MIAMI.- Hace cinco años, el 11 de marzo de 2020, la autoridad de Salud de Florida anunció el primer caso de coronavirus en el condado Miami-Dade y unas horas después el Gobierno condal declaró el estado de emergencia, la suspensión de todas las actividades públicas como medida de precaución, el cierre de centros de trabajo y la subsiguiente pérdida de empleos.
El nuevo y letal virus, que tuvo su origen en China y se esparció por el mundo, produjo largos meses de angustias, cierre de economía, hospitales y funerarias colapsadas, muertes y familiares que no pudieron enterrar a sus muertos.
En resumen, solo el condado Miami-Dade reportó 1.6 millones de contagiados y más de 6,490 fallecimientos, entre los cerca de 2.9 millones que residían en la demarcación entonces.
Entretanto, la nación vivía una situación similar: más de ocho millones de contagios y 95.000 muertes en Florida, 112 millones de contagiados y 1.2 millones de fallecimientos en Estados Unidos, muchos más que países del llamado primer mundo si tenemos en cuenta la proporción respecto a la población.
El resto del planeta contabilizó 705 millones de contaminados y más de siete millones que perdieron la vida, acorde con datos suministrados por Worldometer, el equipo internacional de investigadores que toma cuenta de estadísticas mundiales.
Todos recordamos muy bien lo que sucedió: los científicos no paraban de analizar las muestras, los médicos de aplicar medicamentos y las enfermeras de dar aliento. Entonces cualquier sugerencia era aceptada, el uso de mascarillas e incluso la clausura temporal de la economía que impulsó la inflación en 2021.
Mucha gente, abrumada, practicaba precauciones extremas, como no salir a la calle o desvestirse a la puerta para no llevar el virus a casa.
También hubo muchos gestos de solidaridad: vecinos que ayudaron a vecinos, organizaciones y funcionarios públicos que repartieron alimentos, algunas ayudas económicas gubernamentales y la suspensión del desalojo de vivienda por falta de pago, entre otros ejemplos.
Trabajar remoto desde casa fue la orden dada por muchas empresas, gestión laboral que aún perdura en muchas compañías.
Hoy la mayoría opina que se hizo lo que se pudo ante el desconocimiento del nuevo virus, aunque otros continúan cuestionando la manera que se afrontó la pandemia, inclusive el uso de mascarillas, las cifras de enfermos y muertes y la efectividad de la vacuna.
Mascarillas
En aquel tiempo “ni conocíamos la envergadura del virus ni sabíamos cómo pararlo”, reconoció el doctor Hugo Lara, médico especialista en enfermedades infecciosas.
Y saltó la idea de proteger nariz y boca con mascarilla, lo que provocó el rechazo de muchos, que incluso citaron lo que consideraron ‘derecho a no usarla’.
“Si quieren enfermarse, que se enfermen, pero no tienen derecho a contagiar a otros”, señaló en aquel momento el médico especialista.
De esta manera, la mascarilla fue impuesta para entrar en locales comerciales e incluso para andar en lugares públicos, y se convirtió en símbolo de protección. Aprendimos a sonreír con los ojos.
Hechos
La Dra. Aileen Maria Marty estuvo en primera línea en el condado de Miami-Dade y la nación para asesorar a las autoridades sobre cómo lidiar con la emergencia médica.
“Hubo un profundo impacto en cada rincón del mundo. En Estados Unidos impactó con la increíble cantidad de más de siete millones de personas que murieron, y afectó a la economía. Sigue impactando la economía”, resumió.
Sobre lecciones aprendidas de la pandemia, “Aprendimos mucho”, señaló la experta, aunque mostró cierto recelo cuando interpeló: “¿Se tomarán en serio las lecciones? Lamentablemente, hubo una gran cantidad de resistencia a hechos básicos porque hay personas que responden de otra manera a lo que les resulte problemático o contrario a lo que están acostumbradas”.
La doctora Marty reconoce “el cierre, por supuesto, fue devastador en muchos sentidos, pero creo que demoramos demasiado en usar mascarillas. Los datos son muy claros: las mascarillas son extraordinariamente útiles para reducir la transmisión”.
Para demostrar su afirmación planteó: “Si nos fijamos en los años en que usamos mascarillas, 2020 y 2021, prácticamente no tuvimos casos de gripe. Y eso se debe a que las medidas que controlaron y redujeron la propagación del virus que causa el COVID también redujeron drásticamente otras infecciones respiratorias notorias. Por lo tanto, sabemos que estas medidas funcionan muy bien”.
Y añadió: “Si hubiéramos podido implementar el uso de mascarillas antes, no habríamos tenido que mantener la economía cerrada durante tanto tiempo. Una vez que se usan mascarillas y se practica la higiene, se puede seguir la vida de siempre, teniendo en cuenta que hay que tener cuidado”.
Vacunas
Tras largos meses de espera, mientras Estados Unidos y el mundo sufría la cuarta ola de la pandemia, la vacuna salió a la luz.
El entonces presidente Trump agilizó la aprobación de la primera inmunización y a finales de diciembre de 2020 comenzó la vacunación, y más tarde, bajo las riendas del presidente Joe Biden, con miles de millones de dólares aprobados por el Congreso nacional, una fuerte campaña nacional de inmunización conllevó a la conclusión de la pandemia.
Quienes se oponían a la vacunación no se vacunaron. Las teorías conspirativas pulularon en las redes sociales, pero el saldo final de inmunización fue abrumador. La pandemia fue paralizada.
Según los datos suministrados por la autoridad de Salud, más del 81% de la población del país, 73% en Florida y más del 95% en Miami-Dade recibió al menos una dosis de la vacuna durante los primeros meses de 2021.
En este día, cinco años después, seguimos padeciendo el coste de la pandemia: la pérdida de amigos y seres queridos, las memorias imborrables de la angustia y la incertidumbre y la subida de precios que fue anticipada con el cierre de la economía en 2020.