La noticia del lunes en Suiza de que Lionel Messi ha recibido su quinto Balón de Oro nos ayuda a despejar la posible incógnita de quién es el mejor jugador de los últimos 20 años y que lo coloca como uno de los mejores de la historia, sin duda alguna.
Este Dios del fútbol argentino había estado detrás de Cristiano Ronaldo en los pasados dos años, pero con el éxito obtenido esta semana, creo que despeja dudas sobre quién es el mejor de los dos, en medio de una rivalidad sin precedentes en el mundo del fútbol, la cual venía ganando Lio a base de títulos y juego, con ese espacio de 24 meses que dominó el artillero portugués.
Esta cantidad de cinco Balones de Oro es inédita, por lo cual no sólo con su fútbol, sino con resultados individuales, el número diez del Barcelona ha logrado colocarse en el olimpo de los Dioses, ahí donde creo que yo que sólo están Pelé y Diego Armando Maradona.
Lo paradójico de este nuevo logro de Messi es que viene precisamente después de que Ronaldo lo mantuviera al margen en el 2013 y 2014, lo que dio pie a pensar que sus mejores días eran cosa del pasado y que nunca veríamos al Messi que deslumbró al mundo con el Barça de Pep Guardiola.
¡Qué equivocados estábamos mucho (yo en primera fila)! Este pequeño gigante, que no es perfecto, pero parece que viene tocado por una varita mágica diferente al resto de los mortales, se reinventó en la cancha, atrasando su ubicación y hasta yéndose a la derecha para volver a dominar con su club y completar un 2015 de lujo, ganando cinco de seis posibles títulos y consiguiendo por segunda vez el codiciado triplete.
Quiero aclarar que este espacio no es para alabar de manera desenfrenada a este jugador que con apenas 28 años ha subido a lo más alto del fútbol y que en este momento sigue más presente que nunca y liderando a la élite de este deporte.
No es mi intención hacerlo de esa manera ni enloquecerme sin freno alguno.
Pero lo que estamos viviendo en este momento es algo fuera de lo común en el fútbol moderno y, aunque también hemos vivido esa competencia insaciable con Cristiano, ahora mismo Messi se ha separado del portugués y mira en otra dirección, ahí donde habitan plácidamente Maradona y Pelé.
Es cierto que a Lio se le reprocha no haber ganado un Mundial ni una Copa América, sobre todo habiendo sido finalista en las últimas dos ediciones de estos dos eventos, pero también es cierto que la separación que él ha logrado de todos los demás y la consistencia por diez años han sido únicos en la historia de este deporte, sobre todo si volvemos a pensar que tiene sólo 28 años.
A mí en lo personal me hubiese gustado que fuera del Real Madrid y no del eterno rival que tanto ha ganado en los últimos diez años. Pero eso no puede cegar a nadie para reconocer la calidad y exquisitez del chico de la ciudad argentina de Rosario que ha enamorado con su fútbol a millones de personas.
Messi es Mozart del fútbol de nuestros días, el que posee el talento natural por encima de todos, el artista que enloquece a compañeros y rivales y que siempre tiene magia debajo de la manga. Es como si compusiera una ópera o bailara o, sencillamente, cantara de una manera magistral y enloqueciera a los que van al teatro (su cancha de fútbol) semana tras semana.
Ahora sólo nos queda esperar a ver qué es lo él nos trae este mago para el futuro cercano y si seguirá coleccionando títulos y premios individuales.
Ni más ni menos… Y se los dice un fanático enloquecido del Real Madrid y de Cristiano Ronaldo.
Es Lio Messi y nada más.