domingo 16  de  noviembre 2025
OPINIÓN

No todo lo que brilla en Japón puede batear en MLB

El contraste es claro. Japón produce lanzadores listos para competir en cualquier escenario como Ohtani, Yoshinobu Yamamoto, Shota Imanaga o el reinventado Roki Sasaki y otros varios más que lo han confirmado a lo largo del tiempO, pero con los bateadores la historia sigue siendo distinta

Diario las Américas | REYES UREÑA
Por REYES UREÑA

En los últimos años, cuando llega el invierno y comienza el mercado de agentes libres, suele aparecer también una nueva estrella japonesa que deslumbra. Desde que Shohei Ohtani revolucionó las Grandes Ligas, la expectativa por los talentos de la NPB se mantiene intacta. Este año no es la excepción.

Pero, ¿todo lo que brilla en Japón es oro o solo el reflejo de una katana? El nombre de este invierno es Munetaka Murakami, conocido como el “Babe Ruth japonés”. Desde el 7 de noviembre, el antesalista puede firmar con cualquier equipo de MLB, y varios equipos ya lo observan con lupa.

Sin embargo, hay datos que invitan a la cautela. En la temporada 2025 de la NPB, Murakami apenas bateó para .095 ante lanzamientos de 93 millas por hora o más. Aunque el promedio general de velocidad en Major League Baseball fue de 86 mph, cada noche abundan brazos que rozan o superan las 100 millas por hora.

A eso se suma la referencia de su compatriota Masataka Yoshida. Boston le dio 90 millones de dólares por cinco años, pero su paso ha sido discreto. En tres campañas con los Red Sox, Yoshida registra promedio de .282, 29 jonrones, 154 impulsadas, OBP de .337 y OPS+ de 109. Números respetables, pero lejos del impacto que tuvo en Japón, donde superaba los .300 de promedio y los 20 cuadrangulares por temporada.

El contraste es claro. Japón produce lanzadores listos para competir en cualquier escenario como Ohtani, Yoshinobu Yamamoto, Shota Imanaga o el reinventado Roki Sasaki y otros varios más que lo han confirmado a lo largo del tiempo, pero con los bateadores la historia sigue siendo distinta. La transición entre la NPB y la MLB no es solo un cambio de uniforme. Es otro idioma, otro ritmo, otra velocidad, otra liga.

Murakami podría ser la excepción, pero las estadísticas dicen otra cosa. El talento está, sin duda, pero los radares en Estados Unidos no perdonan. Quizá el béisbol japonés siga brillando con fuerza en su propia luz, pero al cruzar el Pacífico, la realidad es otra: no todo lo que brilla en Japón puede lograr batear con la misma firmeza y claridad en las Grandes Ligas.

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