MIAMI.-SERGIO OTÁLORA
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@sergiootalora
Tras seis meses al frente de la Policía de Miami-Dade, el oficial Juan Pérez propone establecer puentes de comunicación con todos los sectores de la población, al mismo tiempo que exige hacer cumplir la ley
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Estas últimas semanas no han sido fáciles para la Policía. Tampoco para las comunidades donde ha habido personas que han muerto a manos de los oficiales. En medio de las tensiones, hace poco se supo que los uniformados del Condado Miami-Dade estaban en alerta. No es la primera vez. Este cuerpo policial ha cambiado mucho en los últimos 35 años, y ahora se alista para enfrentar nuevos retos: los tiroteos a gran escala, llevados a cabo por individuos con rifles de asalto; la posibilidad de ataques terroristas, y la búsqueda permanente de buenas relaciones con una comunidad diversa.
El actual director de la policía del Condado Miami-Dade, Juan Pérez, llegó a la institución en 1990, tenía apenas 22 años. En ese momento recordaba los incidentes que afectaron la ciudad en la década de los ochenta. El incendio de Liberty City y, en 1992, la reacción en cadena generada por la decisión de un jurado de no declarar culpables a los policías que, en Los Ángeles, California, dieron una golpiza salvaje, grabada en video, al afroamericano Rodney King.
El oficial Pérez comparte un momento con su hija Briana, durante una ceremonia de la Policía. (ÁLVARO MATA)
“Nosotros fallamos mucho en esta comunidad, nosotros hicimos mucho mal en los años ochenta”, dijo Pérez. Esas cicatrices quedaron y aún hoy los que ahora son abuelos o padres recuerdan esos tiempos y la tensión puede regresar. “Cuando ven lo que pasa en otras partes, y ven al presidente Barack Obama en reuniones comunitarias, rememoran un pasado que está bien vivo en sus mentes”, indicó el director de la Policía.
Pero con la llegada de Pérez a la dirección del departamento ha habido de su parte la intención de tener una relación más estrecha con los residentes del Condado. Él mismo quiere dar ejemplo: “Yo siempre estoy involucrado con la comunidad, voy a la calle, me reúno con los pastores de diferentes iglesias, con los residentes, para comunicarme y ver qué dice la comunidad. Si lo hago yo también lo hará el resto del Departamento de Policía”.
Confianza
En estos momentos el director Pérez cree que los hombres y mujeres que están bajo su mando están en un buen lugar dentro de la comunidad.
“Yo creo que mis oficiales están más entrenados de lo normal. Tenemos unos oficiales con un nivel muy alto”, indicó. Según él, el cuerpo de policías del Condado tiene buenas relaciones con la comunidad negra.
Recordó que cuando un francotirador afroamericano, veterano de Irak, abrió fuego contra los uniformados, en Dallas, Texas, dejando a cinco de ellos muertos, “mucha gente de la comunidad me llamó, me mandó textos, apoyando a los oficiales y ofreciendo sus oraciones para los que fallecieron. Eso es bien importante”.
De acuerdo con su experiencia, a la hora de la verdad un oficial puede tener 20 o 200 horas de entrenamiento, pero es en esos 2 o 5 segundos críticos cuando toma una decisión que de pronto va en contra de todas las instrucciones recibidas. “Y esa acción no es el reflejo de cómo actúa el departamento, no representa la manera de actuar de todos los policías”, reiteró Pérez.
Cuando un agente dispara y mata a un hombre desarmado aparecen la desconfianza y la rabia. Sin embargo, Pérez cree que esa inconformidad no es sólo con los uniformados, sino con el sistema entero. “Pero resulta que la Policía es la cara del gobierno, su punta de lanza, y entonces nos ven a nosotros como el gobierno”. Puso el ejemplo de Baltimore cuando en 1968 una muchedumbre se lanzó a las calles e incendió varias edificaciones. “Allá hay edificios que no han cambiado desde la época de esos motines, y entonces la policía carga con la culpa de todo”, recalcó.
