lunes 10  de  noviembre 2025
CELEBRACIÓN

“Los revolucionarios se dieron a la tarea de destruir la República”

Rafael Rojas asegura que todos los intentos por reconstruir la nación cubana después de 1959 han fracasado porque en el país impera el totalitarismo

LUIS LEONEL LEÓN
@luisleonelleon

Rafael Rojas, licenciado en Filosofía por la Universidad de La Habana, con un doctorado en Historia, de El Colegio de México, es uno de los más prolíficos ensayistas e historiadores cubanos nacidos después de 1959. El arte de la esperaIsla sin finJosé Martí: la invención de CubaLas repúblicas de aire: Utopía y desencanto en la Revolución de HispanoaméricaHistoria mínima de la Revolución CubanaTumbas sin sosiego: Revolución, disidencia y exilio del intelectual cubano (Premio Anagrama de Ensayo), son sólo algunas de sus obras, muchas de ellas dedicadas al análisis del tema cubano.

Para Rojas, hablar de la República y de la toma de posesión del primer presidente cubano, es una tarea vital. A propósito del 20 de mayo, concedió una entrevista a Diario Las Américas.

“La proclamación de la República se produjo después de siete años muy intensos en la historia de Cuba. Tres, de la última guerra anticolonial y cuatro de la intervención norteamericana. Aunque los gobiernos interventores de John Brooke y Leonard Wood trajeron beneficios materiales a la isla, eran percibidos por la alta jefatura militar y política del separatismo y por la mayoría de la población como administraciones transitorias. A pesar de la Enmienda Platt, la toma de posesión de Estrada Palma fue un acontecimiento extraordinariamente popular porque representaba, hasta entonces, la forma más aproximada a la soberanía de la naciente República”.

Estrada Palma

“Los primeros años del gobierno de Estrada Palma fueron bastante estables. Se aplicó la Ley de Secretarías, se continuó el saneamiento de campos y ciudades, al frente de Carlos J. Finlay, la renovación de la beneficencia, la modernización del sistema penitenciario y la administración de justicia, además de la reforma educativa. Se instalaron las alcaldías y otras instituciones municipales, se extendió la red ferroviaria entre La Habana, Santa Clara y Santiago de Cuba. Los problemas empiezan con las firmas del Tratado de Reciprocidad y luego del Tratado Permanente con Estados Unidos y, a partir de 1905, cuando Estrada Palma se afilia al Partido Moderado, intenta la reelección y los liberales lanzan la candidatura de José Miguel Gómez”. 

“Tomás Estrada Palma, figura central de la Junta Revolucionaria de Nueva York y sustituto de José Martí en el liderazgo del Partido Revolucionario Cubano, fue un gobernante honesto que administró con eficiencia las finanzas públicas del primer gobierno republicano. En buena medida era un “outsider”, no pertenecía a la jefatura del Ejército Libertador ni a la élite autonomista, sino al exilio o a la “emigración”, como se decía entonces. El balance de su Gobierno, sobre todo en términos de política económica y social, fue positivo”.

La crisis de 1906

“Es probable que el papel del Congreso pesara en la crisis de 1906, pero tiendo a simpatizar más con la tesis clásica de Rafael Martínez Ortiz de que el colapso del Gobierno de Estrada Palma tuvo que ver con un proyecto de reelección mal negociado, no sólo con el Congreso sino con el propio gabinete y la opinión pública. Las renuncias de Luis Estévez a la Vicepresidencia y de Domingo Méndez Capote, como Presidente del Senado, las críticas de Manuel Sanguily y la movilización opositora de José Miguel Gómez y Alfredo Zayas también fueron reflejos de esa mala proyección política de la reelección”.

La Enmienda Platt

“El peor efecto de la Enmienda Platt, derogada en 1934, fue, a mi juicio, un síndrome de plaza sitiada, luego continuado y refinado por la Revolución de 1959, que consistía en entender cualquier guerra civil o cualquier situación revolucionaria en la isla como pretexto para una intervención militar de Estados Unidos. Lo que sucedió en 1906 fue justamente eso: antes de que estallara la guerra civil, ya ambos candidatos presidenciales y líderes de los bandos enfrentados, Estrada Palma y José Miguel Gómez, habían sugerido la conveniencia de una intervención de Estados Unidos. Se concedía a Washington un rol de árbitro en el conflicto doméstico, que debieron cumplir las instituciones del poder legislativo y el poder judicial de la isla”.

