MIAMI.- Diego Engelbert, un educador infantil de 45 años residente en el centro de Israel, perdió la comunicación con su hermanas y sus sobrinos el pasado 8 de octubre, unas horas después de que las noticias de secuestro y masacre se expandieran de Oriente Medio hacia el resto del mundo.
El propio día de la masacre, al que los israelíes han comenzado a llamar “sábado negro”, la familia se había puesto en alerta y a través de un grupo de WhatsApp se enviaban mensajes para comprobar que cada uno estuviera a salvo. Pero para el amanecer —contó a DIARIO LAS AMÉRICAS—, la llamada de su hermana Karina lo dejó consternado.
“Vivo en el centro de Israel y mi hermana Karina (51 años) en una comunidad llamada Niroz. Con ella vive su esposo Ronel y tienen tres hijos: el mayor, que se llama Tom, no estuvo en la casa ese sábado, pero Mika, que tiene 18 años y trabaja con niños con autismo y Yuval, de solo 11 años sí estaban allí en el momento de los ataques, alrededor de las 6:30 de la tarde”.
Recuento del 'Sábado Negro' en Israel
“Empezaron todos los ataques con misiles a Israel y le llamamos el sábado negro porque fue un día negro para todo el mundo. A mi casa llegaron todas las sirenas porque atacaron todo el país”, acentuó.
“Tenemos un grupo de WhatsApp de la familia y empezamos a escribirnos y todos estaban bien, pero en la noche mi hermana me contó que su esposo, que es médico voluntario, salió a prestar ayuda. Ella se quedó en casa en un espacio [que se suponía] seguro y luego a las 9 de la noche me llamó y me dijo que los terroristas entraron en la casa de ella y desde esa hora no tengo ninguna información de lo que pasa con mi hermana. No sé tampoco qué pasó con mi cuñado”.
Tengo una sobrina de 11 años secuestrada y no se quién la abraza, quién la cuida. Tengo una sobrina de 11 años secuestrada y no se quién la abraza, quién la cuida.
“Desde ese momento —insiste— no sabemos nada, si están bien, si están mal, quién los cuida. Ella, mi hermana Karina, hace dos meses libró la batalla del cáncer de mama y estoy preocupado porque no sé si recibe remedios, no sé quién la cuida, ni a ella ni a mi sobrina de 11 años secuestrada, no sé quién la abraza, quién la cuida. Tampoco sé qué pasa con la nena de 18”.
El maestro de kindergarten (de niños de hasta 5 años) contó a este diario que a las 6 de la mañana del domingo 8, le dijeron que su familia estaba desaparecida y que podía estar secuestrada en Gaza.
No puedo dormir, cierro los ojos y en mi cabeza tengo imágenes de miedo. No puedo dormir, cierro los ojos y en mi cabeza tengo imágenes de miedo.
De acuerdo con la descripción aportada por Engelbert, solo dos kilómetros separan la frontera de Gaza y la casa de sus familiares, ubicada a unos 20 metros de la defensa israelí de Kibutz. “Nunca tuvimos idea de que pasaría eso, el sábado anterior yo estaba en casa de mi hermana con mis dos hijos. Mi hijo de 10 años estuvo andando en bicicleta, sin miedo, no teníamos ninguna preocupación. Desde ese sábado maldito mi vida y la de todo el mundo en Israel cambió. No puedo dormir, cierro los ojos y en mi cabeza tengo imágenes de miedo”, dijo.
Una familia israelí de origen argentino
Engelbert, de origen argentino, enfatizó que él y sus familiares son “personas comunes”: “Cada uno tiene su trabajo, cada uno hace su vida, no tenemos problemas con los palestinos —indicó—, sino con Hamás, que es un grupo terrorista que quiere matar por matar. No se trata de que sea sangre musulmana, católica o judía, ellos matan a todo tipo de personas, decime en qué mundo matan bebes y queman a personas vivas. Eso el mundo tiene que saberlo”.
“Nosotros nacimos en Argentina y en el año 89 nos mudamos a Israel. Yo tenía 10 años cuando llegamos y Karina 17, casi toda la vida la hemos pasado en Israel. Somos gente común que quiere vivir en paz, vamos a trabajar en la mañana y volvemos en la tarde, gente de paz y amor. Llevo 40 días que no paro de llorar, que no tengo sonrisa en la cara…
“Vine a Estados Unidos para contar lo que pasa realmente en Israel, hay mucha desinformación, sobre todo en los colegios de EEUU. Vine a EEUU para contar la historia de mi familia y de otras 240 personas que están bajo tierra, en túneles. Hay bebés, hay ancianos, hay personas que pasaron el Holocausto, están siendo arrastrados por diablos, no se puede decir animales porque los animales no matan por matar, esos son diablos”, consideró y amplió su testimonio con un mensaje al mundo.
“El mundo —valoró— se olvidó de lo que pasó en Boston, se olvidó del 11 de septiembre, se olvidó de lo que pasó en Las Ramblas de Barcelona, en Londres, en Francia. El mundo se olvidó de que son grupos terroristas que quieren matar por matar. Quiero que el mundo sepa que el pueblo de Israel es un pueblo de paz”.
Asimismo, dijo Engelbert, “Israel hizo un hospital para recibir ciudadanos de Siria heridos; cuando el terremoto de Turquía envió fuerzas especiales para rescatar gente y los propios musulmanes mataron israelíes que fueron a prestar ayuda”.
El mensaje de Engelbert al mundo
“Quiero que el mundo sepa que la Cruz Roja no hace nada, que es un grupo antisemita al que le importa nomás odiar a judíos. Esto pasó también en el Holocausto”, denunció y aun cuando reconoció que esta guerra afecta a civiles a ambos lados del conflicto, sean musulmanes o judíos, negó la presencia de soldados israelíes en Gaza de 2005 a la fecha.
“El sábado cuando empezó el ataque los terroristas entraron a nuestras casas, a nuestros colegios y parques y quemaron todo. La población donde vive mi hermana es una comunidad de 400 personas, una de cada cuatro personas murió o está secuestrada. Es como si entrara un grupo terrorista a un small town [pequeño barrio] en EEUU y que destruyera o matara o secuestra a un cuarto de la población (...) Quiero que mi familia esté conmigo y que las otras 240 personas que están en túneles estén con los suyos. Los queremos junto a nosotros, no se puede vivir así, no sé en qué parte del planeta agarran rehenes de meses y ancianos, no me entra en la cabeza cómo personas tan crueles pueden hacer eso. Los mismos civiles de Palestina son usados como escudos humanos, chalecos antibalas. Los terroristas no los dejan salir, no es una guerra contra judíos, es una guerra contra el mundo”.