LONDRES.- DPA
Todo lo contrario, más bien está "emocionada" con el cambio de década el lunes, dijo al Daily Mail. El año pasado fue un buen año, aunque su mayor éxito lo cosechara hace ya casi 20. Pero desde el taquillero drama romántico junto a Leonardo DiCaprio hasta la fecha, Winslet ha demostrado que es mucho más que una cara bonita
LONDRES.- DPA
Kate Winslet no quiso revelar dónde celebrará su 40 cumpleaños, aunque sí confesó cómo le gustaría pasar ese día. "Me apetece estar en bikini", dijo la actriz británica en una entrevista hace unos meses. Podría parecer un mero capricho, pero el mensaje que lanza es contundente: a la protagonista de Titanic no le da miedo envejecer.
Todo lo contrario, más bien está "emocionada" con el cambio de década el lunes, dijo al Daily Mail. El año pasado fue un buen año, aunque su mayor éxito lo cosechara hace ya casi 20. Pero desde el taquillero drama romántico junto a Leonardo DiCaprio hasta la fecha, Winslet ha demostrado que es mucho más que una cara bonita.
Y eso que ser rubia y atractiva estuvo a punto de costarle recientemente un papel, o al menos eso afirma. Se trata del biopic de Steve Jobs dirigido por Danny Boyle, y por el que Winslet se interesó de inmediato.
"Pensaba que tenía que haber una mujer", siguió contando en la entrevista. "Pero el pelo rubio y el pecho se interpusieron en el camino". Al final, lo consiguió. Michael Fassbender da vida al fundador de Apple en este filme que en breve llegará a los cines y ella a una ejecutiva de la industria tecnológica.
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Los "problemas" de Winslet llegaron con su temprano éxito por Titanic (1997), que aunque no le dio el Oscar la convirtió en estrella de la noche a la mañana. La joven tenía apenas 21 años cuando se metió en la piel de una dama de alta alcurnia que se enamora de un pobre don nadie.
Winslet procede de una familia de actores de teatro y se crió en un ambiente más bien modesto. A los 11 años asistió a clases de interpretación y uno después, participó en un anuncio publicitario de cereales para el desayuno. De niña la insultaban porque era gordita.
Después de Titanic, podría haber realizado cualquier papel taquillero, pero se decantó por encarnar a mujeres complicadas. Así, dio vida a la joven Ruth en Holy Smoke (1999), a la novelista enferma de Alzheimer Iris Murdoch en Iris (2001) o a Sylvia Llewelyn Davies en el filme sobre Peter Pan Finding Neverland.
Su primera nominación al Oscar había llegado en 1996 por el drama de época Sense and Sensibility, tras el que siguieron otras cuatro candidaturas: Titanic, Iris, Eternal Sunshine of the Spotless Mind -que se llevó la estatuilla al mejor guión- y Little Children.
Sin embargo, la Academia no le concedió el hombrecillo dorado hasta 2009, cuando encarnó a una ex vigilante analfabeta de un campo de concentración nazi en la adaptación del bestseller The Reader (Stephen Daldry).
Ese mismo año, hizo doblete en los Globos de Oro, donde además de la estatuilla por The Reader se llevó la de mejor actriz protagonista por Revolutionary Road, que la volvió a unir en pantalla grande con DiCaprio. Al frente de la dirección estaba su entonces segundo marido, Sam Mendes, del que se divorció en 2010.
La actriz tiene tres hijos de tres maridos diferentes. El último de ellos nació hace dos años, y los mayores suelen acompañarla al set. Según contó, eso les gusta. Al fin y al cabo, ella también fue una niña criada en una familia de actores.