Como reveló a DIARIO LAS AMÉRICAS, su amor por los animales viene desde la niñez. “La tarea mía comenzó cuando era muy chica. Mi abuelita, Rosa Cardarello, era presidenta de una institución llamada San Francisco de Asís en Uruguay”, recordó Di Pietro.
San Francisco de Asís, nacido como Giovanni di Pietro Bernardone, fue nombrado por el papa Juan Pablo II como el patrono de los animales y el medio ambiente. Como escribió, “si existen hombres que excluyen a cualquiera de las criaturas de Dios del amparo de la compasión y la misericordia, existirán hombres que tratarán a sus hermanos de la misma manera”.
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Un retrato familiar donde aparecen Stella Di Pietro y su abuela.
Cortesía/Stella Di Pietro
Con esas bases, Di Pietro se convirtió en protectora de esas criaturas, siguiendo la máxima franciscana “porque es dando que recibimos”. Así como San Francisco se despojó de lo material para hacer el bien, ella se entregó a la labor de servir a los animales.
“Mucha gente no sabe mi historia”, dijo. “Nací en Uruguay y me crie en Argentina. Hija no sé de quién, porque soy adoptada. Me dejaron abandonada en un hospital de Uruguay cuando había nacido. A los dos años me adoptó una pareja en un asilo de niños”, relató.
“Viví en carne propia lo que es el abandono, el hambre, y me refugié en el amor a los animales. Sé lo que es vivir en la calle, lo que es no tener un hogar. Los animales son una bendición, su amor me salva. Y por eso los ayudo, también a la gente, incluso sin tener yo lo suficiente”, explicó.
En 2012 su situación cambió abruptamente: “Perdí mi casa por problemas económicos y desde entonces vivo en un estudio en un hotel en Miami”. Eso no la alejó de su propósito y en 2017 creó su fundación, desde la que se ocupa de rescatar animales de la calle, de personas que ya no los quieren, o de quienes los maltratan.
Como explicó, “en el caso de los gatitos, los recibo y tengo a personas que se encargan de cuidarlos (fosters). A ellos les proveo de comida, areneros, consultas en el veterinario, soy responsable de ayudarlos. En ese ínterin los doy en adopción, pero antes los mando a esterilizar y vacunar (a los 4 meses o 4 libras), para que estén en perfectas condiciones de estar con las familias”.
“En el caso de los perros es un poco más difícil porque las esterilizaciones son más caras”, comentó. En ese sentido, agradeció la labor de la veterinaria Damaris García, de TLC Animal Clinic, que le ayuda en el proceso de esterilización y vacunación de los animales. Según adelantó, está en conversaciones con Humane Society of Greater Miami “para poder castrar a los perros”. Sumó que le gusta “reconocer a las personas que me ayudan”, y entre los rescatistas que le han dado una mano citó a Paola Jordan, Janneth María Oleas y Karen Levy.
“Cuando alguien adopta un animalito, yo hago un seguimiento cada 15 días. La persona está comprometida a mandarme videos y fotos sobre el transcurso. Si no se adapta a ese hogar, lo mando a retirar, porque no voy a sacrificar la parte emocional del animal ni de la persona. No puedes tener un animal obligado en tu casa. Lo tienes porque te gusta y lo amas”, recordó.
En cuanto a la comida, aplaudió el trabajo que hace la fundación Love to Help, y su directora Belkis Pimentel. “Hace poco recibí una donación de comida para animales gracias a Love to Help y la voy repartiendo a personas de bajos recursos”, denotó. Igualmente, se dedica a recordar a las personas que pueden ir los domingos a Humane Society of Greater Miami “a comer y recibir alimentos para sus mascotas”.
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Algunos de los animales que han encontrado un hogar o están en proceso de adopción.
Cortesía/Stella Di Pietro
Sobre el día a día de su fundación admitió que en muchas ocasiones “me llaman y me dicen que vaya a un parque a rescatar a unos gatos, me escriben incluso desde otros países para que vea a algún animalito abandonado en Miami. Me llegan muchos animales por día, tengo un promedio de cinco perros por día, y lo que hago es buscar fosters que los cuiden temporalmente”.
Stella Di Pietro no descansa. Como admitió, “yo nací para esto. Desde este hotel yo hago esta obra de amor. Soy una persona que ayudo. Dios me dio la bendición de ayudar. Solo pido amor y dedicación para los animalitos”.
“Vivimos en un mundo muy egoísta donde vamos a agarrar un cachorro porque es cachorro, porque nos sirve de diversión, de entretenimiento para nuestros hijos; pero cuando crecen, ya no nos sirven para nada. La gente va tirando los animales a la calle como quien tira una lata o una bolsa de basura. Las personas no entienden que el animal forma parte de la vida de cada ser humano, el animal es familia, es un ser viviente, no podemos maltratarlo, ni pegarle, ni tirarlo a la suerte en la calle”, constató.
En esa idea añadió que “esa es la parte que me motiva a ayudarlos, aun teniendo problemas económicos, que no importa. Cuando tienes voluntad de hacer las cosas, las vas a hacer. Las personas ponen muchas excusas en este mundo para no ayudar y vivir egoístamente dentro de sus casas, sin ver la necesidad de los demás”.
En torno al mantenimiento de la fundación, subrayó que “las donaciones son mínimas, pero los rescates son enormes, porque representan todo para esos animalitos”. Consideró que “para pedir estamos todos en fila, pero para dar nos apartamos. La base de mi trabajo es ayudar a los animales, con o sin dinero”, enfatizó, y recordó que su sueño es “expandir más la ayuda, un espacio más grande en un terreno para tener más disponibilidad”.
Si desea colaborar con esta labor, puede hacerlo a través de la página de la fundación.