miércoles 15  de  enero 2025
OPINIÓN

El porvenir en 2025

Trump enfrentará un escenario global fundamentalmente diferente al que encontró cuando comenzó su primera administración

Diario las Américas | SONIA SCHOTT
Por SONIA SCHOTT

No hay duda de que en 2025, el mayor cambio para Estados Unidos será la llegada, por segunda vez, de Donald Trump a la Casa Blanca.

Pero Trump enfrentará un escenario global fundamentalmente diferente al que encontró cuando comenzó su primera administración, en 2017.

En el resto del mundo ya se sienten los reacomodos geopolíticos, no solo impulsados por la política, la economía, el cambio climático o los conflictos emergentes, sino también por las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial generativa que promete “desatar una ola de creatividad y productividad, pero con importantes interrogantes para la humanidad” según el Fondo Monetario Internacional.

Bien lo dijo el pasado septiembre, el secretario general de Naciones Unidas António Guterres, cuando durante la adopción del “Pacto para el Futuro’ para transformar la gobernanza mundial dijo: “no podemos crear un futuro digno para nuestros nietos con un sistema construido por nuestros abuelos”.

Por lo pronto, el presidente electo Trump sigue siendo un escéptico en cuanto a los peligros del cambio climático y de hecho se espera que privilegie el petróleo y el gas sobre los renovables.

Bien lo prometió durante su campaña “perforar, perforar, perforar”, animando la inversión de las compañías petroleras en combustibles fósiles.

Esta estrategia tendrá un efecto dramático en la próxima conferencia internacional sobre el clima en Brasil, en 2025, sin embargo, un nuevo liderazgo en la Casa Blanca no revertirá las decisiones tomadas por múltiples empresas e industrias. Por ejemplo, la industria automovilística está invirtiendo en vehículos eléctricos y se están instalando empresas de energía solar y eólica en todo el país. Se trata de una inversión importante a largo plazo que seguirá adelante incluso si el 47º presidente privilegia otras formas de energía.

Así que el futuro, en términos del cambio climático, no es del todo sombrío.

En otras partes del mundo se están abordando soluciones al calentamiento global, aunque el progreso sea lento por lo que los gobiernos de manera individual deberán crear nuevas leyes para mitigar los riesgos.

Otros grandes retos como la economía y los conflictos bélicos también podrían ser menos desafiantes de lo que muchos predicen.

En Estados Unidos, la economía muestra signos de crecimiento positivo y hay probabilidades de que siga así, favoreciendo la creación de empleos, a diferencia de Europa, donde las economías están estancadas. Estados Unidos todavía es la mayor economía del mundo.

Queda por ver si la llegada del nuevo presidente significará un mundo con menos enfrentamientos.

Hay una esperanza de que la guerra en Ucrania pueda terminar con algún acuerdo que no sólo beneficie a Rusia. Trump ha encargado a su enviado especial, el teniente general Keith Kellogg, que diseñe una fórmula que ponga fin al conflicto y traiga estabilidad a Ucrania.

Aunque no se han reducido los ataques con misiles rusos, es posible que Trump pueda persuadir al presidente, Vladimir Putin, de finalizar la guerra a través de un pacto con el presidente, Volodymir Zelenski, de Ucrania.

En cuanto a China, el regreso del republicano augura la intensificación de la competencia estratégica entre ambas naciones. La administración Trump parece dispuesta a reactivar políticas comerciales de línea dura: aranceles más altos, controles de exportación más estrictos y un escrutinio más intenso de las inversiones tecnológicas de China en Estados Unidos. Esto podría desencadenar una gran confrontación a menos que ambos lideres lleguen a un acuerdo.

En cuanto al Oriente Medio, a Trump le interesa contribuir al fin de la guerra entre Israel y Hamás en Gaza.

Cuando Trump era presidente, firmó en 2020 los Acuerdos Abraham, que normalizaron las relaciones entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos.

Fue un logro diplomático importante, pero hay un premio potencial aún mayor: la normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudí, pero esto no sucederá mientras continúe la guerra en Gaza.

Si Trump pudiera lograr un asentamiento en Gaza, se alcanzaría un acuerdo más amplio y positivo para la región y para el nuevo presidente.

En cuanto a América latina, existe mucha expectativa de que la llegada de Marco Rubio al Departamento de Estado, pueda desencadenar los cambios democráticos que urgen en países como Cuba y Venezuela.

Así que, 2025 podría ser después de todo un buen año.

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