WASHINGTON.- DANIEL UREÑA*
Especial
El duelo Trump vs. Clinton muestra los profundos debates que la sociedad de Estados Unidos (y buena parte del resto del mundo) está afrontando
WASHINGTON.- DANIEL UREÑA*
Especial
Este martes pasado se celebraron primarias demócratas en cinco estados (California, Montana, Nuevo México, Nueva Jersey, Dakota del Sur) en las que Hillary Clinton ha podido por fin consolidar su victoria en las primarias de su partido alcanzando el número suficiente de delegados para su nominación. Después de una larga batalla, la exsecretaria de Estado ha conseguido vencer a Bernie Sanders, el veterano político de Vermont que ha sido capaz de hacer frente a la dinastía Clinton durante muchos meses.
La de 2016 está siendo una campaña rara, en la que un polémico multimillonario ha conseguido imponerse como candidato republicano abriendo una herida interna que puede durar mucho tiempo; una campaña en la que un señor de 74 años ha seducido a buena parte de la juventud del país y una campaña en la que la favorita oficial desde hace años ha tenido que esforzarse mucho más de lo que nadie podía imaginar para ser elegida por su propio partido.
A partir de ahora, empieza la fase crucial de la campaña, con un escenario que sólo los guionistas de Los Simpsons fueron capaces de imaginar hace años, cuando en algunos capítulos de esta serie aparecía Donald Trump al frente de la Casa Blanca.
El duelo Trump vs. Clinton muestra los profundos debates que la sociedad de Estados Unidos (y buena parte del resto del mundo) está afrontando. La lucha entre el establishment y los que quieren cambiar el sistema; el enfrentamiento entre las élites y las bases de los partidos. En este sentido, los discursos de Trump y Sanders tienen muchos puntos en común: el mensaje de hartazgo de la gente frente a una clase política instalada en el poder e incapaz de hacer frente a los desafíos y problemas que los tiempos actuales plantean y cuyas consecuencias sufren los ciudadanos.
No obstante, la línea que separa este discurso del populismo suele ser muy fina, por lo que la solución al dilema que plantea esta elección no es fácil y muchos votantes de Estados Unidos sentirán que el 8 de noviembre tendrán que elegir entre susto o muerte.
*(Presidente de The Hispanic Council)
Imagen de uno de los capítulos de Los Simpsons de hace 16 años.
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