JACKSON HOLKE.- La reunión de los banqueros centrales más importantes del mundo en Jackson Hole, Estados Unidos, que se celebra hasta el sábado, se ve opacada por una decisión que tiene que tomar el presidente Donald Trump: quién será el futuro presidente de la Reserva Federal (Fed).
Mientras el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, y la actual titular de la Fed, Janet Yellen, debaten en las Montañas Rocosas sobre política monetaria, los inversores están pendientes de quién será su sucesor, porque Trump persigue objetivos claros con su nominación y la independencia de la Fed no es algo que le quite el sueño.
"Una de las mayores preocupaciones en los mercados es a quién nombrará Trump para presidir la Fed", señala el analista Stephen Gallagher, del banco Société Générale. El mandato de cuatro años de Yellen acaba en febrero y "normalmente se esperaría una designación en las próximas semanas". El problema es que con Trump nada suele ser normal y que hace poco hubo rumores de que su favorito podría no aceptar el puesto.
Hace un mes, el presidente había dicho en una entrevista que su candidato principal era su asesor económico Gary Cohn. Al ser preguntado sobre si el ex vicejefe del banco de inversiones Goldman Sachs era candidato, Trump respondió: "Él no lo sabe, pero sí, lo es". Sin embargo, Trump tampoco descartó un segundo mandato de Yellen.
Cohn, por su parte, no se ha manifestado al respecto, por lo que no está claro si realmente está disponible. La semana pasada hubo rumores de que podría distanciarse del presidente e incluso abandonar su puesto de asesor en el Gobierno como protesta por la tibia respuesta de Trump a la violencia de ultraderecha en la ciudad de Charlottesville. Finalmente, esto no ha ocurrido, pero la duda permanece.
Como "número dos" durante muchos años de Goldman Sachs, este ex directivo sin formación económica sería un candidato poco ortodoxo que generaría críticas por poder estar al servicio del lobby de los bancos. Sin embargo, no es probable que esto afecte la decisión de Trump, él mismo sin ninguna experiencia política previa y que ya ha tomado muchas decisiones de personal poco convencionales y polémicas.
No está claro que Cohn esté dispuesto a sentarse en la junta de banqueros como único representante sin cualificación especializada, lo que lo obligaría a depender de la ayuda de sus compañeros. En Goldman Sachs comandaba en el entorno agresivo de los mercados financieros a huestes de brokers. En la Fed, en cambio, lo que se impone es un clima académico en el que se analizan estudios y no se cierran pequeños negocios.
Yellen, de 71 años, es de hecho una economista pura con gran pasión por los delicados asuntos de política monetaria. Durante la campaña electoral, Trump la criticó con dureza alegando que daba alas a las burbujas financieras con unas tasas de interés artificialmente bajas. Pero la situación ha cambiado ahora y el presidente necesita el apoyo de la Fed para sus arriesgadas promesas de creación de empleo y crecimiento.
Por eso, en la actualidad el mandatario moderó su tono y podría ser que apueste por mantener a Yellen. "Me gusta; me gusta su actitud. Pienso que ha hecho un buen trabajo", dijo en julio al "Wall Street Journal".
Sin embargo, Trump tampoco oculta su objetivo para la Fed: "Me gustaría ver que las tasas se mantengan bajas". La afirmación generó sorpresa porque se supone que la Fed es independiente.
Además de la incertidumbre sobre Cohn hay otros argumentos a favor de Yellen. Los observadores le otorgan una buena nota en vista de las cifras de empleo e inflación, si bien a diferencia de sus antecesores la presidenta de la Fed no debió enfrentar ninguna crisis importante. En resumidas cuentas, no debería ser muy difícil que el Senado aprobara un segundo mandato.
Pese a ello, Cohn encabeza las apuestas en la web PredictIt con un 36 por ciento de probabilidades de dirigir la Fed, frente al 27 por ciento de Yellen.
¿Y qué pasará con los mercados si es elegido Cohn? En opinión del experto en divisas Ulrich Leuchtmann, del banco alemán Commerzbank, no será buena para el dólar. "Reconozco que como economista tengo prejuicios sobre un no economista al frente de un importante banco central", señala.
FUENTE: dpa