MIAMI.- SERGIO OTÁLORA / DLA
MIAMI.- Desde enero 5 de 2015, el estado del Sol se convirtió en el número 36 de la nación en legalizar las uniones entre parejas homosexuales y, desde ese momento, las diferentes cortes y las oficinas de licencias de matrimonio fueron inundadas por quienes querían que su amor fuera reconocido, validado y respetado por las leyes
MIAMI.- SERGIO OTÁLORA / DLA
Para los presentes y futuros investigadores, será muy dispendioso en tiempo y recursos, darles seguimiento al matrimonio y divorcio entre parejas del mismo sexo por una razón fundamental: en ninguno de los 67 condados de la Florida desglosan esa información entre bodas gay y heterosexuales.
Desde enero 5 de 2015, el estado del Sol se convirtió en el número 36 de la nación en legalizar las uniones entre parejas homosexuales y, desde ese momento, las diferentes cortes y las oficinas de licencias de matrimonio fueron inundadas por quienes querían que su amor fuera reconocido, validado y respetado por las leyes.
Según explicó una funcionaria de la oficina de licencias de matrimonio, “el secretario de las cortes [Harvey Ruvin] no quiere que haya un desglose entre las distintas uniones, porque el matrimonio es uno solo”.
Desde esa perspectiva, el divorcio tampoco sería nada distinto para las parejas del mismo sexo porque, como lo indicó el abogado Luis Font, “la legalidad del matrimonio de parejas del mismo sexo en la Florida entró en todo el sistema de cortes. Y ahora, las parejas que desean divorciarse (ojalá no muchas) vienen aquí y hacen todo el proceso de separación”.
Los costos tampoco son distintos. Las tarifas que se pagan en la corte, cuando se presenta cualquier caso legal, aplican para todo el mundo porque existe la protección de igualdad consagrada en la constitución. “No se cobra distinto para las parejas del mismo sexo que para las heterosexuales si se quisieran divorciar”, explicó Font.
Beneficios migratorios
La única diferencia que había era en el terreno de los procesos migratorios. Antes de que la Corte Suprema derogara la ley de protección del matrimonio tradicional, el 26 de junio de 2013, una pareja que hubiera tenido su licencia de matrimonio en Massachusetts (donde las bodas gay son legales desde 2003), no tenía ningún beneficio en términos migratorios. Es decir, si uno de los miembros de la pareja era ciudadano estadounidense y el otro extranjero, éste no podía obtener su residencia permanente, a pesar de estar casado con una persona nacida o nacionalizada en este país.
Esta situación se daba porque según la sección tercera, de la ley de la defensa del matrimonio, así el también llamado matrimonio igualitario fuera legal, estas parejas tenían prohibido recibir cualquier beneficio federal, incluidos, por supuesto, los beneficios migratorios.
Lo más grave, sin embargo, era cuando esa misma pareja homosexual había adoptado o tenía hijos. “Cerca del 35% de tales uniones tenían hijos, debían vivir en las sombras, no tenían beneficios, era imposible estabilizar su situación, era una tragedia en muchos casos”, afirmó Font quien, en su calidad de abogado de inmigración, que trabajaba con muchas de estas familias, tuvo que ver, de primera mano, la injusticia cometida, hasta cuando el Supremo decidió quitarle piso jurídico a esa ley.
Por qué hasta ahora
La pregunta que surge es por qué la máxima instancia constitucional de este país se demoró tanto en derrumbar un muro en el que se estrellaban miles de personas que eran discriminadas en términos migratorios por sus preferencias sexuales. “Porque cada vez más la sociedad fue aceptando la uniones de parejas del mismo sexo”, explicó Font. En 2001, el 57% de los estadounidenses estaba en contra de ese tipo de uniones.
Hoy esa tendencia dio un cambio de 180 grados: más del 50% está a favor del matrimonio gay. Y la Corte tomó nota. Ahora todas las parejas homosexuales, con un matrimonio legal, tienen los mismos beneficios migratorios que las otras parejas, sin importar, además, el estado donde resida. Su boda pudo haberse realizado en Nueva York, pero su sitio de residencia es Tampa, Florida. De igual manera podrá iniciar los trámites en esa ciudad por ejemplo para la llamada Green Card, o residencia permanente.
Sin embargo, antes del 5 de enero de este año, al no estar reconocida la unión entre parejas del mismo sexo, no había beneficios migratorios.
Menos casados
Pero el matrimonio, en general, está en crisis, a pesar de que el número de divorcios entre parejas gay parece ser igual o menor, que entre las de sexo opuesto.
Una información del censo mostró que, en 2012, el número de familias casadas cayó a 50.5%, en comparación con el 72% registrado en 1960. Pero es un hecho, comprobado por varias investigaciones, que las parejas estables, a diferencias de las personas solteras, pueden lograr una situación económica mucho mejor.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Virginia, de 2014, citado por The New York Times, el matrimonio es un buen predictor del éxito económico, al igual que lo es la educación, el color de la piel o el origen nacional.
En ese sentido, según los cálculos del Williams Institute, de la Universidad de California, en la Florida la legalización del matrimonio homosexual generará un empuje económico, en su primer año, de 116 millones sólo en los gastos de bodas y añadiría más de 12 millones e ingresos por impuestos.
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@sergiootalora