jueves 12  de  junio 2025
CRISIS DE ABASTECIMIENTO

Los chefs venezolanos se sienten en un callejón sin salida

A la falta de insumos que padecen los chefs venezolanos se une la empinada subida de los costos de producción y de los utensilios. Los precios de los ingredientes más especializados y la dificultad para conseguirlos, plantean más problemas para un cocinero

CARACAS.-REDACCIÓN

En medio de la escasez y los precios de los alimentos por las nubes, los chef de Venezuela se debaten entre cómo ejercer su carrera de una manera libre, sin limitaciones, abiertos aún a la posibilidad de seguir adelante y, además, crear.

No hay harina de trigo, leche, azúcar ni mantequilla. No hay nada, solo colas. No hay ni ganas de meterse en ellas… ¿Llegó el fin de la profesión de chef? ¿Qué pasará con los profesionales de la cocina? ¿Habrá más fuga de talento en este gremio o cambiarán de ramo?

A la falta de insumos que padecen los chefs venezolanos se une la empinada subida de los costos de producción y de los utensilios que deben usar para poder desenvolverse en la cocina. Los precios de los ingredientes más especializados (como los colorantes, azúcar pulverizada, leche condensada y otros) y la dificultad para conseguirlos, plantean más problemas para un cocinero. Inconvenientes que no son variables a la hora de preparar algo, sino constantes llenas de frustración.  

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Valentina Jiménez, chef pastelera y maestra repostera, se graduó a los 20 años. Un futuro por delante; una mente fresca dispuesta a revolucionar en la cocina; con conocimientos en técnicas francesas, italianas y de cualquier otro país; llena de ilusiones. Hoy mantiene apagado su horno y duda cada vez que un cliente le hace un pedido.

Su mente repleta de conocimientos y con los pies bien puestos sobre la tierra, teme dejar mal a un cliente por no poder conseguir algún ingrediente en específico que le limite la elaboración completa de un postre. Por otro lado, se debate entre asumir el riesgo o no porque la poca exactitud de los precios de los alimentos en Venezuela, deja muy poco margen para saber un aproximado de los costos y de la ganancia.   

“Mi sueño siempre fue cocinar, crear postres, ir a la vanguardia… Aunque siempre se me ha hecho difícil viajar al extranjero para hacer cursos más especializados, sí he estado atenta a las tendencias para no quedarme atrás. Hoy, no solo las posibilidades se me reducen a la frase ‘mejor lo olvido’, sino que siento que mis sueños se me quedaron crudos en la cocina”, confiesa Valentina.

Como persona joven pudiera optar por una beca, estudiar otra carrera o tomar otro tipo empleo. Pero dónde debe dejar su sueño y su talento es la pregunta que se hace a diario. “Me he puesto a trabajar en otras cosas porque de algo debo vivir, pero no es lo correcto. He tenido que usar la opción de los ‘bachaqueros’ [quienes compran para revender], quienes venden productos básicos en un mercado paralelo, pero resulta carísimo. Esto es un túnel sin salida gracias al chavismo”.

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Valentina Jiménez no conoce otra realidad sino esta. Cuando Hugo Chávez llegó al Gobierno en 1999, ella apenas tenía 7 años. Lo único que ha escuchado de la política es “revolución” y falsas promesas. En principio quería irse del país para buscar mejores fronteras, ya no puede porque “de forma invisible nos pusieron una carrera de obstáculos y ya no se puede”.

Su núcleo familiar nunca fue progobierno y hoy entiende por qué. Critica la ineficiencia y las ironías chavistas cuando hacen “lo primero que critican”. Como ella, dice Valentina, están todos los venezolanos que quieren producir. “Por eso me río cada vez que este régimen dice que quieren aumentar la producción nacional, si la mano de obra aquí es la más ignorada”, sentenció.

No ve esperanza a mediano ni a largo plazo. Aunque ya siente que su futuro está desvanecido, igual procura mantenerse activa. Pero con miras en el hoy, en cómo se puede resolver un pedido y cuánto puede costarle. Sueños crudos y una carrera en el horno. Allí quedó, con la expectativa de que quizás Venezuela pueda surgir algún día.

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