La inacción durante más de un año del Banco Central agravó la crisis inflacionaria en Estados Unidos que en junio de 2022 llegó al récord de 9,1%.
No fue la pandemia de COVID-19 la que generó la escalada de precios, como repiten de forma errada muchos medios de prensa y algunos expertos alineados a la Casa Blanca, sino el rumbo económico que trazó la actual administración.
El efecto de la respuesta de la Reserva Federal a la inflación se siente cada vez con mayor fuerza entre los consumidores y el sistema bancario estadounidense, inmerso en una crisis que no ha terminado, a pesar del silencio de las instituciones federales.
También casi de manera desapercibida públicamente, el gobierno depositó más de 300.000 millones de dólares para evitar que empeorara la crisis del sistema financiero.
Lo que no ha podido frenar Washington es el temor de los bancos al observar cómo un importante número de entidades regionales siguen bajo la amenaza de la quiebra y la adquisición por parte de los grandes consorcios.
El Signature Bank, Silvergate Bank, Silicon Valley Bank y el First Republic Bank se fueron a la quiebra en 2022. Los tres primeros fueron rescatados por el gobierno federal y absorbidos, mientras que el cuarto recibió una inyección de capital directo de 30.000 millones de dólares que desembolsaron 11 instituciones financieras; sin embargo, sus problemas no terminan.
El vertiginoso ascenso de los precios de casi todos los productos y bienes de consumo, de los servicios, seguros y otros costos de vida han generado un caos en la economía en apenas dos años y medio del poder demócrata: la inflación récord y tenaz por casi tres años, una recesión hipotecaria con 13 meses de compraventa en desplome, una subida histórica de las tasas de interés, una contracción de la actividad manufacturera durante 10 meses, un déficit comercial récord en 2021 y 2022 de casi un billón (trillion) de dólares, la cifra de puestos vacantes de trabajo llegó a los 11,9 millones junto a una crisis de mano de obra, además de la deuda pública que se aproxima a los 22 billones de dólares y una crisis en la frontera sur que ha duplicado el gasto en Washington y de gobiernos estatales limítrofes con México.
A modo de resumen, las fatídicas consecuencias las ha tenido que asumir la gran mayoría de los estadounidenses con un nivel de vida severamente mermado y un poder adquisitivo muy por debajo de los valores tradicionales en EEUU durante décadas.
Las peores víctimas: las familias de bajos ingresos, jubilados, estudiantes y la clase media trabajadora.
Con visibles beneficios para los grandes bancos (como ocurrió en el gobierno de Barack Hussein Obama), la transformación impuesta por la actual administración deriva en serios obstáculos.
Drástico freno a préstamos
Cada vez más resulta casi imposible cerrar préstamos con los bancos, que se han vuelto reticentes en medio de la presente situación y los pronósticos.
“Más estadounidenses se están atrasando en los pagos de sus préstamos de hipotecas, automóviles y tarjetas de crédito que en cualquier otro momento en más de una década, una señal alarmante de estrés de los consumidores a medida que los precios y los crecientes costos de endeudamiento comprimen el presupuesto de los hogares”, indica un artículo en The Washington Post.
Hay 70 millones más de cuentas de tarjetas de crédito abiertas ahora que en 2019, y la deuda total de tarjetas de crédito de los estadounidenses acaba de superar el billón de dólares por primera vez, según la Reserva Federal de Nueva York.
"El aumento de la morosidad y los impagos es sintomático de las difíciles decisiones que se toman en decenas de millones de hogares en este momento: ya sea pagar las facturas de tarjetas de crédito, el alquiler o comprar alimentos", dijo Mark Zandi, economista jefe de Moody's Analytics.
Los compradores recurren a servicios de compra ahora y pago después para cubrir necesidades básicas como la alimentación. El uso aumentó un 40% en los primeros meses de 2023 y la tendencia ha continuado, según datos de Adobe Analytics.
Parece muy probable que la tasa de interés promedio de las tarjetas de crédito (que ya se encuentra en un nivel récord de 20,6%, según Bankrate.com) siga subiendo.
Los pagos de préstamos estudiantiles que estuvieron suspendidos durante más de tres años se reanudarán en octubre. Y los bancos y otros prestamistas han ejecutado medidas drásticas contra el crédito desde hace meses, un proceso que se aceleró después de que la crisis bancaria de primavera sacudiera a la industria, como indican The Wall Street Journal y el Post.
El sur de Florida, con unos de los costos de vida más elevados en EEUU, se encuentra bajo el freno de los préstamos bancarios y un alza soberbia de los intereses por parte de otras compañías de crédito.
