domingo 16  de  noviembre 2025
OPINIÓN

 Cuando la realidad es en blanco y negro

Visión analítica desde Washington DC, la capital del país, donde el poder y sus efectos tienen otra perspectiva
Diario las Américas | SONIA SCHOTT
Por SONIA SCHOTT

Durante años, diferentes administraciones estadounidenses han intentado abrir los canales de comunicación con el presidente de Rusia Vladimir Putin a fin de desarrollar relaciones más estables con Rusia.

Las esperanzas estaban cifradas en que Moscú se entusiasmara con Occidente y desechara sus temores sobre la expansión de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN).

Pero Putin, nunca iba a estar de acuerdo con que la OTAN, el exadversario del extinto Pacto de Varsovia, abriera su membresía a las que fueron una vez naciones satélites de la antigua Unión Soviética.

Desde Polonia, la República Checa, Hungría, Rumania, Bulgaria hasta los países bálticos, todos manifestaron su voluntad de pertenecer a la alianza transatlántica.

En 2008, surgieron los primeros indicios de que la OTAN también veía con buenos ojos que Ucrania y Georgia pudieran ser miembros activos de la organización de seguridad.

Ahora, 14 años después, Putin ha demostrado de manera brutal su enojo con el ensanchamiento estratégico de la entidad política y militar, enviando su armada a Ucrania para librar una guerra.

El presidente Joe Biden ahora tiene la difícil tarea de enfrentar la incapacidad de sus predecesores para comprender la paranoia del Kremlin a lo largo de estos años.

Aunque obviamente, la ira no es una justificación para invadir un país vecino y después de casi dos semanas de guerra en Ucrania parece increíble que tantos expertos, gubernamentales y no gubernamentales, pensaran que Putin nunca invadiría, sino que simplemente se enfrascaría en un juego arriesgado, pero no letal, para tratar de obtener las concesiones que quería del mundo occidental.

Biden, entre tanto, apoyado en la inteligencia que recibía, finalmente se convenció de que Putin había decidido elegir el camino de la guerra por encima de la diplomacia, e incluso predijo cuándo se lanzaría la invasión.

Pero ¿estaba listo para la guerra?

Se tomaron algunas medidas como autorizar al Pentágono a enviar refuerzos a Polonia, Rumania y los países bálticos de Estonia, Letonia y Lituania para garantizar su seguridad.

Sin embargo, ninguno de estos avances ni la amenaza de sanciones económicas pudieron disuadir a Putin.

¿Por qué?

Porque Biden dejó claro en muchas ocasiones que ninguna de las tropas adicionales se enviaría a la propia Ucrania y que Estados Unidos no iba a luchar contra los rusos, a menos que se atrevieran a invadir cualquier país del flanco oriental de la OTAN.

Según el Pentágono, Rusia ha lanzado más de 625 misiles contra Ucrania desde el comienzo de la invasión y está reclutando mercenarios sirios para luchar en Ucrania.

Así que, a medida que avance la invasión, Biden tendrá que decidir si considera establecer bases militares permanentes y ampliadas en Europa del este para asegurarse de que Putin capte el mensaje: una incursión militar rusa sobre la frontera de una nación miembro de la OTAN significaría una guerra entre Rusia y la alianza militar.

Entre tanto, los republicanos en el Capitolio ya están presionando por bases permanentes.

En la actualidad, las tropas estadounidenses en estos países están allí de forma rotatoria.

El representante Mike Rogers, principal republicano en el Comité de Servicios Armados de la Cámara, y el republicano Mike Turner, del comité de inteligencia de la Cámara, han instado a establecer bases permanentes en Europa.

Por lo pronto, el Pentágono ha movilizado recientemente alrededor de 14.000 soldados, además de aviones de combate de ataque conjunto F-35 y helicópteros de ataque Apache a Polonia, Rumania y los países bálticos.

El secretario de Defensa, Lloyd Austin, ordenó el despliegue de 500 soldados estadounidenses adicionales a Europa el pasado fin de semana, para apuntalar el flanco este de la OTAN, elevando el número total del servicio estadounidense estacionados en Europa a aproximadamente 100.000 miembros.

El tamaño de la presencia militar estadounidense en la región está aumentando, pero ¿será suficiente para disuadir a Putin?

En su discurso del Estado de la Unión ante el Congreso, Biden aseguró que iba tras los yates de los oligarcas multimillonarios, amigos de Putin, pero no hay duda de que deberá establecer una estrategia militar mucho mayor en Europa del este para demostrarle al líder ruso que incluso si toma el control de Ucrania, nunca se le permitirá ir más allá.

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