sábado 15  de  noviembre 2025
CUBA

Un virus sin nombre arrasa mientras el régimen niega crisis sanitaria

Con farmacias desabastecidas y hospitales desprovistos de recursos, la población cubana sucumbe ante una severa crisis sanitaria

Diario las Américas | IVÁN GARCÍA
Por IVÁN GARCÍA

LA HABANA. - La isla atraviesa una auténtica tormenta perfecta. En los estantes de las farmacias estatales no hay medicamentos y enormes basurales se acumulan en cualquier esquina donde abundan las ratas y un enjambre de cucarachas. Las constantes lluvias y salideros de agua potable —el 55 por ciento del agua que se distribuye se pierde por roturas en conductoras y cañerías— provocan la proliferación del mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue hemorrágico, chikungunya y oropouche.

Los pretextos

La crisis multisistémica que tiene paralizado al país, el déficit de divisas y el embargo económico de Estados Unidos son el gastado pretexto de la dictadura verde olivo para justificar el desastre y no contener la epidemia nacional. No hay combustible ni productos químicos para erradicar al mosquito. Tampoco reactivos en los laboratorios para hacer análisis a pacientes contagiados.

En hospitales y policlínicos no hay siquiera duralgina o analgésicos para aliviar el dolor que provoca el extraño virus. El médico de un centro hospitalario en La Habana cuenta a DLA, que las salas de ingresos “están desbordadas de personas enfermas y no tenemos un simple paracetamol. Los pacientes lo tienen que traer de sus casas o comprarlos en el mercado informal”.

La estampida de personal sanitario en Cuba es masiva. En los últimos dos años, más de 70 mil técnicos de la salud, enfermeros y galenos han pedido la baja. “Se trabaja mucho y se gana muy poco. El salario de un especialista ronda los 8 mil pesos cubanos mensuales (menos de 20 dólares según la cotización en el mercado informal) y el de un médico general 6 mil pesos, menos de 15 dólares. A eso súmale las malas condiciones para ejercer la medicina. Muchos médicos no tenemos ni estetoscopios. La comida en el hospital es un asco. La salud pública en Cuba es un barco a la deriva. La gente se va a trabajar en negocios privados o piden la baja y luego emigran”, dice Malena, doctora en un hospital habanero.

Si un profesional de la salud tiene planes de marcharse del manicomio castrista, las autoridades le prohíben salir del país. “La regulación para viajar del personal médico es una medida que intenta frenar la hemorragia que ha generado en los últimos cuatro años la emigración masiva. Se han marchado del país o han dejado la profesión varios miles”, señala un funcionario municipal de Salud Pública.

Extraña infección

Una especialista en arbovirosis revela que “cuatro meses después de comenzar en el poblado de Perico, provincia Matanzas, el virus que hoy afecta a todo el país, aun no se puede confirmar con certeza que tipo de infección es. En el IPK Pedro Kouri (instituto de medicina tropical) se han hecho análisis y aseguran que uno de esos virus es el chikungunya. Pero ahora mismo existen varios tipos de virus circulando en Cuba. Solo de dengue hay cuatro variantes, incluida la más peligrosa y con mayor tasa de mortalidad: el dengue hemorrágico”.

Adrián, epidemiólogo, señala que lo que está ocurriendo "es una negligencia absoluta del gobierno. Pudieran ser demandados por dejación de sus funciones o cómplices en la propagación de enfermedades. No se puede hablar de que en Cuba no exista experiencia ni una estructura para enfrentar a esta arbovirosis. El personal de salud ha desafiado con relativo éxito decenas de epidemias. Hace tiempo funciona un departamento para enfrentar a los vectores y erradicar casa por casa al mosquito Aedes Aegypti”.

“Entonces las autoridades contaban con el personal y los recursos mínimos que permitían enfrentar diversas epidemias, pero hace cuatro o cinco años, con abierta intencionalidad, el gobierno, con sus recortes fiscales ha desmantelado estructuras que eliminaban al mosquito. Por falta de financiación se paralizó la industria farmacéutica, fueron cerrados consultorios y recortado el personal de salud con el propósito de exportar esos servicios sanitarios y ganar divisas que luego no se invierten en el sistema de salud. El culpable del actual desastre es el gobierno. No busquen más”, denuncia el epidemiólogo.

¿Un genocidio?

Yaritza, quien lleva un mes con el extraño virus, cree que el “estado está ejecutando una forma de genocidio sutil. No es posible que un gobierno, encargado de velar por la salud de la población, tenga las farmacias y hospitales sin medicamentos ni reactivos en los laboratorios y no se puedan hacer análisis. Es como si una madre dejara sin atender a su hijo. En cualquier legislación eso es un delito punible”.