El 20 de mayo: hito de la historia de Cuba

“Una regla de oro de la historia sugiere que no se puede establecer una relación racional con eventos del pasado sin tomar en cuenta la experiencia de sus propios actores. El 20 de mayo fue vivido como un hito de la historia contemporánea de Cuba por la mayoría del pueblo y, sobre todo, por los máximos líderes de la gesta independentista: Máximo Gómez, Bartolomé Masó, Juan Rius Rivera, Fernando Freyre de Andrade. Para quienes salían de siglos de colonialismo y esclavitud y de una ocupación norteamericana, aquel día fue motivo de júbilo y celebración. El 20 de mayo merece ser restablecido en el ceremonial cívico de los cubanos, sin olvidar que la soberanía de la isla estaba limitada por la Enmienda Platt”.

Borrar o tergiversar la memoria de la República

“Fidel Castro y la copiosa historia oficial de la isla, escrita y divulgada después de 1959, en su afán de refundar radicalmente un país a partir de una ideología de Estado, se relacionaron con la experiencia republicana desde una soberbia jacobina. No sólo el último gobierno de Batista sino todo el orden republicano debía ser negado e, incluso, calumniado. Eso explica que, contrariando sus propias ideas en La historia me absolverá, y los programas políticos de las principales organizaciones antibatistianas, los revolucionarios se dieran a la tarea de destruir la Republica y borrar o tergiversar su memoria”.

De 1952 a 1958 en Cuba se vivía en libertad

“Durante el régimen de Batista hubo fuertes limitaciones a la democracia. Las garantías constitucionales se suspendieron en varios momentos y el carácter represivo del Gobierno es inocultable. Pero aún así, en la Cuba de 1952 a 1958, se vivía bajo un orden de libertades públicas creado en 1940, que nunca se deshizo del todo. Para resumir diría que la dictadura de Batista, como todo régimen autoritario, no fue una negación total de la democracia sino una restricción de la misma”.

¿Puede existir una verdadera República sin democracia?

“Si la república se entiende únicamente como forma de gobierno, contrapuesta a la monarquía, sí se puede hablar de repúblicas sin democracia. La historia de la humanidad está llena de ejemplos de repúblicas oligárquicas o autoritarias. Pero si el republicanismo se entiende en un sentido más amplio, como lo entendía José Martí, la democracia y el imperio de la ley serían elementos indispensables de la república”.

Perdimos el republicanismo y la democracia

57 años después del inicio de la República, Fidel Castro toma el poder y en poco tiempo instaura en Cuba una dictadura militar disfrazada de dictadura del proletariado. Han pasado otros 57 años después de 1959, y más que una república Cuba es un país sitiado, una nación ausente.

“El cálculo es muy preciso: 57 años de República y 57 años, no de Revolución sino del régimen construido durante el cambio revolucionario. En estos 114 años hemos tenido república, pero perdimos el republicanismo y la democracia, tras la edificación de un régimen totalitario en Cuba. Un régimen, habría que recordar, que no se construyó de la noche a la mañana. Más de una década tomó al gobierno revolucionario sentar las bases del Estado totalitario que, en lo fundamental, subsiste hasta hoy”.

La Cuba de hoy

“La nación cubana se encuentra, desde el colapso del bloque soviético, en un momento de reconstitución, pero sin los medios institucionales para hacerlo. Los intentos de reconstituir la nación, es decir, de dotarla de una nueva Constitución, que incorpore los elementos más novedosos de las democracias contemporáneas, han sido muchos. Pero todos han fracasado por la persistencia del régimen totalitario y el rechazo del máximo liderazgo del país a abrir la esfera pública y permitir la representación autónoma de la ciudadanía de la isla y la diáspora”.

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