LA HABANA.- Dice llamarse Alejandro. Un mulato delgado, tímido, vestido con un jean azul claro, pullover con cuello azul prusia y zapatillas deportivas negras de corte bajo. En una mano, un portafolio oscuro.
LA HABANA.- Dice llamarse Alejandro. Un mulato delgado, tímido, vestido con un jean azul claro, pullover con cuello azul prusia y zapatillas deportivas negras de corte bajo. En una mano, un portafolio oscuro.
Habla en tono bajo y pausado. Parece un recién graduado de la escuela cubana de contrainteligencia. Según consta en la citación, su grado militar es de primer teniente.
El lugar de entrevista es la unidad policial Aguilera, en la barriada de Lawton, muy cerca de la Avenida Porvenir. Ya es habitual el procedimiento. La Seguridad del Estado suele citar a disidentes y periodistas sin mordaza [que ejercen de forma independiente] en recintos policiales.
Aunque no me dijo el motivo de la citación, probablemente tenga que ver con mis últimas notas periodísticas sobre la utilización próximamente del 3G y un reportaje sobre el estado de opinión de trabajadores y residentes en La Habana Vieja sobre la administración de la empresa militar GAESA en negocios que dirigía Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad.
Desde luego, las citas les sirven para intentar recopilar información y amenazar al entrevistado. No es nada nuevo para mí. En marzo de 1991 permanecí dos semanas en una celda tapiada de Villa Marista, cuartel general del Departamento de Seguridad (DSE). Me acusaban de "propaganda enemiga", pero no llegué a ser enjuiciado.
Después, durante unas horas o días, en calabozos de la 10ma. Unidad, en la Avenida de Acosta, 10 de Octubre. Varias citaciones de la policía política a fines de los 90 y principios del 2000. En octubre de 2008, una detención de 12 horas en la unidad de Zanja y Lealtad, Centro Habana. Y en agosto de 2010, una citación de la Contrainteligencia en una unidad especial de las fuerzas armadas, en Rancho Boyeros.
Lo novedoso en este caso, es que antes de citarme a mí directamente, como ahora han hecho, citaron a varios amigos del barrio para recabar información sobre mi persona, intimidarlos con el argumento que me ofrecen información o que violan ciertas leyes y, al final, pedirles que colaboren con los servicios especiales.
Ese modus operandis lo utilizaba la KGB soviética y la STASI de Alemania Oriental. Según el procedimiento, para el régimen lo ideal es que existan dos o más informantes en cada barrio y un oficial de contrainteligencia cada 50.000 habitantes.
Las líneas maestras de trabajo operativo de la Contrainteligencia en estos momentos las dirige Alejandro Castro Espín, único hijo varón de Raúl Castro, quien funge como mandatario cubano tras ser elegido a dedo por su hermano, el fallecido exgobernante Fidel Castro.
Desde siempre, los hermanos Castro han diseñado las estrategias a seguir y han autorizado cada paso de la Seguridad del Estado. Quienes integran este cuerpo represivo no se mandan solos.
En el actual contexto, crisis en Venezuela que ha recortado en un 40% los suministros de combustible a la isla, la recesión económica que puede agudizarse debido al déficit de petróleo, la llegada a la Casa Blanca de alguien tan impredecible como Donald Trump, que ha amenazado con anular los acuerdos logrados entre EEUU y Cuba tras el 17 de diciembre de 2014 y el cambio de Ggobierno que hipotéticamente debiera efectuarse en la isla en febrero de 2018, el farolillo rojo dentro del ejecutivo verde olivo y los servicios secretos se ha encendido.
Las detenciones exprés han aumentado. La violencia física hacia las Damas de Blanco no se detiene. Y el acoso, amenaza y ocupación de medios de trabajo a periodistas libres se ha multiplicado.
En el caso de la prensa alternativa, no les importa que tengan diferentes posturas ideológicas. Reprimen igual a un periodista abiertamente anticastrista como Henry Constantín, un bloguero neo comunista como Harold Cárdenas o un periodista extranjero con familia en Cuba como Fernando Rasvberg.
Para los opositores políticos, la represión también ha aumentado. Los más contestatarios son golpeados e injuriados. A los que apuestan por insertarse legalmente en mecanismos legales, como Candidatos por el Cambio y Otro 18, se les reprime igual.
No hay distinción ideológica. El pensamiento liberal sin autorización de la junta militar en el poder es castigado. Mañana me toca a mí sostener una entrevista con oficiales de la contrainteligencia.
Prometo matenerlos informados.
FUENTE: Especial