WASHINGTON.- Estados Unidos ha elevado a 110.000 la cifra máxima de refugiados de todo el mundo que podría acoger en el año fiscal 2017, un aumento respecto a los períodos anteriores que ha generado críticas de la oposición republicana pero con el que Washington quiere dar ejemplo a otros países.
Una funcionaria del Departamento de Estado dijo este miércoles a Efe que el titular de Exteriores, John Kerry, comunicó a miembros del Congreso el nuevo objetivo de la administración de Barack Obama, revelado días antes de que la ONU celebre una cumbre sobre refugiados en Nueva York.
"Estados Unidos está profundamente comprometido a ayudar a algunos de los refugiados más vulnerables del mundo a través del programa de admisión de refugiados. Como ha dicho el secretario de Estado (Kerry), esto es lo que nos define, esta es la mejor cara de EEUU", indicó la funcionaria, que pidió el anonimato.
La nueva cifra supone un aumento notable respecto al año fiscal 2016, que termina a finales de este mes y en el que EEUU se marcó una meta máxima de 85.000 refugiados y ha recibido a más de 77.000, entre ellos 10.000 sirios.
También contrasta con el tope de 70.000 refugiados que Estados Unidos se marcó en los tres años fiscales anteriores, y es la cifra más alta en más de veinte años, desde que el gobierno de Bill Clinton acogiera en 1994 a más de 112.000 refugiados, muchos de los cuales huían de la guerra en Bosnia.
Los refugiados que han llegado a Estados Unidos en los últimos años no solo provienen de Siria e Irak, sino también de El Salvador, Guatemala, Honduras, Birmania, la República Democrática del Congo, Somalia y Ucrania, entre otros países.
Cada año, el Gobierno debe consultar con el Congreso para establecer un tope de refugiados que prevé acoger para el siguiente año fiscal, y suele anunciar su objetivo a finales de septiembre.
La cifra se ha hecho pública menos de una semana antes de que empiece en Nueva York la cumbre mundial sobre refugiados de la ONU, a la que prevé asistir Obama y en la que EEUU quiere presionar a otros países para aumentar los fondos dedicados al problema a nivel global.
Pero también coincide con una campaña electoral en la que el candidato republicano, Donald Trump, ha criticado la acogida de refugiados sirios por considerar que podrían ser miembros del Estado Islámico (EI) y ha propuesto la implementación de un "test ideológico" a quienes quieran entrar al país.
Dos legisladores republicanos, el congresista Bob Goodlatte y el senador Jeff Sessions, criticaron el nuevo tope marcado por Obama, por considerar que ignora las preocupaciones de los estadounidenses respecto a la entrada de refugiados en el país.
"El pueblo estadounidense no apoya estos planes radicales, que suponen una completa traición por parte de sus líderes en Washington", dijo Sessions en un comunicado. El senador por Alabama advirtió de que "los terroristas han anunciado que infiltrarán la población de refugiados" y opinó que "sería más seguro y barato establecer zonas seguras para los refugiados lo más cerca posible de sus hogares, particularmente en el caso de los que proceden de Oriente Medio".
Por su parte, el congresista Goodlatte afirmó que el plan de Obama carece de "sentido común" y le acusó de ignorar "cómo impactará esto a las comunidades locales" que acojan refugiados.
FUENTE: EFE