Los conocimientos básicos, jamás han sido su fuerte así que como no había tiempo qué perder, para “redondear”, le exigió a la Tesorería Nacional, 200 millones de los apetecidos billetes verdes, destinados a organizar la parada militar-francachela del próximo cinco de julio, Día de la Independencia de Venezuela
Omar Estacio.
Ocurrió cuando al llamado Primero de a Bordo de la inefable RoboLución, se le atragantó, entre bigote y cogote, la disparatada idea de superar el mitin político-show-parada-militar-happy-birthday, liderado por quien, cabeza a cabeza, le disputa ciertos campeonatos.
—¿Donaltrón (sic), dilapidó el pasado sábado 14 de junio, so pretexto del 250º aniversario de la Armada de su país 45 millones? Para no quedarme atrás en asuntos tan patrióticos como los dólares, yo voy a malbaratar el doble. A ver, a ver —con el auxilio de sus dedotes tintos en sangre de, niños, jóvenes, mujeres, comenzó la para él, complejísima operación aritmética: 45 x 2 = ¿...?”
Los conocimientos básicos, jamás han sido su fuerte así que como no había tiempo qué perder, para “redondear”, le exigió a la Tesorería Nacional, 200 millones de los apetecidos billetes verdes, destinados a organizar la parada militar-francachela del próximo cinco de julio, Día de la Independencia de Venezuela.
Un sujeto que alteró el acta de su propia partida de nacimiento y en lugar de Cúcuta, Colombia, asentó en el documento forjado que era nativo de Caracas, Venezuela, es capaz de cualquier cosa. Incluida, trampear el mes y día en que llegó al Mundo para superar el ¡Happy Birthday! que le corearon a su archienemigo, al finalizar la parada militar del pasado 14 de junio, en Washington, D.C..
Nietzsche, lo advertía: "El que combate contra un monstruo, debe cuidarse de no transformarse, a su vez, en un monstruo igual o peor al que pretende aniquilar"..
La pandilla desgobernante, tenía planeado para la noche del 28 de julio pasado, corearle a la momia del Museo Militar, el cumpleaños feliz. La develación del fraude electoral, les inhibió las ganas de cantar. Los paralelismos, corroboran las reflexiones del referido filósofo.
Si el cucuteño, asesina, tortura, mata millones de venezolanos; quien se dice su antagonista implacable, no se queda atrás en sevicia contra esos mismos “venezolanitos”, al deportarlos, express, con omisión del debido proceso por el solo hecho de su gentilicio ¡Y al demonio con que los castigos colectivos, por el solo motivo de raza, religión, convicciones o nacionalidad, sean crímenes contra la Humanidad.
Si uno de los susodichos, se le arrodilla, a Putin, a lo Lewinsky, cada vez que viaja a Moscú a rendirle pleitesía, su hipotético enemigo implacable no pierde tiempo para elogiar al aludido envenenador y criminal de guerra, al extremo de exigir su reincorporación al G7, de donde —-según él— jamás debió ser expulsado.
Luis Cruz, fue el compositor de “Ay que noche tan preciosa”, para algunos el tercer himno popular de Venezuela.
El poético mensaje del maestro Cruz, ha sido tergiversado, no obstante, por una versión supuestamente moderna, vulgar, injuriosa, además de poco viril para el cumpleañero de turno:
“(...) Tus más íntimos amigos (¡y enemigos!) /esta noche te acompañan (¡bebiendo caña!)/ te saludan y desean (¡tremenda kurda) / (...) Y ruego a Dios porque pases/ Toda la noche haciendo (%#*) / ¡En los pañales que te di!”
Si el gobernante gañán, insiste en disputarle a su colega del norte, el campeonato mundial que le sirve de título a la presente crónica, le predecimos, que el próximo cinco de julio, la voluntad popular, corregidas y aumentadas, le cantará las coplillas ultrajantes. Estas últimas, quizás, sean traducidas y por igual, coreadas en inglés. Sería una forma, pacífica y democrática, de impedir que cierta práctica se haga ley, en las calles de Washington, D.C., cada venidero junio 14.
@omarestacio
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