Brasilia.- El presidente brasileño, Michel Temer, encabezó este miércoles por primera vez el Desfile del Día de la Independencia, que los simpatizantes de la exmandataria Dilma Rousseff, destituida la semana pasada, convirtieron en una jornada nacional de protestas.
La celebración de los 194 años de la Independencia de Brasil de la corona portuguesa fue aprovechada por los partidarios de Rousseff para manifestar su rechazo al juicio político que siete días atrás la despojó del mandato por un irregular manejo de los presupuestos.
La vacante dejada por la destitución de Rousseff fue ocupada por Temer, su antiguo vicepresidente, que asistió por primera vez a un acto de masas desde que ocupa el poder y escuchó tanto aplausos como abucheos, aunque estos últimos fueron más ruidosos.
Temer se presentó en la Explanada de los Ministerios, céntrica avenida de Brasilia en la que se realizó el desfile, acompañado por su esposa, Marcela Araújo Temer, y por razones no aclaradas en forma oficial escogió para la ocasión un automóvil blindado, que lo aisló en parte de las protestas.
El nuevo presidente dejó así atrás una tradición, según la cual en esta fecha los mandatarios brasileños desfilan en un Rolls Royce "Silver Wraith" sin capota, que dejó de fabricarse en 1958 y fue donado a Brasil por la reina Isabel II de Inglaterra en 1953.
A lo largo de los tres kilómetros que recorrió de la Explanada de los Ministerios, el paso del vehículo en que se trasladaba Temer fue aplaudido pero también abucheado por muchas de las cerca de 30.000 personas que se congregaron para asistir al desfile.
Algunos coreaban "Fuera Temer", un grito que se ha convertido en lema para los partidarios de Rousseff, quien la víspera abandonó definitivamente Brasilia y regresó a Porto Alegre, en el sur del país, donde tiene su residencia particular.
Otros aplaudían y gritaban "nuestra bandera jamás será roja" y "fuera comunistas", frases que ya se habían escuchado en muchas de las manifestaciones que en los últimos meses respaldaron el juicio político contra la socialista Rousseff.
El ministro de la Presidencia, Eliseu Padilha, fue el único miembro del Gobierno que comentó las manifestaciones contra Temer, que consideró propias de un régimen democrático.
"No hay democracia si no hay libertad de manifestación", declaró el ministro a periodistas cuando concluyó el desfile militar.
Una vez que se retiraron las autoridades y la Explanada de los Ministerios se vació de tanques y militares, unos 3.000 activistas de izquierdas ocuparon los espacios y marcharon por la avenida para exigir un adelanto de las elecciones presidenciales previstas para 2018.
El anticipo de esos comicios fue planteado por Rousseff durante los últimos días del juicio político bajo el argumento de que el Gobierno de Temer "es ilegítimo", que fue repetido por quienes protestaron en Brasilia y en otras ciudades del país.
Pese a que fue rechazada en un principio por el Partido de los Trabajadores (PT), de Rousseff, ahora esa propuesta ha sido adoptada por esa formación, aunque su viabilidad es prácticamente nula, pues una alteración del cronograma electoral debería ser aprobada por un Parlamento en el que los partidarios de Temer tienen franca mayoría.
La manifestación más numerosa se realizó en Sao Paulo, donde la policía no calculó el número de asistentes, que según dijeron los organizadores llegó cerca de las 20.000 personas, que tomaron parte de la céntrica avenida Paulista con su protesta contra Temer.
En Río de Janeiro, militantes del PT y otras formaciones del arco de izquierdas ocuparon las calles del centro de la ciudad y, como en todos los casos, la manifestación transcurrió en forma pacífica y sin mayores incidentes.
FUENTE: EFE