sábado 8  de  febrero 2025
ELECCIONES 2016

Trump y Clinton: se desata la pelea de los insultos

La nueva etapa de esta campaña viene en los próximos debates: tres a nivel presidencial y uno entre los aspirantes a la vicepresidencia
Por RUI FERREIRA

@ruiefe

La recta final de la campaña presidencial estadounidense antes de la ronda de los debates electorales, que posiblemente definirán el resultado final, se está caracterizando por un tema que jamás fue introducido en la política nacional: el racismo.

Ambos candidatos, tanto la demócrata Hillary Clinton como el republicano Donald Trump han intercambiado epítetos que nunca el electorado había visto. Según el magnate inmobiliario, su contrincante siempre ha sido una discriminadora porque no dio trabajo a otras personas que no fueran de su entorno, blancos e elitistas. En respuesta, la exsecretaria de Estado, asegura que el hecho de que Trump haya recibido el apoyo de organizaciones recocidamente racistas como el Ku Klux Klan es, de hecho, una prueba de su pensamiento. Trump respondió el viernes que no acepta el apoyo de organizaciones discriminatorias, pero en declaraciones a la cadena CNN rehusó denunciarlas.

“Estamos entrando en un espacio muy débil para las dos campañas. El tema de la discriminación nunca ha sido un elemento de discusión en campañas políticas presidenciales. Las dos partes siempre van a perder y ninguna va a tener la razón. El presidente Obama jamás hizo de eso un tema de sus dos campañas”, explicó Jerry Wiliamson, un analista de la universidad de Harvard a la cadena Fox.

De todos modos, Trump no ha desistido en sus ataques. “Ella es bastante intolerante”, declaró el magnate, usando el término “bigot”, que en el mundo político estadounidense se usa para calificar a una persona racista o discriminatoria. “Ella es intolerante, está vendiendo la idea de que hace algo pero realmente no hace nada [por las comunidades negras]”, agregó.

Pero para la candidata demócrata todo eso no es más que una cortina de humo para ocultar lo que la exsecretaria de Estado piensa que será la pieza clave de la campaña de su opositor. “El señor Trump no puede dejar de reconocer que lo que quiere es acabar con la inmigración latinoamericana y de nuestros vecinos”, afirmó Clinton el jueves.

“El muro es necesario”, enfatizó Trump en una entrevista con CNN. “Pero también debemos deportar a los indocumentados, que son casi 11 millones”, subrayó. Cuando el entrevistador le cuestionó que la cifra puede no ser real, a Trump no pareció importarle. “Hay que deportar a los ilegales y si quieren volver, pues que esperen y vuelvan”, señaló.

La declaración de Trump dio la oportunidad a Clinton de atacarlo. “¿Cómo vamos a deportar a 11 millones?”, replicó el viernes, “Es imposible, no vamos a separar familias”, agregó posiblemente sin querer recordar que durante su mandato el presidente Barack Obama ha deportado a más de un millón de indocumentados.

Algo salta a la vista en esta polémica: Clinton da la idea de que teme avanzar con una defensa fuerte de la inmigración por temor a asustar potenciales votantes opuestos a la inmigración ilegal.

Por su parte, Trump ha dado marcha atrás en su posición. Aunque defiende la construcción de un muro con México, ahora dice que todos son admisibles si se van y vuelven posteriormente, una postura que, recuérdese, fue la gran propuesta de un proyecto de ley conjunto hace 10 años entre el actual secretario de Estado John Kerry y el senador John McCain. El acuerdo, en su momento, fue bendecido por el entonces presidente George W. Bush. Pero los barones del partido republicano lo rechazaron y la iniciativa murió en el Capitolio antes de despegar.

La nueva etapa de esta campaña viene en los próximos debates presidenciales. Tres a nivel presidencial y uno entre los aspirantes a la vicepresidencia.

Muchos observadores creen que es un momento clave que beneficiará a Trump si impone su estilo en los debates durante las primarias republicanas. Otros consideran que Hillary impondrá su experiencia en el Gobierno y lecciones aprendidas en el arte de repeler ataques personales durante décadas.

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