Desde su perspectiva, las autoridades locales, en el Condado, han realizado una tarea enorme para “darles más esperanzas a las personas”. Compara a Liberty City hoy en día, con lo que era hace 25 años, cuando llegó a la Policía. “No había teléfonos públicos, estaban dañados, no se podían hacer llamadas, no había tiendas, ahora ves que han progresado, han invertido dinero, hay más edificios y condominios”.
La pregunta que cualquiera se hace es si después de todo lo que ha sucedido en varias partes del país, hay tensión en las comunidades y la sienten los oficiales que patrullan las calles de Miami-Dade.
Pérez no responde de manera directa, pero aprovecha el momento para enfatizar en que para él, como policía, “duele bastante, en el alma, cuando empiezan a hablar de la institución y no del oficial. Duele bastante cuando tienes integridad y ética, pero te están nombrando a ti como si fueras un racista y estuvieras haciendo las cosas mal. Pero como les digo a los comandantes: pase lo que pase, no importa lo que digan de la policía, nosotros somos la ley y vamos a seguir haciendo nuestro trabajo”.
Credibilidad
Para el público, en general, la sensación es que no hay un castigo real para los agentes que cometen delitos graves.
Las investigaciones por tiroteos, cuando están involucrados oficiales tanto de la ciudad como del Condado Miami-Dade, las hace el Departamento de Policía de la Florida (FDLE, por sus siglas en inglés). Y la decisión de imponerle cargos criminales a un uniformado la toma la Fiscalía del Condado, en cabeza de la Fiscal estatal, Katherine Fernández Rundle.
“Si miran nuestro record, hemos arrestados a bastantes policías por otras cosas”, aclaró Pérez. “Si hay cargos suficientes para lograr una acusación en la corte, ella [Fernández Rundle] va a arrestar a los oficiales”, complementó. Y agregó: “Lo que pasa es que el nivel de justificación para un oficial es más alto. La fiscal mira esa información, por qué el agente tuvo miedo o razón para utilizar el arma”.
Violencia juvenil
De entrada, Pérez no está de acuerdo con la libre circulación de armas largas por las calles. Piensa que debe haber un equilibrio entre la protección de la Segunda Enmienda y restricciones efectivas. “Debe haber algunas regulaciones que ayuden a todo el mundo y no sólo a la policía”, aclaró.
“En un condado como el nuestro, de 2.7 millones de habitantes, si hay armas en las calles y leyes que lo permiten, especialmente cuando se pueden portar a la vista de todo el mundo, ya no me van a llamar si hay alguien armado al lado de una joyería. Además, las armas llegan a las manos de los criminales de muchas maneras”.
Esas mismas armas son las que han llegado a manos de jóvenes de 14 o 15 años y han acabado con la vida de otros tan jóvenes como los agresores. En la violencia juvenil está uno de los trabajos más importantes de la policía del Condado y, en especial, de Pérez. Incluso por esa acción fue reconocida su tarea en la Casa Blanca con el premio Champion of Change, una distinción que se da a quienes promueven el cambio dentro de sus comunidades.
Desde hace tres meses, en Miami- Dade funciona la unidad de contacto con los jóvenes. El objetivo es identificar a los muchachos de alto riesgo y engancharlos en el programa de la unidad. No es un tarea fácil porque, como lo contó Pérez, los padres no están en la casa, el papá pudo haber muerto en un acto de violencia, la mamá de pronto consume drogas y, por lo tanto, tratan de identificar a esos jóvenes en peligro, les asignan un oficial para que vaya a la casa, empiece una comunicación y vea las carencias. “Les llevamos los servicios que les faltan, buscamos ayudarlos para ver si podemos cambiarles la vida”.
Bajo esa misma premisa, tienen otro proyecto, también reciente, de intervenir en los muchachos que terminan en la cárcel.
La idea es “romper el círculo vicioso para que no lleguen a ser criminales cuando tienen 12 0 13 años. Si no han cometido un delito grave, les dan tres oportunidades en el proceso de citación civil. El 80% de los muchachos que entran al sistema no vuelven a cometer un delito”, enfatizó Pérez quien recalcó que la primera visión que tuvo, cuando llegó el pasado mes de febrero a la dirección de la Policía del Condado Miami-Dade, “fue combatir el problema que tenemos con la violencia juvenil y las armas de fuego”.
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