QUITO — El rublo, la moneda nacional rusa, ha sufrido una fuerte caída en los últimos meses, y el banco central ha intervenido para tratar de detenerla.
QUITO — El rublo, la moneda nacional rusa, ha sufrido una fuerte caída en los últimos meses, y el banco central ha intervenido para tratar de detenerla.
Hasta ahora, el gobierno de Valdimir Putin se había limitado a observar, ya que la caída favorecía su presupuesto. Pero la debilidad de la moneda puede afectar la vida cotidiana de la gente con aumentos de precios, y el gobierno finalmente ha intervenido.
Algunas claves del rublo:
La economía básica cumple un papel, aunque eso no es todo. Las exportaciones rusas están bajando —como se refleja en la caída de ingresos por la venta de petróleo y gas natural— y las importaciones aumentan. Al importar, la gente o las empresas deben cambiar rublos por dólares o euros. Eso tiende a bajar el tipo de cambio del rublo.
El superávit comercial de Rusia —lo cual significa que vende al exterior más de lo que compra— ha disminuido. El superávit comercial habitualmente sustenta la moneda nacional. En meses anteriores, el superávit comercial ruso era grande porque la invasión de Ucrania provocó un aumento de los precios del petróleo y una caída en picada de las importaciones.
Pero este año los precios del petróleo han caído, y las sanciones occidentales, como los topes a los precios del crudo y derivados como el diésel, han dificultado las ventas.
“La afluencia significativamente más baja de moneda extranjera debido a la caída de las exportaciones es el impulsor clave” de la caída del rublo, según el Instituto de Economía de Kiev.
Mientras tanto, las importaciones han empezado a aumentar tras un año y medio de guerra a medida que los rusos encuentran la manera de evadir las sanciones. Parte del comercio se realiza a través de países asiáticos que no participan de las sanciones. Y los importadores han encontrado la manera de transportar bienes a través de Armenia, Georgia, Kazajistán y otros países vecinos.
Al mismo tiempo, Rusia ha elevado su gasto de defensa, por ejemplo, con inyección de fondos en empresas fabricantes de armas. Estas deben importar componentes y materias primas, y parte del gasto del gobierno llega a los bolsillos de los trabajadores, porque Rusia padece de escasez de mano de obra.
Ese gasto del gobierno, sumado a las compras de petróleo ruso por China e India, ayuda a la economía a rendir más que lo previsto. El Fondo Monetario Internacional dijo el mes pasado que prevé un crecimiento de la economía rusa de 1,5% este año.
Ante todo, para combatir la inflación. Un rublo debilitado agrava la inflación al encarecer las importaciones en moneda rusa. Y la debilidad del rublo se transmite cada vez más a los precios que paga la gente.
La inflación alcanzó el 7,4% en los últimos tres meses, y la meta del banco central es del 4%.
El aumento de las tasas de interés encarece el crédito, y eso debería limitar la demanda interior de bienes, incluidos los importados. De manera que el banco central intenta enfriar la economía para bajar la inflación.
Elevó su tasa de interés de referencia de 8,5% a 12% en una reunión de emergencia el martes después que un asesor económico del Kremlin deploró la caída del rublo.
Sí y no. Las exportaciones han caído porque los aliados occidentales han boicoteado el petróleo ruso e impuesto un tope a los precios de esas exportaciones a países no occidentales. Las sanciones impiden a los aseguradores o los transportadores —principalmente occidentales— manejar el petróleo ruso por encima de los 60 dólares el barril.
El tope y el boicot impuestos a fines del año pasado han obligado a Rusia a vender con descuento y tomar medidas caras tales como obtener una flota de buques cisterna fantasmas inalcanzables por las sanciones. Y Rusia interrumpió la venta de gas natural a Europa, su cliente principal.
Los ingresos petroleros bajaron 23% en el primer semestre, pero Rusia siguió obteniendo 425 millones de dólares diarios por la venta de crudo, según la Facultad de Economía de Kiev.
El rebote de las importaciones demuestra que Rusia ha sabido evadir las sanciones y boicots. Es más caro y difícil, pero que desea un iPhone o un auto de fabricación occidental puede conseguirlo.
De modo que las causas de la caída del rublo fueron las sanciones, el éxito en la evasión de su impacto y la guerra misma.
No, dice Chris Weafer, CEO de Macro Advisory Partners. “La caída del rublo refleja en parte el efecto de las sanciones, pero no es indicio de una crisis económica subyacente”.
La caída del rublo le ha resultado favorable al gobierno en varios sentidos. Un tipo de cambio bajo significa que obtiene más rublos por cada dólar que gana con la venta de crudo y otros productos. Eso le permite aumentar el gasto militar y en programas sociales para mitigar el impacto de las sanciones sobre el pueblo ruso.
“Lo que han hecho el banco central y el Ministerio de Hacienda en los últimos meses es tratar de compensar la caída del valor en dólares de las ventas de petróleo con la debilidad del rublo, de manera que, por lo tanto, el déficit en materia de gasto se vuelve más contenido y manejable”, dijo Weafer.
En medio de las sanciones y las restricciones para sacar dinero del país, el tipo de cambio del rublo está en gran medida en manos del banco central, que puede aconsejar a los grandes exportadores cuándo cambiar sus ingresos en dólares por moneda rusa.
Pero cuando el tipo de cambio cayó por debajo de 100, el Kremlin y el banco central dijeron basta.
“La debilidad estaba prevista, pero se ha exagerado y quieren retroceder”, dijo Weafer, quien prevé un tipo de cambio de alrededor de 95 en los próximos meses, tal como quiere el gobierno.
La inflación provocada por la devaluación del rublo afecta sobre todo a los más pobres, que deben gastar una mayor proporción de sus ingresos en alimentos y otras necesidades básicas.
Los viajes al exterior —de los que disfruta una minoría que habita las ciudades prósperas como Moscú y San Petersburgo— se vuelven mucho más caros con la caída del rublo.
En todo caso, el gobierno responde al descontento popular con represión, incluso con penas de cárcel para los que se atreven a criticar la guerra.
“La inestabilidad de la moneda nacional tiene siempre un impacto no muy bueno”, comentó Dina Solovyova, una veterinaria de 51 años. “Lo más probable es que afecte a la gente común, porque el aumento de los precios de todo será inevitable. Veremos”.
Nikolay Rubtsov, de 20 años, señaló que no le preocupaba demasiado.
“Esto es temporario. Creo que todo regresará a la normalidad en poco tiempo. No creo que pueda durar mucho”, dijo Rubtsov en Moscú.
FUENTE: Con información de AP