BELÉN GONZÁLEZ
Especial
Este trastorno de la salud mental se ha convertido en una amenaza que afecta a millones de adolescentes en Estados Unidos
BELÉN GONZÁLEZ
Especial
La automutilación consiste en lacerarse el cuerpo de forma deliberada pero sin que existan necesariamente intenciones suicidas. Sin embargo, la relación entre ambos comportamientos es compleja, especialmente porque la autolesión es potencialmente una amenaza a la vida.
Aunque el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV-TR) empleó hasta hace muy poco el término automutilación para referirse a esta distorsión conductual, actualmente se le identifica más bien como autolesión deliberada o autoagresión.
Se le considera un síntoma del trastorno límite de la personalidad, aunque puede estar relacionada con desórdenes emocionales tales como: la depresión, la ansiedad, el abuso de drogas, los desórdenes alimenticios, el estrés postraumático, y la esquizofrenia.
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Y si bien es un problema común en los adolescentes y adultos jóvenes, puede aparecer a cualquier edad, tiende a afectar en mayor proporción al sexo femenino, y generalmente comienza como un impulso que con el tiempo se va convirtiendo en una conducta adictiva, pues las sensaciones percibidas como placenteras crean un hábito en el individuo.
Existen distintos mecanismos de autolesión como darse puñetazos a sí mismo, golpearse hasta tener moretones, infringirse quemaduras, halarse el cabello hasta arrancarlo de raíz, introducirse cosas en los distintos orificios del cuerpo y quebrarse los huesos, aunque el más común es el cortarse la piel.
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Y al considerar los motivos que impulsan la autoagresión es importante mencionar la ansiedad, la depresión, el estrés, la insensibilidad emocional, las sensaciones de fracaso, y una baja autoestima, así como los traumas y abusos emocionales o sexuales.
Buscando alivio
Aunque el dolor físico autoinfligido es específico, visible, y para algunos, preferible al emocional, la autoagresión sólo proporciona un alivio temporal. Como sucede con otras conductas compulsivas, el cerebro de la persona afectada comienza a relacionar la supuesta sensación de calma y bienestar con la acción, y por esa razón, cuando sus niveles de tensión aumentan la automutilación se hace repetitiva.
Es un problema común en los adolescentes y adultos jóvenes, puede aparecer a cualquier edad, tiende a afectar en mayor proporción al sexo femenino. (CORTESÍA)
En este sentido, un estudio elaborado por investigadores de la Universidad Católica Louvain, en Bélgica, y publicada por el British Journal of Clinical Psychology, sostiene que si bien los mecanismos que producen la automutilación todavía no están claros, esta parece funcionar en base tres trayectorias bien delimitadas: la anulación de las emociones no deseadas, el convertirlas en un dolor tangible y el autogenerar las endorfinas que funcionan como un “anestésico” inmediato.
Pero aunque los afectados insisten en que hacerse daño calma su dolor emocional, la automutilación conlleva un profundo sentimiento de vergüenza, por eso tratan de ocultar sus lesiones, y cuando se les descubre, inventan todo tipo de excusas para justificarlas.
Adolescentes que sufren
Según las estadísticas más recientes uno de cada seis adolescentes en Estados Unidos se autolesiona, especialmente a través de los cortes, causándose heridas lo suficientemente profundas como para abrir la piel y hacerla sangrar en zonas como las muñecas, los antebrazos, los muslos o el abdomen.
Entre las razones que estimulan este tipo de conducta en los jóvenes están: el acoso escolar, los problemas con los padres, el estrés, la preocupación por las notas y los exámenes, las rupturas familiares, la pérdida de un ser querido, y el rechazo por causa de la etnia, la religión o la orientación sexual.
Según las estadísticas, uno de cada seis adolescentes en Estados Unidos se autolesiona causándose heridas o provocándose quemaduras. (CORTESÍA)
Los especialistas sostienen que al cortarse, los adolescentes experimentan un dolor que puede controlar y del que conocen su origen, cosa que no sucede con el malestar emocional que los abruma y que no pueden definir o verbalizar.
La mayoría suele encontrar en este tipo de práctica autodestructivas una forma de comprobar que todavía pueden "sentir" dolor, de llamar la atención o de responder a la violencia que los rodea, aunque hay quienes simplemente sucumben a la influencia de los compañeros y amigos que se autolesionan.
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Abandonar este tipo de conducta es sumamente difícil, un informe de la organización británica Truth Hurts revela que el miedo a la reacción de los adultos hace que la mayoría de los adolescentes no busque ayuda. La razón es que los padres, maestros, médicos y consejeros suelen centrarse en la autolesión ignorando las causas subyacentes a este tipo de comportamiento.
Sin embargo, superar este trastorno es posible, pero requiere determinación, valentía, constancia y fortaleza, así como el apoyo de la familia. Además es necesario descubrir nuevas estrategias para el manejo de las emociones y la resolución de conflictos, un proceso que requiere tiempo y ayuda profesional.
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