Miami es una ciudad esencialmente multicultural con énfasis en las lenguas que Shakespeare y Cervantes hicieron grandiosas. Yo diría que las posibilidades de comunicación en comercios y otras gestiones son más amplias que las experimentadas actualmente en Nueva York, Chicago o Los Ángeles.
Cuando los turistas de regiones remotas se bajan de sus ómnibus refrigerados en plena Pequeña Habana, los he visto establecer diálogos inmediatos. El bilingüismo, en la mayoría de los casos, y hasta el multilingüismo, en otros, es algo consustancial a su población.
Investigaciones científicas recientes dan constancia de las ventajas de hablar varios idiomas entre las nuevas generaciones, no solo porque amplía el diapasón de conocimientos, sino porque que les mejora sus habilidades sociales.
Resulta que niños criados en un ambiente multilingüe se comunican socialmente mejor que aquellos expuestos a un solo idioma durante su desarrollo y crecimiento.
Entonces Miami se coloca en una franja totalmente ventajosa si seguimos alentando, por todos los medios a nuestro alcance, el estudio de, al menos, los dos idiomas principales con los cuales funciona la comunidad.
“Niños en ambientes multilingües”, afirma el estudio de la Universidad de Chicago, “tienen experiencias sociales que les proveen prácticas rutinarias a la hora de considerar las perspectivas de otras personas: Deben pensar en el idioma que hablan varios interlocutores, saber quiénes entienden el contenido de la conversación, así como el tiempo y lugar donde los diferentes lenguajes son hablados”.
Lo cual es una circunstancia que solemos vivir cotidianamente en Miami. Durante encuentros familiares de esta ciudad, nuestros hijos primero y ahora los nietos, están atentos a las intervenciones de padres, tíos o abuelos, y responderán en consecuencia luego de una veloz operación de sus cerebros preparados para tales imponderables. Tienen el conocimiento y la amplitud que brinda otro canal lingüístico, así como capacidad social y confianza, si han sido justamente entrenados por la academia y el hogar.
“Parece ser que estar expuestos al multilingüismo”, concluye el estudio, “facilita las habilidades básicas del entendimiento interpersonal”.
Nuestra comunidad, ciertamente, es un laboratorio vivo de todos estos afortunados asertos.