La otrora influencia de Estados Unidos en el volátil Medio Oriente esta una vez más en juego.
Las relaciones entre Estados Unidos y Oriente Medio no siempre fueron tensas, pues en un principio fueron bien recibidas por el mundo árabe
La otrora influencia de Estados Unidos en el volátil Medio Oriente esta una vez más en juego.
El presidente Joe Biden ha buscado detener los ataques de la milicia respaldada por Irán en Irak contra las tropas estadounidenses para persuadir a Israel de que evite las bajas civiles y la destrucción de la infraestructura en Gaza, ocasionada por los ataques aéreos y las excavadoras en territorio palestino.
Las relaciones entre Estados Unidos y Oriente Medio no siempre fueron tensas, pues en un principio fueron bien recibidas por el mundo árabe dado el entorno anticolonialista que los identificaba.
Todo cambio en 1973, cuando Estados Unidos se volvió fuertemente dependiente del petróleo de Medio Oriente y sus intereses en el área se vieron influenciados por acontecimientos regionales fuera de su control.
“En la década de 1970 un grupo de acontecimientos como la guerra árabe-israelí de 1973, el rápido aumento de los precios del petróleo, la revolución en Irán, el resurgimiento de un islam politizado y el rechazo de la cultura occidental, y el tratado de paz egipcio-israelí, ha reorientado la política, la economía y, en menor medida, el equilibrio militar de la región”, según el Departamento de Estado.
Ahora, después de tres meses del estallido de la guerra en Gaza, la crisis humanitaria se ha vuelto insoportable a los ojos del mundo. Peor aún, para cuando la guerra llegue a su fin, no hay acuerdo sobre el futuro de los palestinos y si incluirá su propio Estado.
Biden se ha mostrado a favor de la solución de dos Estados que implica asegurar la existencia pacifica de un Estado israelí y otro palestino, soberanos y con fronteras garantizadas, pero, hay más desacuerdos que acuerdos sobre el futuro de Gaza con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Si bien el desafío es espinoso y parece inmanejable, no se puede evitar especialmente en el período previo a las elecciones de noviembre.
Si Estados Unidos no logra un acuerdo para los palestinos, una vez que la guerra termine, habrá muchos, particularmente jóvenes votantes, que mostrarán su decepción alejándose de Biden ante la menguante influencia de La Casa Blanca en el Medio Oriente, y con Israel.
El todavía no proclamado candidato republicano, Donald Trump, aunque con las mayores probabilidades de ser nominado, dijo recientemente que si hubiera sido presidente, nada de esto habría ocurrido en el Oriente Medio. De manera similar afirmo que, el presidente ruso, Vladimir Putin nunca habría invadido Ucrania si él hubiera estado al mando.
Es imposible verificar la exactitud de estos comentarios, pero Trump intenta transmitir fortaleza sobre Biden argumentando que los adversarios se inhibirían antes de actuar por temor a la respuesta estadounidense.
Las promesas de Trump podrían parecer más atractivas para esos jóvenes electores, cansados de los interminables enredos bélicos, directos o indirectos, de Estados Unidos.
Trump por su parte se ha jactado de que durante su mandato (2016-2020) Estados Unidos no participó en ninguna guerra.
En realidad, no es totalmente cierto porque, las tropas estadounidenses todavía participaban en misiones de combate en Afganistán, Siria, Somalia entre otras operaciones antiterroristas, aunque, si se inició el proceso para poner fin a la presencia estadounidense en Afganistán y no se participó en una nueva guerra.
Igualmente, Trump, se reunió con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, algo que ayudó probablemente durante un tiempo a reducir las tensiones en la península de Corea.
Biden ha intentado evitar que el conflicto se extienda por el Medio Oriente enviando una enorme fuerza naval al Mar Rojo y al Mediterráneo oriental, pero hasta ahora con resultados inciertos pues esta presencia militar altamente visible y activa no ha logrado impedir que las milicias respaldadas por Irán en la región, como los hutíes en Yemen, lancen ataques contra barcos comerciales y buques de guerra estadounidenses.
Para el Partido Demócrata y para Biden, es vital mostrar avances en el Medio Oriente.
Entre tanto, Netanyahu promete continuar la guerra en Gaza hasta que Hamás sea aniquilada por eso, Biden debe buscar, antes de las elecciones como persuadir Israel de contemplar más allá de la guerra un panorama adecuado para el pueblo palestino, de otra manera, el argumento de Trump de que la Casa Blanca necesita un líder más fuerte podría resonar fuertemente en el país.