PARÍS.- El "Brexit", la crisis de la Unión Europea (UE) y el elevado nivel de desempleo en Francia hacen que la popularidad de Marine Le Pen suba como la espuma. Siete meses antes de las elecciones presidenciales francesas, la populista de derechas se modera para evitar fallos en público.
A sus 48 años, la presidenta del ultraderechista Frente Nacional (FN) se volverá a presentar el próximo abril a las elecciones para conquistar el Palacio del Eliseo, después de que su partido se convirtiese en la fuerza más votada del país en las elecciones al Parlamento Europeo de 2014.
"Por primera vez el FN piensa que la victoria es posible", dijo confiado un seguidor de Le Pen en el periódico Le Monde hace poco. Pero todavía no está claro que la formación de extrema derecha vaya a triunfar si pasa a una segunda vuelta en mayo del año que viene.
Hasta ahora los partidos, los votantes y el sistema electoral mayoritario, han alejado al clan Le Pen de la cúpula del poder. Así ocurrió en 2002, cuando el padre de Marine, Jean-Marie Le Pen, llegó a la segunda vuelta pero fue derrotado en ella por el candidato conservador Jacques Chirac.
Jean-Marie Le Pen tuvo que abandonar el partido que había fundado debido a sus reiteradas declaraciones antisemitas, mientras que su hija se esfuerza desde hace años en moderar la apariencia del FN.
La eurodiputada Le Pen cultiva la imagen de un movimiento de protesta y se identifica con el candidato republicano a la presidencia estadounidense Donald Trump. "Nos parecemos porque no pertenecemos al sistema establecido (...) No dependemos de nadie y no aceptamos órdenes de nadie", declaró a la cadena estadounidense CNN.
Le Pen siempre estuvo en contra de la Unión Europea (UE) y parece que la crisis que amenaza al bloque le favorece.
Los votantes británicos decidieron por mayoría salir de la UE, algo que la presidenta del Frente Nacional lleva exigiendo para Francia desde hace años. Si gana las elecciones de 2017, quiere que sus compatriotas decidan sobre esa cuestión, lo que deja a los europeístas del país temblando, pues en 2005 los franceses votaron en contra del proyecto de Constitución europea.
Marine Le Pen felicitó el fin de semana pasado a los "patriotas de AfD", el partido populista de derechas Alternativa para Alemania, tras su éxito en las elecciones de la región Mecklemburgo-Pomerania.
Le Pen considera el éxito de AfD en Alemania como una confirmación de sus duras críticas a la política de refugiados de Angela Merkel y su partido CDU.
Para el AfD hay muchas similitudes con el Frente Nacional, al igual que con el partido ultraderechista austriaco FPÖ, aunque no figure así sobre el papel.
En el Parlamento Europeo, por ejemplo, el político de AfD Marcus Pretzell se unió a la fracción de derechas de Le pen, Europa de las Naciones y de las Libertades. Pero otras de las europarlamentarias de AfD, Beatrix von Storch, se sienta junto al grupo antieuropeo Europa de la Libertad y de la Democracia Directa, liderado por uno de los principales impulsores del "Brexit", Nigel Farage, del partido británico Ukip.
Para los partidarios de Le Pen ya es un éxito que el ex presidente y aspirante a la presidencia francesa Nicolas Sarkozy esté utilizando un tono muy duro en temas tan delicados como la identidad de los franceses y la inmigración.
"Debemos reducir drásticamente el número de inmigrantes (...)", afirma Sarkozy en su nuevo libro Tout pour la France (Todo por la Francia).
"Sarkozy ratifica nuestro programa", dijo el secretario general del FN, Nicolas Bay, en el periódico belga Le Soir. "Pero nosotros lo llevaremos a cabo", añadió.
A pesar de que las encuestas estiman que Le Pen podría recibir la mayoría de votos en la primera ronda, los institutos demoscópicos creen que será derrotada en la segunda. A pesar de ello, la derecha francesa marcará el ritmo de la campaña electoral.
FUENTE: dpa