MIAMI- Los republicanos hacen esfuerzos de último minuto para evitar que se concrete este viernes una parálisis presupuestaria en el gobierno federal, luego de que los demócratas rechazaran una nueva propuesta de los conservadores.
A la izquierda le interesa únicamente que continúe el despilfarro y fomentar el caos a escasas semanas de que Donald J. Trump juramente como Presidente; a los republicanos, detener el despilfarro financiero y la descomunal deuda de EEUU.
MIAMI- Los republicanos hacen esfuerzos de último minuto para evitar que se concrete este viernes una parálisis presupuestaria en el gobierno federal, luego de que los demócratas rechazaran una nueva propuesta de los conservadores.
A la izquierda le interesa únicamente que continúe el despilfarro y fomentar el caos a escasas semanas de que Trump juramente como Presidente, a los republicanos detener el despilfarro financiero y la descomunal deuda en que se encuentra EEUU.
Biden y su agenda de extrema izquierda dejan a los estadounidenses en una deuda pública de nada menos que 36 billones (trillions en inglés). Cuando Trumo entregó el poder en enero de 2021 la deuda no llegaba a 27 billones, y eso por causa del virus chino del COVID-19 que se conviertió en pandemia.
Donald Trump, Elon Musk y la mayoría de los republicanos en la Cámara Baja frenaron un nuevo plan de derroche del dinero de los contribuyentes el jueves en la tarde.
La financiación de las actividades del gobierno se agotará a medianoche del viernes y la Cámara de Representantes liderada por los republicanos necesita encontrar una solución a corto plazo.
Esto ocurre después de una semana intensa en el Congreso que comenzó con el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, presentando un proyecto de ley repleto de concesiones a los demócratas con medidas más irrentables que nunca antes y repleto de proyectos desvinculadas de los objetivos del país. El propósito continúa siendo entorpecer cualquier propuesta conservadora.
Los conservadores expresaron inmediatamente su frustración por los añadidos en el texto de 1.547 páginas y Musk -un hombre clave del nuevo gobierno de Trump en materia de recortes del gasto federal- criticó con dureza el acuerdo.
Trump asestó el golpe fatal al proyecto con una declaración en la que exigía que se renegociara el acuerdo para eliminar gran parte del gasto superfluo y adjuntar un texto que suspendiera el límite de endeudamiento autoimpuesto por el país durante dos años.
Esto se convirtió en una tarea casi imposible, debido a que el presidente de la Cámara Baja aceptó las peticiones del derroche demócrata, y más tarde se vio obligado a dar marcha atrás.
"Si ocurre una parálisis del gobierno, que comience ya, durante (el gobierno de Joe) Biden, y no con Trump. Es un problema que Biden debe resolver, pero si los republicanos pueden ayudar lo harán", escribió el presidente electo este viernes en su red Truth Social.
El vicepresidente electo JD Vance culpó a los demócratas, argumentando que habían "votado para cerrar el gobierno" en un intento de frustrar la agenda de Trump, a pesar de que los republicanos son mayoría.
La falta de aprobación marcó el primero caos que crea la extrema izquierda para hacer ver mal a Trump cuando en realidad el presidente actual es Joe Biden.
Trump ya dejó claro que se debe llevar a cabo un cierre si la versión republicana acertada de presupuesto no logra aprobación en el Congreso y ahora es casi un hecho que sucederá eso.
La Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca ya comenzó a comunicar a las agencias federales sobre un posible cierre, cuando la única posición de la extrema izquierda es fomentar la crisis, como es tradicional, sobre todo semanas antes de la juramentación de Trump en la Presidencia.
La aprobación de la financiación del gobierno federal siempre es complicada, pero los legisladores están bajo presión esta vez porque no lograron ponerse de acuerdo sobre los presupuestos para el año 2025, a pesar de meses de negociaciones.
Mike Johnson ha enfrentado críticas de todas partes por su manejo de las negociaciones y su cargo parece pender de un hilo para presentarse a la reelección en enero.
El congresista proveniente de Louisiana fue señalado por evaluar mal la tolerancia que tendrían sus propios correligionarios ante los costos aumentados de financiación.
Los demócratas, que controlan hata enero el Senado, tienen -como es típico de la izquierda- bastante poco interás en una solución que beneficie al país y a los servicios públicos federales.
FUENTE: Con información de AFP y otras fuentes.