miércoles 12  de  febrero 2025
DESDE ODESA

Crónica de guerra: patrimonio arrasado y heroísmo ucraniano

Poco después de llegar a Odesa, cerca del histórico puerto fundado en el siglo XVIII, cuya belleza inspiró composiciones clásicas de Mozart, misiles y drones rusos empezaron a llover sobre esa ciudad
Por MARTÍN AROSTEGUI

Odesa. - Mientras la muy anticipada “contraofensiva de primavera” ucraniana se convierte en una carnicería por falta de cobertura aérea y equipos antiminas, los ucranianos se las ingenian para proteger sus puertos vitales del Mar Negro ante nuevos ataques rusos y canalizar sus exportaciones por vías alternativas para mantener una economía viable.

Al lanzar su invasión de febrero 2022, Rusia ocupó varios puertos del Mar Negro y el adyacente Mar de Azov. Solo el gran puerto de Odesa al oeste de la península de Crimea quedó bajo dominio ucraniano. A pesar de la guerra, su funcionamiento como centro mundial del comercio de granos estaba asegurado mediante un acuerdo negociado por Putin, bajo presiones la ONU, China y sus aliados africanos que dependen del trigo de Ucrania.

Pero después de que Kiev lanzara su contraofensiva en julio, Putin salió del pacto y bloqueó el puerto de Odessa que ahora está “cerrado”, según voceros del gobierno. Esta semana se abrió un “corredor temporal” para la salida de naves extranjeras que habían quedado atrapadas, en particular una carga de contenedores chino. Aun así, una corbeta rusa interceptó un carguero con bandera de Palau bajo sospecha de llevar armas a Ucrania.

Poco después de la llegada de este reportero el domingo pasado al histórico puerto fundado en el siglo XVIII por un general español encabezando tropas de la Emperatriz Catalina II de Rusia y cuya belleza inspiró composiciones clásicas de Mozart, misiles y drones rusos empezaron a llover sobre Odesa. Veía desde el piso alto de mi hotel como al menos media docena de drones iraníes Shahed 136 reventaban en flashes amarillos contra la oscuridad, al ser alcanzados por artillería antiaérea.

A pocas cuadras, una batería de cañones ZU.23 heredadas de la era soviética y guiadas por nuevos sistemas de radar adquiridos de la OTAN, disparaba ráfagas de tracer rounds que parecían interminables. Todos los 16 Shaheds lanzados desde Crimea esa noche fueron abatidos, pero hubo menos suerte con 8 misiles crucero Kalibr lanzados desde submarinos. Uno cayó sobre el principal centro comercial de Odesa, dejándolo calcinado.

El ataque puede repetirse en cualquier momento y sirenas aúllan cada noche para anunciar el toque de queda. Previas avalanchas de misiles destruyeron todo un complejo de silos con millones de toneladas de granos para envío a África, Asia y Europa. Entre 70% y 80% de la producción anual se perdió, según la portavoz del ministerio de agricultura, Alla Stoyanova. Un 20% de la infraestructura de almacenamiento, carga y transporte también fue dañada.

Misiles rusos además destruyeron un banco, la antigua catedral de Odesa y un histórico monasterio. Expertos explican que los Kalibr son programados como misiles antibuque para adquirir objetivos con densidad metálica en el mar. Pero se confunden en el terreno urbano de Odesa donde serían atraídos a las antiguas cúpulas de metal macizo que adornan iglesias ruso ortodoxas o al edificio bancario de acero y aluminio cercano a un grupo de grúas portuarias que eran su posible objetivo.

Una naciente industria armamentista doméstica está innovando tipos avanzados de drones marítimos para “expandir la zona de seguridad en el mar Negro” según el ministerio de defensa de Ucrania.

El más reciente modelo, Magura, montando cargas de 500 kilos de TNT sobre motores jet ski con rangos de operación de hasta 800 kilómetros, seriamente dañaron dos buques de inteligencia y un barco de asalto ruso en aguas próximas a Crimea, la semana pasada. Rusia ha retirado su flota de Sevastopol a puertos más seguros del Mar de Azov en recientes días. Aun así, Maguras alcanzaron un petrolero ruso entrando en el puerto de Novorossiysk el viernes pasado y volaron parte del puente conectando Crimea con Rusia.

