Faltan apenas unos días para que el pueblo escoces responda a esta aparentemente simple interrogante que podría cambiar su historia
Hasta el año 1707 Escocia tuvo estatus de Estado Soberano. (Cortesia)
Este 18 de septiembre los ciudadanos mayores de 16 años, que vivan en el país y estén inscritos en el registro electoral, decidirán si quieren que Escocia se convierta en un país independiente. La pregunta parece simple, y sólo hay dos posibilidades de respuesta, sí o no, pero las implicaciones del resultado afectaran no sólo a una nación, sino a todo el Reino Unido. n
Actualmente, Escocia es una nación constituyente y región administrativa del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, y cuenta con un gobierno autónomo, el Parlamento Escocés, con sede en Edimburgo. Este país tuvo estatus de estado soberano hasta la aprobación del Acta de Unión del año 1707, cuando el Reino de Escocia se fusionó con el Reino de Inglaterra por la fuerza para establecer el Reino Unido. n Y ahora, tras poco más de 300 años, un nuevo giro de 180 grados podría cambia no sólo una disposición territorial, sino un escenario geopolítico. Las dos partes de esta historia están representadas por un lado por el Partido Nacional Escocés, que busca la independencia argumentando que la unión entre Inglaterra, Escocia y Gales, no tiene ya ningún propósito. Y por otro, por el Gobierno británico, encabezado por el primer ministro David Cameron, quien sostiene que Reino Unido es una de las uniones políticas más exitosas política y socialmente del globo. n
Este pulso de fuerzas entre unionistas e independentista se sustenta en el control de dos grandes temas: el petróleo y el futuro de la libra esterlina como moneda. Una discusión que convierte el resultado de este referéndum, en algo más que una mera decisión política. n
La economía británica depende, en buena medida, de los impuestos que Escocia paga por explotar las reservas de petróleo y gas natural del Mar del Norte. Pero además, mientras el gobierno escocés sostiene que mantendrá la libra esterlina como moneda de uso, los tres principales partidos políticos del Reino Unido, el Conservador, los Laborista y los Liberal-Demócratas, insisten en que se opondrán a esta medida. El resultado, una enorme estabilidad en el mercado de divisas, no en vano prácticamente todos los analistas vaticinan un fuerte hundimiento de la moneda británica en caso que triunfe el"sí". n Amén de la situación de la moneda, está el tema de la deuda del reino que asciende a 1,6 billones de euros, y está claro que un resultado favorable a la independencia implicaría el"repudio" de la parte que le corresponde pagar a Escocia. Un problema se puede complicar ante la posibilidad de que la nueva nación decida emitir sus propios bonos.
Ante un perfil económico tan inestable la inversión también se vería afectada ante la necesidad de establecer claridad en cuanto a mecanismo de pago, sistemas de regulación e impuestos. nSólo el resultado de la consulta, que según las últimas encuestas será u201cmuy ajustado u201d, dará respuesta a tantas dudas.