domingo 6  de  octubre 2024
MUJER

Dismenorrea: un asunto femenino

MIAMI.- Aunque no se puede determinar su prevalencia, se infiere que un 50% de las mujeres a nivel global ha enfrentado este trastorno en algún momento de su vida

MIAMI.- Belén González

Especial

Dismenorrea es el térmico que sirve para describir una irregularidad de la función menstrual caracterizada por la presencia de períodos dolorosos que pueden, incluso, resultar incapacitantes. Se trata de un problema que enfrentan miles de mujeres en el mundo y que se caracteriza por afectar tanto el estado físico como el anímico.

Durante los períodos menstruales, el útero se contrae para ayudar a expulsar su revestimiento, en ese momento, sustancias similares a hormonas  llamadas prostaglandinas, implicadas en el dolor y la inflamación, se activan y desencadenan las contracciones del músculo uterino que producen la dismenorrea.

Los síntomas de las dismenorrea pueden ser diversos: calambre en las piernas, dolores en la pelvis, el abdomen, la parte baja de la espalda y la cabeza, así como náuseas, mareos, vómitos,  fatiga, sudoración efectiva, ansiedad, irritabilidad y hasta depresión.  Pero además de los síntomas,  es usual la expulsión de coágulos de sangre o moldes endometriales durante los días de menstruación.

Diferencias precisas

La dismenorrea se clasifica en primaria y secundaria. El primer caso, corresponde a mujeres jóvenes entre los 16 y 25 años. Suele aparecer entre los 6 y 12 meses siguientes a la menarquía, como se llama a la primera regla, y es consecuencia de los efectos de un eicosanoide llamado prostaglandina. Aunque en muchos casos tiene un rasgo hereditario.

Este tipo de dismenorrea tiende a permanecer durante toda la vida de la mujer,  aunque tiende a disminuir con la edad, y especialmente, tras el embarazo.

Por otra parte, la dismenorrea secundaria aparece en mujeres mayores de 30 años, generalmente a consecuencia de alguna enfermedad  como los fibromas uterinos, la endometriosis o la adenomiosis, así como por problemas con el uso de dispositivos intrauterinos.

En este caso el dolor suele aparecer una semana antes de la menstruación, pudiendo aliviarse o empeorar durante la misma, o incluso persistir durante todo el ciclo.

Otra clasificación sugiere que las dismenorreas pueden catalogarse en orgánicas, caracterizadas por un  dolor menstrual síntoma de una alteración ginecoló­gica; y esenciales,  aquella que aparece en mujeres sin problemas de carácter orgánico.

Descubriendo al enemigo

El diagnóstico de las dismenorreas comienza con la evaluación de los antecedentes médicos por parte del ginecólogo, y con un examen físico completo que permita descartar la presencia de otros trastornos menstruales, cuadros clínicos o reacciones desfavorables a medicamentos que pueden causar o agravar esta patología.

Pero además existen una serie de pruebas que el especialista puede sugerir, entre ellas están la ecografía, una técnica de diagnóstico por imágenes que emplea ondas sonoras de alta frecuencia para recrear las imágenes de los vasos sanguíneos, tejidos y órganos.  Las resonancias magnéticas, que combina radiofrecuencias para producir imágenes detalladas de las estructuras internas del cuerpo.

Otra posibilidad es laparoscopía, un procedimiento de cirugía menor que consiste en insertar una diminuta cámara en la pared abdominal para ver el interior del área pélvica y abdominal. Y finalmente está  la histeroscopía, un examen visual del canal cervical y del interior del útero a través de un instrumento que se inserta directamente en la vagina.

Un dolor controlable

Existen varias opciones para el tratamiento de las dismenorreas, lo más usual son los analgésicos que ofrecen un alivio inmediato, aunque muchas pacientes recurren a la terapia hormonal que implica la administración de fármacos que impiden la ovulación, como es el caso de muchas píldoras  anticonceptivas.

Sin embargo, la terapia hormonal platea algunos inconvenientes como la necesidad de una administración continuada y posibles efectos secundarios. Además, al interrumpirse la medicación, los dolores reaparecen.

Existe también la opción del tratamiento quirúrgico, una cirugía que suprime las vías de la inerva­ción sensitiva del útero, pero este procedimiento sólo está cuando todos las opciones médicas han fracasado.

Para controlar los síntomas: 

  • Mantenga una dieta baja en grasa.  Aumente el consumo de vegetales y semillas crudas y reduzca los lácteos y huevos.
  • Consuma al menos 8 vasos de agua al día.
  • Aplique calor  sobre el abdomen por 20 a 30 minutos cada 2 horas para disminuir  los espasmos musculares.
  • Controle sus niveles de estrés. 
  • Ejercítese regularmente. 
  • No fume, esta práctica puede aumentar su riesgo de dismenorrea.
  • Pruebe los baño de inmersión o duchas de agua caliente, suelen mejorar la sintomatología.
  • Masajeé su área abdominal.
  • Controle el estreñimiento.
  • Procure un sueño reparador para su organismo.
  • Consulte a su médico, ciertas vitaminas y fármacos pueden ayudar a mejorar esta condición.
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