CAMILA MENDOZA
@camila_mendoza
Corría el año 2004 cuando Boncó se sentó en la playa de Sitges, en Cataluña, y le pidió a Yemayá (deidad de la religión yoruba) que lo ayudara a cumplir el gran sueño de su vida. “Mirando al mar le dije a Yamayá: “Si esta no es la tierra donde tengo que estar para poder reunir a mi familia y triunfar, llévame por arriba del mar hasta donde tenga que llegar’”.
Y así, sin más, y con total naturalidad, al poco tiempo llegó a su puerta la oportunidad que le permitió sacar su primer ticket de avión a Miami. Han transcurrido 10 años desde su arribo y la bendición perdura. “Con el favor de Dios y el beneplácito de mi público”, me repite.
Poseedor de una fama que lo precedía desde Cuba, gracias a su participación en el programa Sabadazo, en el que compartía escena con Antolín El Pichón y el Carlos Otero, Boncó salió de la isla en 1999 con destino a España: “Quería conquistar nuevos públicos. Sentía que en mi país había tocado techo”.
Despedido como toda una estrella de rock y con apenas 28 años, el comediante dejó La Habana regalando autógrafos y arropado por abrazos y felicitaciones: “Me fui tan feliz... En el avión me movieron a primera clase, aterricé en cabina y unas horas más tarde, me vi caminando en las calles solo y como un completo desconocido”. Ese fue el shock más grande según revela. Pero solo el primer golpe, ya que luego vendría uno más fuerte, dormir en la calle.
“Mi familia en Cuba vivía mejor que yo. Todo el dinero que reunía lo enviaba para allá, estaba pasando tremendo trabajo en España. Nunca me olvidaré que el 21 de enero de 2001, el día de mi cumpleaños, lo pasé en la calle, en pleno invierno durmiendo en un cajero automático con un homeless”.
Acorralado por el hambre, la soledad y la necesidad de conseguir un techo, Boncó ejerció la prostitución y replanteó su camino hasta que pudo llegar a Miami. “Lloré mucho, pero esa etapa fue mi mejor escuela… en esta vida siempre hay que tener fuerza para empezar de nuevo”.
Simpático, lúdico y entregado, el comediante se esfuerza por compartir este café con la mayor tranquilidad posible y siempre sonriente, este gesto es su mayor mensaje.
“No sé si soy un buen actor, pero sí me considero una buena persona y eso es lo único que vale. Creo que hace falta más talento para ser buena persona que para ser artista. De eso me di cuenta después de varios golpes. Yo prefiero quedar como bobo y que me pasen las cosas a mí, a yo hacerle algo perjudicial a alguien. Soy un hombre que duerme con la conciencia tranquila y sonriente”, dijo.
Rostro permanente de TN3 y AQP (Agárrese Quien Pueda), ambos espacios transmitidos por América TeVé, el comediante continúa su gira Boncó Latin Tour 2015-2016, show en el que presenta su tradicional rutina de humor compuesta por exitosos monólogos entre los que destaca El hombre que es hombre, soliloquio que se volvió viral y que ya cuenta con millones de reproducciones.
“Soy licenciado en Construcción Civil pero mi pasión es ver a la gente reírse. Hacer la vida de las personas un poco más feliz. Siempre me he valido de la sonrisa porque viví y crecí en un barrio muy malo de La Habana, en el que siempre habían broncas y se hacía muchos business… ya sabes, pero en medio de eso siempre pude mantener la risa y el chiste”.
¿Cuál es su meta por cumplir?- le pregunté antes de despedirme.
“Mi gran sueño es tener mi propio programa como presentador, pero sobre todo como humorista. Ya lo tengo diseñado y es un proyecto que está escrito, así que sólo espero esa gran oportunidad para presentarlo”, reveló.
