jueves 13  de  noviembre 2025
FLORIDA

Bryan Norcross, el hombre que salvó vidas

El meteorólogo se mantuvo frente a las cámaras de televisión primero y el micrófono de la radio después, durante 23 horas consecutivas
Diario las Américas | JESÚS HERNÁNDEZ
Por JESÚS HERNÁNDEZ

MIAMI.- El meteorólogo Bryan Norcross trabajaba para WTVJ-Canal 4 en Miami cuando Andrew azotó la ciudad.

Norcross se mantuvo frente a las cámaras de televisión primero y el micrófono de la radio después, cuando la señal televisiva dejó de funcionar, durante 23 horas consecutivas, y asesoró a miamenses en los preparativos y posterior desenlace de la tormenta.

Un par de meses después publicó una recopilación de imágenes y experiencias en forma de vídeo que dio por nombre Hurricane Andrew, as it happened, como parte del proyecto de reconstrucción We will rebuild.

En el 2017 publicó el libro My Hurricane Andrew Story, que rápidamente se convirtió en un texto de consultas.

DIARIO LAS AMÉRICAS conversó con el destacado meteorólogo, que hoy es especialista en huracanes para FOX Weather, sobre la trayectoria del súper ciclón, sus memorias acerca de la devastación, la recuperación, la solidaridad entre vecinos y la lección que aprendimos.

-A 30 años de aquellas transmisiones por televisión y radio, notamos que usted parecía estar muy seguro de que el huracán vendría a Miami, mientras otros no creían en el peligro.

Cuando Andrew se acercaba finalmente, no creo que muchos descartaran el peligro, pero teníamos una ventaja. La estación de televisión y yo habíamos pasado dos años y medio investigando y planificando lo que haríamos si un gran huracán, como los que habían ocurrido en el sur de Florida varias veces en el pasado, impactara nuestra área. Había pensado mucho en cómo diría las cosas, filosóficamente hablando. Si bien los meteorólogos normalmente hablamos sobre los detalles de la tormenta, opté por hablar principalmente sobre cómo se sentiría y sonaría, qué iba a hacer y cuándo comenzarían y terminarían los peores golpes. La conclusión fue que teníamos la ventaja de estar preparados. Habíamos instalado sistemas de respaldo para poder continuar conectándonos con el público, y habíamos pensado mucho en cómo funcionaríamos y nos comunicaríamos.

-A las 3:31 am de aquella larga noche, mientras Andrew comenzaba a golpear la costa con sus fuertes vientos, usted y su equipo se trasladaron al lugar más seguro en la estación de televisión. Habló con la gente por teléfono mientras continuaba transmitiendo. "Aún faltan horas para que se vaya”, dijo. ¿Cómo lograron usted y su equipo mantener la calma y guiar a los miamenses durante la tormenta?

Abordábamos lo que sucedía según viniera. No sabíamos quién iba a llamar a continuación o qué iba a pasar. No temía por nuestra seguridad, pero estaba muerto de miedo por lo que íbamos a encontrar en las calles cuando saliera el Sol. La decisión de mudar la transmisión al sótano del edificio fue una de las mejores ideas que he tenido. Mucha gente me ha dicho a lo largo de los años que eso impulsó a muchos meterse en un pasillo interior, un armario o un baño, meterse debajo de un colchón, etc.

- Una vez que Andrew pasó, vimos la devastación y las muertes. Devastación de diversas maneras desde Homestead hasta Coral Gables y el centro de Miami. Pasamos de ser una ciudad del llamado primer mundo a otra del cuarto o el quinto sin electricidad, ni servicios necesarios. ¿Esperaba una situación así?

Sabía que iba a ser muy muy malo. Cuando el alcalde de la ciudad de Miami Xavier Suárez llegó a la estación alrededor de las 7:30 de la mañana de ese lunes, su mensaje fue que Miami había sobrevivido y que iba a estar bien. Le dije: "No crea que el hecho de que no hayamos tenido noticias de Cutler Ridge y puntos al sur es una buena noticia". Pero incluso sabiendo que iba a ser malo no estaba preparado para ver lo que sucedió. Nunca imaginé la escala y la intensidad del daño que causó Andrew.

-Además de destrucción, saqueos y toque de queda también hubo solidaridad entre los miamenses: vecinos que compartieron electricidad con vecinos, cortaron troncos y ramas de árboles para ayudar a los más afectados. Nos comportamos de tal manera que pudimos demostrar que somos una gran comunidad.

El espíritu de comunidad que surgió después de Andrew fue notable y uno de los pocos aspectos positivos de las secuelas de la tormenta. Vecinos que nunca habían hablado se hicieron amigos cercanos. Las diferencias en cultura e idioma, que son una parte intrínseca de Miami, pero que pueden mantener a las personas separadas en tiempos normales, se desvanecieron. Como nunca, el huracán Andrew mostró cuán iguales son las personas sin importar su procedencia.

- Ya no celebramos fiestas de huracanes e incluso cambiamos el código de construcción. ¿Qué más aprendimos de Andrew? ¿Estamos mejor preparados ahora para otro huracán?

Ahora tenemos edificios más fuertes gracias al nuevo código de construcción, que es esencial para sobreponerse a otro huracán fuerte. Pero también tenemos más gente viviendo cerca del agua. Eso significa que más personas están sujetas a quedar atrapadas por la marejada ciclónica. Las personas estarán seguras en los rascacielos modernos, especialmente si capean la tormenta en un pasillo interior en un piso inferior. Pero las calles quedarían intransitables durante muchos días, lo que significa que las personas que no evacuen quedarán atrapadas en sus edificios. Entonces, a pesar de que cosas importantes son mejores, el hecho de que muchas más personas y propiedades caras estén en peligro hace que la posibilidad de que otro gran huracán golpee a Miami es algo extremadamente desalentador y peligroso.

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar