personas que se sumaron, con una intención profundamente cívica e independiente a la Iglesia y el Estado.
El CEC tiene como propósito “la creación de pensamiento plural y de propuestas pacíficas para fomentar la inclusión, la participación ciudadana, la libertad de expresión, la justicia social y la democracia en el presente y el futuro de Cuba. Este objetivo debe acercarnos a la visión que tenemos de la Cuba por venir: Que seamos una nación libre y prospera, en la que sanemos el daño antropológico causado por el totalitarismo, alcancemos una educación para la libertad y la responsabilidad que supere nuestro analfabetismo ético y cívico, al mismo tiempo que ayudemos a tejer una convivencia fraterna y laboriosa que nos permita reconstruir el multicolor entramado de la sociedad civil cubana”.
Según expone el CEC en su página web: “Cuba ya cuenta con grupos políticos, activistas cívicos y otros actores sociales que buscamos el cambio que la inmensa mayoría de nuestro pueblo también busca por caminos pacíficos, sin embargo, son pocos los proyectos que, superando la inmediatez y la política en sentido estricto, se dedican a pensar, prever y proponer soluciones participativas, incluyentes y viables para el proyecto de nación que queremos construir entre todos, después del proceso de cambios”.