“Es la primera vez en la historia naval que una nación que carece de armada hace retroceder a una de las marinas más poderosas del mundo” dice Oleksandr Kovalenko, analista del Information Resistance Group, un centro de investigación ligado al ministerio de defensa. Un misil antibuque Neptuno, también de fabricación ucraniana, hundió al crucero de misiles Moskwa el año pasado.

Pero los drones sirven contra naves de superficie y no contra submarinos, como los que azotaron a Odesa el domingo pasado. Los ucranianos están tratando de adquirir sonares para poner aeronaves y desarrollar drones sumergibles que operen como torpedos, pero aun solo hay prototipos, dice el experto.

Por el momento, Ucrania tiene que mover su mercancía por terceros países. Rutas por ferrocarril y carretera a puertos polacos del mar Báltico son complicadas y caras, añadiendo al menos $50 por tonelada de grano. Más volumen se puede flotar económicamente por la vía fluvial del Río Danubio que pasa por la triple frontera entre el suroeste de Ucrania, Rumania y Moldavia.

Según el ministerio de agricultura, cargamentos de grano navegando en barcazas son transferidos a buques de carga en puertos de rumanos protegidos por la OTAN. Durante el último mes, el tráfico ucraniano por el del Danubio se incrementó desde niveles casi inexistentes al casi 30% de sus exportaciones. Pero la ruta es vulnerable a ataques rusos.

Manadas de Shaheds lanzados contra el puerto fluvial de Ismail el mes pasado, destruyeron cientos de miles de toneladas de granos almacenadas ahí junto con gran parte de la infraestructura del puerto, rozando el espacio aéreo de Rumania y Moldavia. El puerto moldavo de Giurgiulesti también participa en la cadena fluvial de Ucrania, pero el país no pertenece a la OTAN y su gobierno está preocupado.

Tropas Rusas ocupan su provincia prorusa de Transnistria, desde donde podrían cortar el acceso ucraniano al Danubio. “Nos falta infraestructura para proteger nuestras vías del Danubio” dice Kovalenko.

Un experto de seguridad moldavo quien ejerce como analista de un instituto de investigaciones de la Unión europea y pido hablar en anonimato dice que su gobierno fuertemente prooccidental está adquiriendo radares de países europeos. El mes pasado, Moldavia expulsó a 45 diplomáticos rusos, la mitad de los cuales eran técnicos operando más de 13 antenas de escucha instaladas en su embajada.

El ejército ucraniano también lucha para resguardar el frente oeste de Odesa donde el río Dnieper separa sus posiciones de fortificaciones rusas a 150 kilómetros de la ciudad. Fuerzas especiales entrenadas en guerra anfibia por Royal Marines británicos han estado desembarcando en un área pantanosa al este del río para interceptar cualquier ofensiva rusa.

Pero empieza a notarse cierto desencanto con el manejo de guerra tanto entre la élite como a nivel popular en Ucrania. “Ningún comandante de la OTAN hubiese lanzado una ofensiva contra las gruesas defensas y campos minados rusos sin el equipo y cobertura aérea necesaria” dice Igor Koziy, un coronel retirado quien ejerció como agregado ucraniano a la oficina de planeamiento del Mando Supremo de la OTAN. “En vez, deberíamos concentrarnos en blindar nuestro espacio aéreo para entablar cualquier futura negociación con Rusia desde una posición menos vulnerable”.

Aunque estimaciones rusas de más de 45.000 bajas entre atacantes ucranianos parecen sumamente exageradas, informes indican que una división encabezando el asalto a las defensas rusas en Zaporizhya fue prácticamente aniquilada con gran parte de sus tanques Leopard y piezas de artillería; esos rumores empiezan a circular por la sociedad.

El ejército de Ucrania no publica informes de sus bajas, pero un soldado de la 28 Brigada Mecanizada recién llegado del frente de Bajmut con herida de bala en la pierna, dijo a este reportero que, de su pelotón de 26 hombres, solo sobreviven 3. “No hay que subestimar a los rusos” dice mientras bebe un whisky tras otro “la idea de que son unos vagos no es correcta”.

Pero el espíritu de lucha persiste en la gente. Una madre, cuenta orgullosamente de cómo al caer un misil ruso cerca de su casa, su hijo de 7 años le pidió que donara unos $15 que había ganado vendiendo helado, a una fundación que colecta fondos para fabricar drones. Colectan más de $6 millones al día entre la población, según uno de los directivos de la fundación “Vuelve Con Vida”.

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