@julioemunoz
Hombre honesto y muy conocedor de los valores humanos. Si estabas equivocado te lo decía en la forma más directa pero siempre en forma respetuosa e intelectual
@julioemunoz
Cuando se llega a cierta edad, leer los obituarios se convierte en un deber ineludible. Los revisamos con ansiedad y respiramos con alivio cuando no hay nombres conocidos. Lo atípico ocurre cuando la noticia te golpea y se conoce que un amigo cercano y admirado se ha ido. Fue lo que sucedió cuando me enteré que Jack Fuller, un gigante del periodismo, se había despedido de esta vida a sus tempranos 69 años.
Jack fue un visionario del periodismo; editor del Chicago Tribune; autor de siete libros; ganador de un premio Pulitzer en 1992 por sus editoriales; pasó 40 años de su vida en un mismo periódico. Sus escritos eran tan agudos que una vez el presidente Clinton, ante una reunión de la SIP en Casa de Campo, República Dominicana, le dijo que prefería que escribiera libros y no editoriales. Antes de eso, Bill Clinton fue invitado a una reunión con la junta editorial del Chicago Tribune. El expresidente de EEUU se fue sorprendido cuando el diario no le dio el endoso presidencial. Ambos Clinton habían sido sus compañeros en la Universidad de Yale, pero Jack siempre decía y reconocía más la agudeza de Hillary.
Jack comenzó como aprendiz a los 16 años en el Chicago Tribune cuando aún estaba en el colegio. En 1993 fue nombrado presidente y CEO del Tribune y un año más tarde, su editor.
Su best-seller, Valores Periodísticos, refleja su filosofía frente a la profesión del periodismo. Siempre decía que un diario ya fuera impreso o digital debía diseminar una voz distinta pero correcta a la comunidad que servía.
Jack fue además un visionario del periodismo electrónico. En 1993 Chicago Tribune se convirtió en uno de los primeros diarios de EEUU de entrar a la era digital e impuso que la sala de redacción ingresara al internet.
Su afición por el periodismo y literatura las complementó con una de sus pasiones, el jazz y el piano. Le gustaba mostrar sus atributos musicales y lo hizo en muchas ocasiones como cuando deleitó a una convención de la SIP en los altos montañosos de Casa de Campo, hasta donde tuvimos que llevarle ¡un piano!
Hombre honesto y muy conocedor de los valores humanos. Si estabas equivocado te lo decía en la forma más directa pero siempre en forma respetuosa e intelectual. Lo recuerdo en una misión de libertad de prensa en México. Hablaba con una mezcla de humildad y sabiduría digna de admiración. Mayor era su sentimiento humano cuando se indignaba por los periodistas asesinados y la indiferencia que tenían las autoridades por resolverlos.
Dos de sus contemporáneos, Marie Lipinski hoy presidente de Nieman Foundation en Harvard y Howard Tynes, quien lo reemplazó en el Tribune, retratan el lado humano cuando coinciden que Jack inspiraba a los periodistas haciéndoles ver lo importancia de su misión y los altos valores del periodismo.
Su legado es enorme. Sus enseñanzas quedarán plasmadas para siempre. Se adelantó con mucha inteligencia al paso del periodismo, pero recalcó los valores fundamentales del mismo. Un hombre que inspiró la verdadera calidad humana y la dignidad y humildad que acompaña a los que son grandes de verdad. Me despedí de él en octubre de 2014 en Santiago de Chile. “Tienes mucho que hacer en tu vida”, me dijo, ”sigue adelante con tus proyectos y no pierdas el rumbo de tus ideales”. Sabio consejo, el que estoy tratando de cumplir.