martes 29  de  octubre 2024
OPINIÓN

El camino al legado presidencial

Para el actual mandatario, quien asumió la Casa Blanca hace 60 días, el reto no solo es mostrar signos de cumplir sus promesas electorales en los primeros 100 días de gobierno, sino, además, sobrevivir los nuevos desafíos
Diario las Américas | SONIA SCHOTT
Por SONIA SCHOTT

Las presidencias generalmente son definidas por los grandes logros que alcancen, las guerras que iniciaron o evitaron, los escándalos que las sacudieron y hasta los apodos implacables que inspiraron.

El gobierno de Abraham Lincoln (1861-1865), por ejemplo, estará siempre asociado a sus esfuerzos por la preservación de la Unión Americana, la reivindicación de la democracia y la abolición de la esclavitud.

En cambio, la administración de Franklin D. Roosevelt (1933-1945) será recordada por haber sacado a Estados Unidos de la Gran Depresión y haber establecido las bases para la paz después de la Segunda Guerra Mundial.

Y aun cuando la jefatura de John F. Kennedy (1961-1963) se vio truncada por su asesinato, antes de concluir su mandato, su presidencia tuvo una serie de primicias: fue el primer presidente estadounidense nacido en el siglo XX, el primer presidente católico y hasta el primer presidente en ganar un premio Pulitzer. Durante su mandato se produjeron grandes eventos, cla Guerra de Vietnam, la invasión de Bahía de Cochinos, la Crisis de los Misiles en Cuba y el Movimiento por los Derechos Civiles.

Con Richard Nixon (1953-1961) tal vez la historia no sea tan indulgente, ya que muchos le recuerdan como “tricky Dick’ gracias al escándalo de Watergate, aunque su gestión no fue tan mala pues llevó la guerra de Vietnam hacia su fin, favoreció la distensión con China y firmó tratados históricos de control de armas con la otrora Unión Soviética.

El legado del presidente Joe Biden aún está por escribirse.

Para el actual mandatario, quien asumió la Casa Blanca hace 60 días, el reto no solo es mostrar signos de cumplir sus promesas electorales en los primeros 100 días de gobierno, sino, además, sobrevivir los nuevos desafíos.

Un artículo de The Wall Street Journal, escrito en enero pasado por Gerald Seib, preguntaba cuál sería la mejor actitud para Biden: ¿Vengador justiciero o conciliador?

Hasta hace pocos días, las banderas en Washington DC ondearon a media asta para honrar a las víctimas de Boulder, Colorado, luego del tiroteo que acabó con la vida de 10 personas. Es la séptima masacre registrada este año y un recordatorio de cuán difícil es imponer una ley para el control de armas en el país.

En su primera conferencia de prensa, Biden se mostró optimista pero ponderado, salvo por la sorpresiva afirmación que lanzó de que pensaba postularse para la reelección en 2024, algo que se creía descartado por el tema de su edad.

Es demasiado pronto para decir si su enfoque mesurado será exitoso.

Un acuerdo con Corea del Norte parece menos probable que nunca, a pesar de que calificó al país como su desafío más apremiante.

El lanzamiento de dos misiles balísticos al mar del Japón hace unos días, demostró que el líder norcoreano Kim Jong-un sintió que era hora de presionar al nuevo presidente de Estados Unidos.

Biden respondió con calma al lanzamiento de misiles no balísticos de corto alcance, porque no violaban las resoluciones de Naciones Unidas, pero un segundo intento por llamar su atención, esta vez con misiles balísticos, lo llevaron a asegurar que Estados Unidos tomaría medidas.

Con China ha dicho que no quiere una relación contenciosa, sin embargo, hace poco, Estados Unidos, Canadá y sus aliados europeos impusieron sanciones contra funcionarios chinos en respuesta a la represión de la minoría étnica de uigures en ese país.

Fue un punto a favor de Biden el actuar juntamente con los aliados, especialmente cuando fue un compromiso difícil de asumir para ellos, luego de que China y la Unión Europea anunciaron en diciembre pasado haber finalizado conversaciones sobre el Acuerdo Integral de Inversión, para dar mayor acceso reciproco a sus respectivos mercados.

Por otra parte, la crisis migratoria-humanitaria en la frontera con México ha añadido más tensión al panorama político. "Creo que debería estar halagado de que la gente venga porque yo soy una buena persona. Esa es la razón por la que está sucediendo, que soy un hombre decente" respondió el Presidente al ser consultado sobre el tema, lo que para muchos analistas fue un comentario que puede ser malinterpretado como una invitación abierta a cruzar la frontera.

Sin duda, la pandemia y las consecuencias económicas deberán seguir siendo prioridades en la agenda de sus primeros 100 días. Pero muchos otros desafíos se están acumulando y es entonces cuando veremos si el enfoque conciliador realmente funciona.

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar