viernes 4  de  octubre 2024
Cuba

Los nubarrones de la política injerencista del régimen de Cuba

Raúl Castro sabe que se está muriendo, ya sea por su prolongada edad, o por su enfermedad, que según la vox populi presenta un "proceso terminal de su alcoholismo crónico"
Diario las Américas | OSCAR ELÍAS BISCET
Por OSCAR ELÍAS BISCET

El eslogan cubano cargado de hipérboles dice que “Cuba es un eterno verano”; pero esa eternidad calurosa no puede evaporar una realidad objetiva: la presentación de nuevos casos de diplomáticos americanos enfermos por ataques de salud en asociación a un ruido sónico bien descriptible.

En días recientes, dos nuevos casos de funcionarios de la embajada de EEUU en La Habana aparecieron con síntomas y oyeron ruidos similares a los vividos por los 24 conciudadanos enfermos con anterioridad -el último caso reportado fue en agosto de 2017- y fueron trasladados a un hospital en su país para definir la gravedad del proceso y diagnosticar la presencia de lesiones cerebrales. Uno de los casos evacuados se confirmó el deterioro de su salud.

De la misma manera, han aparecido otros diez casos con las mismas sintomatologías de ataque específico (salud) pero muy lejos del Caribe, ahora, en la China comunista. Ellos eran funcionarios americanos en el consulado de EEUU en Guangzhou.

A propósito, ¿es una conspiración de las dictaduras china y cubana en estos ataques de salud? o ¿es una injerencia de Cuba castrista en China para desvirtuar las posibles y justas represalias?

En días recientes Raúl Castro, jefe del Partido Comunista de Cuba, se reunió con los dirigentes principales comunistas de las provincias y de los municipios, cuadros de la juventud comunista y las organizaciones de masas, durante tres días. Castro discurso por tres horas y la prensa oficialista publicó tres minutos. ¿De qué habló Raúl Castro? Solo lo conocen los súbditos presentes. Pero analicemos algunas de sus palabras publicitadas.

Raúl dijo que “el arma principal de la revolución ha sido la unidad y que ante cualquier coyuntura internacional adversa, Cuba seguirá luchando y defendiendo sus principios”. Y continuó exponiendo: “hay que morir combatiendo, hay que luchar siempre con la frente en alto, esa ha sido siempre nuestra principal convicción”.

Por supuesto, esas palabras no son ni de valiente ni de patriota, simplemente de un brabucón chovinista. Ambos Castro, Fidel y Raúl, hicieron guerras intervencionistas en todos los continentes de mundo y sin embargo se cuidaron de no tocar ni con el pétalo de una flor, mucho menos la intervención militar, la Base Naval de Guantánamo, Cuba.

En realidad, mientras realizaban guerras por todo el mundo, obraban con diplomacia el asunto de la base militar de Guantánamo. Asimismo, el hijo de Raúl, Alejandro Castro Espín, negoció en oculto la devolución del terreno de la base con el presidente Barack Obama, durante las conversaciones para restablecer los lazos diplomáticos entre ambos países.

Los Castro y su régimen socialista son déspotas, hipócritas y asesinos y en obediencia a esos impulsos primitivos quieren encubrir sus crímenes sobre las personas inocentes y civiles, turistas y personal diplomático, de Norteamérica. Mientras Castro se reconciliaba con su enemigo histórico, redoblaba los tambores de guerra y atacaba en secreto. Las víctimas fueron ocultadas por la administración de Obama, y, más tarde, revelada por la prensa libre. La declaración de guerra está vigente, se cruzó la raya roja, y aún está pendiente una respuesta inevitable. Por eso, la recién advertencia y arenga de resistencia a muerte de Raúl a su fanaticada del partido comunista.

Raúl Castro sabe que se está muriendo, ya sea por su prolongada edad, o por su enfermedad, que según la vox populi presenta un “proceso terminal de su alcoholismo crónico”. Así también está su régimen, fracasado y corrupto, incluso el yerno de Castro, el general Luis Alberto Rodríguez López Calleja, está relacionado directamente con el tráfico de drogas a los EEUU y otras partes del mundo desde el puerto de La Guaria, Venezuela, según declaración de Roger Noriega, ex Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, en una audiencia en el Congreso americano, el día 22 de junio de 2018. Esos son estigmas irreversibles de muerte.

Ya nada puede salvar a su socialismo, ni reforma constitucional castrista, ni plebiscito ni sus lineamientos económicos partidistas. Tampoco su alianza estratégica con China, Rusia e Irán. Solo hay un único lugar seguro para sus cabecillas, fanáticos y régimen: la nauseabunda letrina de la historia.

Los nubarrones de la miseria, la corrupción, la falta de libertad y de una nación esclava secuestrada por un grupo de comunistas, se despejarán por el inequívoco despertar y accionar en el desafío político del pueblo cubano, manifiesto en el Proyecto Emilia.

Los intereses mezquinos del régimen castrista están representados por la Asamblea Nacional del Poder Popular, que asfixia la libertad de expresión, asociación, palabra y prensa a los que no se alineen a la política e ideología del régimen y exalta a un partido por encima del Estado y, sobre todo, de la nación cubana.

Cubanos, no permitamos más esas inhumanas y graves violaciones; sumémonos al Proyecto Emilia y tú, tu familia y Cuba serán libres.

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