MIAMI.- @RaulBenoit
MIAMI.- El México rural y campesino, el obrero y trabajador, sufre día a día para poder llenar el plato de comida, mientras la criminalidad se tomó la Policía y varios gobiernos municipales, castigando al país en una crisis que parece difícil de atajar. La pregunta es ¿Dónde está el timonel?
MIAMI.- @RaulBenoit
Aunque suene pesimista y se escandalicen por lo que diré, México está fuera de control.
Una nación donde la corrupción ha sobrepasado los límites y donde se evidencia una falta de autoridad frente al desastre causado por el narcotráfico incrustado en la sociedad, demuestra ausencia de capitán.
Hace algunos años lo pronostiqué y como siempre, cuando se toca la sensibilidad social (Léase: intereses políticos), hay rechazo, pero es mejor reconocer lo que se padece para comenzar a curar la enfermedad. El verdadero rostro de la justicia es la verdad.
La gente está iracunda y protesta, pero éste tan sólo es el comienzo porque la olla a presión está a punto de estallar. El pueblo, el más vulnerado, se agotó y no habrá fuerza policial ni militar que pueda contener la inconformidad.
El caso de los normalistas desaparecidos y posiblemente incinerados, es sólo una pequeña porción de las acciones de la criminalidad y un ejemplo de la complicidad e impunidad rampante en México.
La corrupción es el meollo del asunto, que tiene como secuela la pérdida de valores morales y éticos. Todo comienza en la desintegración de los hogares y la falta de inculcar el respeto y la honestidad. El menosprecio a la vida humana, los sobornos, los fraudes, el hurto, el desfalco y la malversación de fondos públicos y privados, son prácticas cotidianas de la gente. Todo eso tiene enferma a la sociedad.
Los poderosos y ricos reclaman diciendo que ellos son las víctimas. No. También han sido victimarios por décadas al ser indolentes e insensibles ante la pobreza. Son culpables por su indiferencia y el desprecio hacia las clases menos favorecidas.
La política mexicana no cambia a pesar de que los “líderes” hablan de transparencia. Un ejemplo es lo que descubrió el equipo de la periodista Carmen Aristegui de CNN: una lujosa casa donde la exactriz de telenovelas Angélica Rivera, conocida como La Gaviota, esposa del presidente Enrique Peña Nieto –EPN-, dice que irán a vivir cuando termine el mandato de su marido. La vivienda, en el barrio Lomas de Chapultepec, ha destapado otra olla podrida.
Aunque el Gobierno dijo que la residencia es patrimonio personal de la mujer debido a que ganó suficiente dinero como actriz (¿en serio?), suena rarísimo que los terrenos hayan sido propiedad y la casa fuese construida y sigue siendo del Grupo Higa, una compañía beneficiada con numerosos contratos del Estado durante el mandato de EPN. ¿Transparencia?
Por otra parte, siguiendo los caminos oscuros de la empresa Higa, llevan al cuestionado expresidente Carlos Salinas de Gortari, padrino político de EPN.
México no ha mejorado. Por el contrario, tengo la firme creencia que empeora. La pobreza llega al 47%, de acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social –Coneval- (cifra que veo recatada). Los estados con más pobreza alimentaria, es decir, que ni siquiera las familias tienen para comer lo básico, son Chiapas y Guerrero, este último donde la violencia del “crimen organizado” se ha multiplicado y donde desaparecieron a los normalistas.
La gente vive con menos de un dólar de ingreso al día, mientras se descubre la mansión que cuesta 86 millones de pesos mexicanos, alrededor de siete millones de dólares.
A los mexicanos hay que recomendarles que mantengan los ojos abiertos porque EPN se ha centrado en hacer reformas económicas que podrían estar favoreciendo a particulares.
A todos los que ven las telenovelas donde se muestra una vida de lujo y placer, eso sólo es realidad en una minoría. Una de esas familias minoritarias tiene casa en Lomas de Chapultepec y gobierna la nación.
El México rural y campesino, el obrero y trabajador, sufre día a día para poder llenar el plato de comida, mientras la criminalidad se tomó la Policía y varios gobiernos municipales, castigando al país en una crisis que parece difícil de atajar. La pregunta es ¿Dónde está el timonel?