sábado 15  de  noviembre 2025
PROFESOR UNIVERSITARIO

Congreso complejo en tiempos de reformas

Lo fundamental es que el 7º Congreso mostró las aspiraciones (se esté de acuerdo o no con ellas) por dónde piensan transitar en los próximos años, eliminando en ese sentido, no pocas dudas o especulaciones sobre lo que acontece

Diario las Américas | EUGENIO RODRÍGUEZ BALARI
Por EUGENIO RODRÍGUEZ BALARI

Es diferente especular antes de un acontecimiento, que luego conocer los resultados u otras realidades y sorprenderse. Con la clausura del 7º Congreso del Partido y los documentos conocidos, atrás quedó la especulación sobre los propósitos o nuevas proyecciones acerca de la reforma y la definición de un nuevo modelo político/económico.

Siempre he creído que una cosa son deseos y otras las realidades, aunque cierto es que nos conviene expresar los deseos; porque no se puede vivir sin aspiraciones y de esa manera tendemos a la búsqueda o realización de algo que nos satisface, resulta agradable o útil a uno y los demás.

Sin embargo deseos sólo son deseos y no siempre se convierten en realidades, aunque a decir verdad y en última instancia, expresar deseos siempre sirve de satisfacción o catarsis, porque muestran las aspiraciones con que marchamos por la vida.  

Pero en política para no vernos defraudados, analistas, partidarios de una u otra corriente de pensamiento o el ciudadano común; requerimos de valoraciones realistas y objetivas ante las circunstancias que ocurren; no hacerlo nos lleva a equivocaciones o a expresar simplemente deseos.

Algo de eso puede haber ocurrido respecto a la agenda, propósitos o resultados del 7º Congreso del Partido; porque en el informe central y resto de los documentos discutidos o aprobados en principio (ya que serán sometidos a la opinión de las bases del partido, UJC, organizaciones sociales y sectores de la ciudadanía); quedaron expuestas las intencionalidades sobre el país y el proceso de las reformas en curso.

No obstante es presumible que los documentos sufran modificaciones, además de las que impongan otras experiencias prácticas. 

Pero lo fundamental es que el 7º Congreso mostró las aspiraciones (se esté de acuerdo o no con ellas) por dónde piensan transitar en los próximos años, eliminando en ese sentido, no pocas dudas o especulaciones sobre lo que acontece o las proyecciones por donde marche el país.

Se conocieron antes del Congreso diversas conjeturas, donde no faltaron los que pensaron que el evento no se realizaría, u otros que no veían en el Congreso solución alguna a los problemas del país y arremetieron contra este.

Hubo criterios  que esperaban del Congreso el abandono del proyecto socialista, o que se frenaran las reformas.

No faltaron los que anunciaron que el partido renunciaría a transitar hacia un nuevo modelo económico y político, argumentando no haber condiciones para ello o existir fuerzas conservadoras que se oponían.

Un somero análisis les hubiera permitido valorar lo anteriormente dicho por Raúl Castro; cuando este expresó, que a él no lo habían electo jefe del gobierno para liquidar el socialismo. Siendo además impensable que frenara las reformas estimuladas por él mismo. 

El 7o Congreso reiteró un proyecto socialista, así como la voluntad de continuar avanzando en los cambios.

Hubo esperanzados en que las valoraciones realizadas por el presidente Obama en La Habana (dada su simpatía), no encontraran respuestas críticas entre la militancia, los académicos, intelectuales o la ciudadanía. Por lo que se conoce no fue así y era de esperar, dado el nivel político/ideológico y el compromiso de la militancia y otros sectores ciudadanos con el proceso. 

Incluso apareció un inusitado argumento, comentando que las autoridades cubanas buscarían subterfugios para no ratificar el interés en proseguir el proceso de normalización de relaciones con los EEUU, e impondrían condicionamientos al gobierno norteamericano para obstaculizar el mismo. 

El Congreso ratificó el interés en las relaciones con los EEUU, no obstante el reto que significan las intencionalidades expresadas por la administración norteamericana; pero el Partido comenzó a alertar su militancia, al pueblo y a colocar fuerzas en tensión para la confrontación ideológica.

Con más acierto otros valoraron que el Congreso reclamaría unas relaciones respetuosas sobre las competencias soberanas del país y así fue, pero manifestaron el deseo de afianzarlas, por vez primera, en normales, amistosas y fructíferas relaciones con el país vecino.

Era obvio que el Congreso expresara la posición de condena al embargo/bloqueo, la solicitud de la devolución del territorio de Guantánamo, o el fin de la subversión político/ideológica con apoyo gubernamental.

Tampoco faltaron ideas lanzadas en los medios, donde se expresaba el deseo que el sector económico estatal pasara a la propiedad cooperativa, a sectores privados o asociados a la inversión extranjera, lo que una parte del mismo y de acuerdo con la marcha del proceso puede llegar a ser factible de no accionar eficientemente.

El Congreso lo que hizo fue ratificar el papel esencial del sector estatal y mantuvo el rol complementario (sin subestimación), de los sectores emergentes en el marco de una economía mixta.

A las supuestas valoraciones sobre que la normalización de relaciones con los EEUU modificaría aspectos de la política exterior de Cuba; habría que decir que no sucedió así; al contrario se aprovechó el Congreso para reiterar el apoyo a gobiernos o situaciones políticas, con las que las autoridades de Cuba se identifican.

Entre lo dicho por Raúl Castro en su informe central, los delegados y las resoluciones del Congreso; se insistió en la necesidad de que en el marco del partido único era necesario ampliar y fortalecer la democracia; reiterando el respeto hacia la diversidad de criterios, aunque obviando desde el punto de vista político e institucional, otras variantes democráticas de carácter multipartidistas, al considerarlas representativas de la democracia burguesa ajenas al proyecto cubano.

Dieron a conocer en el conclave partidista, que las reformas económicas obligarían a reformar nuevamente la Constitución, aunque ello se dejó pendiente para más adelante.

Reafirmaron ante la población cubana y opinión pública internacional, que la normalización de relaciones con los EEUU, no significaría en modo alguno el sacrificio de la soberanía del país, ni la renuncia a los principios que allí se sustentan.

Hicieron énfasis que entre las principales misiones del Partido se encontraba, la construcción de un socialismo próspero y sostenible, con prioridad en los esfuerzos económicos, el bienestar de las gentes, la lucha por la paz y el fortalecimiento de la firmeza ideológica de la vanguardia y el pueblo. 

Reflexionando sobre el Congreso, sus debates y documentos, llegué a la conclusión que este había sido un interesante pero complejo Congreso, en tiempos de reformas y nuevas relaciones con USA.  

A breves días de su celebración se conocieron nuevas disposiciones migratorias y una rebaja de precios de los alimentos para fortalecer la capacidad de compra de la moneda nacional.

Seremos probablemente testigos de cómo se desarrollarán los acontecimientos en el presente o a mediano plazo; ahora bien con independencia de conciencia o voluntad, a veces las circunstancias no permiten alcanzar los propósitos que se persiguen; porque como dijimos, deseos son sólo deseos y no siempre se convierten en realidades, a no ser exista voluntad, inteligencia, flexibilidad y condiciones para ello.  

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