Irma, el huracán más fuerte del Atlántico, hasta donde se tienen registros, recorrió toda la costa oeste de Florida, arremetió con categoría 5 en algunos de los cayos del sur y sucumbió en forma de tormenta tropical en Georgia. Por el camino dejó inundación, destrozos y muerte.
Ante esta realidad, la pregunta de muchos es cómo se puede recibir compensación por las pérdidas en las propiedades aseguradas.
El primer paso antes de reclamar es buscar el contrato, leer con detenimiento la póliza para determinar si vale la pena hacer la reclamación. Por lo tanto, el objetivo número uno es leer el documento del seguro para saber qué cubre, y cuánto es el deducible.
DIARIO LAS AMÉRICAS contactó al agente de seguros Vidal Sainz, que trabaja para la firma Hub Internacional de Coral Gables.
"La situación de hoy día no es la que existía cuando pasó el huracán Andrew en 1992. Las pólizas en estos momentos tienen unos deducibles notables con respecto a los huracanes. Ante que ninguna aseguradora emita un pago, los deducibles tiene que ser cubierto por el asegurado”, explicó.
Si los daños de la propiedad son, a simple vista, superiores a los deducibles marcados por la póliza entonces se debe comenzar el reclamo con la aseguradora. Pero si los daños sufridos en la propiedad son leves, lo práctico es emprender la reparación por cuenta propia.
En las pólizas actuales, “existen varios elementos que no están cubiertos. Después del Andrew fueron excluidos las cercas, los carport de metales y los toldos de las piscinas. Por lo que si un asegurado sufre daños en la cerca que rodea su propiedad y daños menores en su casa, que no sobrepasan los deducibles, la póliza no responderá por las pérdidas, como sucedía antes de pasar el Andrew.
Pero si los daños son de envergadura, entonces el asegurado debe reclamar. Para ello debe contactar con un representante de la aseguradora y realizar un reclamo oficial. Es importante que documente bien los daños, que tome fotografías para documentar las pérdidas. El asegurado deberá guardar una copia de su reclamación o el número de reclamo.
“Hay que reportar los daños a la compañía de seguro a través de una llamada”, sostiene Sainz. “Las llamadas a las compañías es el primer paso para iniciar una reclamación oficial de cobertura”.
La experiencia de otras grandes catástrofes no nos sirve hoy con Irma. “La manera en que la industria del seguro está estructurada en estos momento es diferente. Antes de Andrew la mayoría de los agentes tenían autorización para extender un cheque para realizar reparaciones temporales; eso ya no existe. Ahora, lo más importante es que se ponga en contacto con su compañía de seguro lo antes posible y así el comenzará antes el proceso de cobertura”.
Un dato importante a la hora del reclamo es que los asegurados deben saber que al firmar una póliza de seguro contraen la obligación de proteger la propiedad contra daños adicionales. O sea, si el viento se lleva un par de tejas y el agua entra a través del techo dañado, el beneficiario de la póliza debe velar para que la propiedad no sufra daños adicionales, debe sellar el techo para evitar que siga estropeando la propiedad. Si no toma medidas que protejan la integridad de la casa asegurada tendrá problemas en coberturas posteriores. El asegurado deberá guardar los recibos de las reparaciones de emergencia y esperar a que venga el tasador de la compañía de seguro para inspeccionar la casa.
Es un momento muy tenso para todos. El asegurado ha sufrido pérdidas importantes de su patrimonio por el cual ha trabajado toda su vida. Las aseguradoras tratan de pagar lo menos posible, que es la forma natural de defender su negocio. Es parte del proceso normal que existan diferentes puntos de vista y que cada parte trate de sacar lo mejor para sí mismo.
Si el asegurado cree que el tasador enviado por la compañía de seguros estimó a la baja sus pérdidas, tiene el derecho de buscar una segunda opinión y consultar a un tasador neutro. También tiene la opción de rechazar al contratista enviado por la aseguradora si no le da confianza.
Cobrar una póliza de seguro no es un regalo que se obtiene de una compañía aseguradora, es parte de un contrato en que ambas partes contraen obligaciones y beneficios. Es la hora de los asegurados, de los damnificados.