La doctrina militar de Destrucción Mutua Asegurada (MAD) asume que los contendores en un conflicto tienen el armamento nuclear suficiente para destruir al otro con la misma intensidad.
La doctrina militar de Destrucción Mutua Asegurada (MAD) asume que los contendores en un conflicto tienen el armamento nuclear suficiente para destruir al otro con la misma intensidad.
La idea, concebida por el científico húngaro-americano John von Neumann es que ninguna de las partes se atreverá a lanzar un primer ataque porque sabe que el adversario responderá con la misma capacidad, lo que aseguraría una paz global estable, aunque tensa.
Fue durante la Guerra Fría (1940 a 1991) que se implementó este escenario de disuasión nuclear, considerado útil para prevenir conflictos directos a gran escala entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética.
En 1950, la revista Life citó a Von Neumann, co-padre de la bomba atómica y de la computadora digital que abogaba por una guerra nuclear preventiva inmediata contra Rusia: “Si dices por qué no bombardearlos mañana, yo digo ¿Por qué no hoy? Si dices hoy a las 5, digo ¿por qué no a la 1?”.
Sus críticos aseguran también que fue responsable de la carrera armamentista, ya que Estados Unidos y Rusia luchaban por mantener la paridad nuclear.
Según Naciones Unidas, desde el final de la Segunda Guerra Mundial se han establecido esfuerzos para prevenir la proliferación de armas y ensayos nucleares y promover el desarme.
Durante su primer gran discurso de política exterior en 2009 desde Praga, el entonces presidente Barack Obama sostuvo que Estados Unidos, como el único país que lanzó un ataque nuclear, tenía la responsabilidad moral de iniciar una nueva era del desarme nuclear.
Un informe de la época, realizado por un grupo independiente patrocinado por el Council on Foreign Relations, señaló que, si bien "las condiciones geopolíticas que permitirían la eliminación global de las armas nucleares actualmente no existen", se podían tomar medidas para disminuir la amenaza nuclear.
En 2021, cuando el presidente Joe Biden asumió las riendas del país desclasificó la información sobre la cantidad de armas nucleares de Estados Unidos, revirtiendo la ley de secretismo que imperó durante la administración Trump.
Aunque la acción de Biden se consideró una victoria para la transparencia nuclear, los datos mostraron reducciones de armas nucleares muy limitadas, según la Federación de Científicos Estadounidenses (FAS), una organización de defensa e investigación de políticas por la seguridad nacional y mundial.
Según los recientes datos, el arsenal de Rusia la convierte en la mayor potencia nuclear del mundo, aunque Estados Unidos le sigue de cerca, representando ambos el 93% de todas las armas nucleares en el mundo.
En medio del actual conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, Biden ha preferido apostar por una respuesta coordinada con los aliados de la Alianza del Atlántico Norte (OTAN) en vez de amenazar al Kremlin con represalias militares directas.
Esta semana encabeza la reunión extraordinaria de jefes de gobierno de la OTAN en Bruselas para discutir cómo enfrentar la invasión rusa y la crisis humanitaria que ha provocado.
Como señaló el medio Político recientemente, el servicio prestado por Biden en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado durante casi tres décadas puede ser invaluable para contener la agresión moscovita.
La experiencia de Biden lo llevó a instar a una fuerte intervención en la ex Yugoslavia, durante las guerras civiles en Croacia, Bosnia y Kosovo; tuvo influencia en ambas guerras de Irak (1991 y 2003) y también a lo largo de los 20 años de guerra en Afganistán.
Sin embargo, su decisión de detener abruptamente la participación militar estadounidense en Afganistán el año pasado, haciendo cumplir el acuerdo de Trump, y retirar todas las tropas no representó su mejor momento.
En todas las etapas desde la invasión rusa, Biden ha tratado de construir una posición fuerte y unida contra Moscú sin escalar el conflicto.
Mientras observa cada movimiento que hace Rusia en Ucrania, Biden también se ha comprometido a revivir el acuerdo nuclear con Irán, firmado por la administración Obama en 2015 y desechado por Trump.
Aislado por las sanciones económicas occidentales, Putin quiere vincular las negociaciones sobre el acuerdo nuclear con Irán a la desesperada necesidad de Moscú de seguir vendiendo petróleo ruso a Europa.
Si hubiera un acuerdo y un levantamiento de las sanciones contra Irán, incluida la venta de petróleo iraní, habría menos demanda de petróleo ruso.
La forma en que maneje a ambos como líder de la alianza occidental dictará el futuro de Europa y posiblemente del mundo en los años venideros.