El impacto ha sido singular. Mientras que en ciudades de Miami-Dade, Broward y Palm Beach han aumentado los alquileres y la ocupación de oficinas, e incluso se construyen nuevos proyectos comerciales; en Washington D.C., Filadelfia, Nueva York, Chicago, Portland, Seattle, San Francisco y Los Ángeles (localidades gobernadas por la extrema izquierda) se registran tasas de desocupación nunca vistas.
Según expertos, los bancos pequeños y medianos en EEUU están prácticamente fuera del negocio principal, salvo para los mejores clientes, ya que sus costos de depósito en efectivo, que durante mucho tiempo fueron casi nulos, ascendieron al 5%, lo que obliga a los prestamistas a obtener tipos de interés de la deuda que comienzan en el 7% y a menudo llegan a los dos dígitos.
El cierre de la disponibilidad de préstamos para las pequeñas y medianas empresas está perjudicando el crecimiento económico, los beneficios, el empleo y el consumo. Los principales bancos estadounidenses como JP Morgan Chase, Bank of América, Wells Fargo, Citigroup, Goldman Sachs Group y Morgan Stanley, entre otros, (en la categoría de demasiado grandes para quebrar), prestan a sus poderosos clientes, pero no son actores importantes para pequeñas y medianas empresas, a pesar de sus diversos planes.
Entrevista a experto
Entre los expertos financieros y de inversiones en bienes raíces en el sur de Florida está Stephen Bittel, fundador y presidente de Terranova Corporation, quien accedió a una entrevista para DIARIO LAS AMÉRICAS.
-¿Cómo afectará el consumo y la compra de activos las medidas sobre los préstamos?
La mayoría de los bancos han cerrado las nuevas asignaciones de préstamos comerciales para todos los vínculos existentes, salvo las mejores de su clase. Pero incluso, éstas obtienen plazos con prestaciones más bajas y tipos de interés más elevados que los que soportan cualquier negociación.
-¿Se espera que los bancos endurezcan mucho más los requisitos para conceder préstamos en los próximos meses?
Al citar las declaraciones de la Reserva Federal, parece muy probable que las instituciones financieras endurezcan las normas de concesión de créditos originando cada vez menos préstamos nuevos, y presionando para que se paguen las deudas existentes.
-¿Qué porcentaje cree que las políticas actuales de los bancos y prestamistas limiten la inversión en el sur de Florida?
Casi todas las nuevas operaciones, ya sean de adquisición o de promoción, se verán afectadas porque se requerirá más capital en efectivo y el aumento de los tipos de interés presionará aún más las inversiones. Mientras los rendimientos solicitados en las operaciones de compraventa superen los tipos a los que los bancos están dispuestos a prestar, los mercados seguirán congelados y con poca actividad.
-¿Cuántos préstamos (en porcentaje aproximado) han rechazado los bancos en los últimos 6 meses o en 2022 en el sur de Florida?
Los bancos están rechazando casi todos los nuevos préstamos, o bien están ofreciendo condiciones que pocos prestatarios aceptan, con lo que las transacciones quedan paralizadas o nulas. Si a esto le añadimos que los costos de los seguros se han duplicado para los nuevos propietarios, resulta casi imposible cerrar ninguna operación.
-¿La nueva política restrictiva de las entidades financieras denota el gran temor sobre las actuales condiciones económicas en EEUU?
La reducción de la cantidad de préstamos se debe principalmente a que la Fed utiliza los tipos de interés para bajar la inflación. Casi todos los países desarrollados del mundo -y toda Europa- se enfrentan al mismo problema. No se puede culpar a la administración Biden de esto, pero sí a la política de dinero fácil a largo plazo de los últimos 12 años y a las interrupciones de suministros por la pandemia de COVID-19 junto a la guerra en Ucrania.
-¿Cree usted que EEUU está en una recesión económica desde 2022 que el gobierno no quiere reconocer?
La deuda de los consumidores está en un nivel récord y queda poco margen para seguir gastando. El consumo se ha ralentizado por fin y deberíamos notar el impacto en los próximos meses, ya que los consumidores se están quedando sin dinero y sin otras alternativas.
-¿Cuáles son algunas consecuencias del freno del crédito en el sector inmobiliario del sur de Florida?
Es posible que Miami sea el mercado de bienes raíces con mejor rendimiento del mundo, como resultado de la enorme migración de residentes con grandes patrimonios que impulsan las ventas de viviendas y el arrendamiento de locales comerciales. El crecimiento de la población tiende a resolver problemas inmobiliarios, y el crecimiento de los ricos es una solución conveniente para casi todos.
-¿Cuál es el tipo de interés medio que imponen ahora los bancos a los préstamos?
Los tipos oscilan entre el 7% para los mejores prestatarios de bajo apalancamiento y llegan hasta el 12% en el caso de los prestamistas privados no bancarios, la media de los tipos oscila entre el 8% y el 10%, lo que supone una situación bastante compleja en momentos de mucha incertidumbre.
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