Amplios sectores de la ciudadanía tienen la percepción de que la dictadura es la gran beneficiada con la actual epidemia. Millones de cubanos se encuentran enfermos, con dolores terribles y postrados en la cama en medio de extensos apagones, escasez de agua y mala alimentación, y no pueden salir a la calle a protestar. Es un ejército de zombis que apenas pueden caminar y, debido a la inapetencia provocada por la enfermedad, están dejando de comer. La prensa oficial ha deslizado que la CIA pudo introducir el virus. Pero en la calle mucha gente sospecha que ese virus lo soltaron los desalmados que desgobiernan la isla”, opina un taxista privado.

Yoan, estibador en un almacén, recuerda que sintió un dolor intenso en los tobillos y en la muñeca derecha de la mano. "Estaba trabajando y de pronto me dio un mareo y me desmayé. Esa noche, cuando llegué a la casa, ya tenía fiebre de 40, temblores y vómitos. Perdí el apetito durante varios días. A la mañana siguiente no pude levantarme de la cama. Estaba postrado. Pensé que había tenido una parálisis cerebral. Los dolores eran tremendos. Después de una semana creía que había mejorado un poco. Pero cuando intenté bajar la escalera, los tobillos todavía inflamados no me permitieron mover las piernas. Ha pasado un mes y sigo con dolores en las articulaciones. Los dedos de las manos y los pies se me inflaman y cuando camino es como si recibiera un corrientazo eléctrico”, describe Yoan.

Muertes no admitidas

La dictadura miente descaradamente cuando publica que el número de contagiados es de 21 mil personas. Una especialista en arbovirosis afirma que “esos datos no son creíbles. Las cifras internas que se manejan en el Ministerio de Salud Pública superan el millón y medio de contagiados. Y estoy convencida de que se quedan cortos”.

En cualquier barrio de Cuba, entre el 70 y el 80 por ciento de las familias han contraído el virus sin nombre. La inseguridad alimentaria agrava la arbovirosis que afecta al país. Un estudio de Food Monitor Program ha documentado los efectos negativos sobre la salud de la incertidumbre, el estrés y la frustración, derivados de la pérdida de acceso a alimentos, medicamentos y servicios básicos.

Anyer, dietista, asegura que “la pésima alimentación empeora aún más la recuperación de las personas contagiadas. Lo ideal, además de una hidratación constante, es comer frutas, vegetales, viandas, huevos, pescado, pollo y carne de res o carnero dos veces a la semana. Muy pocos en Cuba pueden llevar a cabo esa dieta”

La medicación de la arbovirosis suele ser paracetamol o duralgina cada seis u ocho horas, beber mucha agua y complementar con vitamina C y multiminerales. En la primera semana aconsejan tomar sales hidratantes. Sara, jubilada que lleva dos semanas con el virus, dice que ha gastado "más de 7 mil pesos en comprar medicamentos. Como el Estado no vende ni aspirina, todo lo he tenido que comprar en el mercado informal. Un blíster de paracetamol ronda los 500 pesos y solo trae diez pastillas. Y en mi casa nos enfermamos las cinco personas. Un pomo de vitamina C traída de Miami me costó 1,500 pesos. Pomadas para aliviar el dolor, importadas de Estados Unidos, dos mil pesos. Sin contar los medicamentos para la diabetes y la hipertensión de mis padres, que con el virus se les descontroló”.

Según las autoridades, han fallecido tres personas debido al virus. Informes independientes afirman que los muertos rondan el centenar. Cuatro meses después de comenzar la arbovirosis, el régimen, que no ha querido reconocer la grave crisis sanitaria, ha anunciado que enfrentará esta epidemia como mismo hizo con el COVID-19.

Desfachatez total

Liuba, ingeniera, indignada comenta que “es una desfachatez total que el gobierno pretenda ahora armar una campaña después de que millones de cubanos han padecido del virus. Poner de ejemplo el COVID es un insulto. ¿O ya no se acuerdan de que fallecieron miles de personas por falta de oxígeno y que por negligencia no habían comprado piezas en la fábrica que lo producía? ¿Y cuál fue el número real de muertos por la pandemia? Las autoridades dijeron que más de ocho mil. Pero luego, de acuerdo con sus propias estadísticas de nacidos y fallecidos, se supo que entre 2020 y 2021 casi se cuadruplicó el número de muertos. Probablemente durante el COVID fallecieron unos 60 mil cubanos”.

La dictadura administrada por el grisáceo Díaz-Canel siempre llega tarde y mal a los problemas que afectan a los cubanos. Consignas y retóricas huecas. Solución, ninguna.

Especial

@DesdeLaHabana

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