jueves 24  de  octubre 2024
OPINIÓN

Marx, Mao y el Ché: Entre el mito Woke y la historia

Si la depauperada izquierda woke en los EEUU va a celebrar a Marx, Mao y Guevara, que lo haga sin hipocresía; asumiéndose como la banda de fanáticos de tres antisemitas, antigay y colonialistas, no como liberales
Por Erick Fajardo Pozo

Jorge Luis Borges, George Orwell y John Lennon fueron abiertamente anticomunistas y el Ché Guevara fue todo, excepto el prototipo de su tesis del “hombre nuevo”. Hago esta disquisición en plena conciencia de que el mundo Woke acaba de celebrar el 205 aniversario del nacimiento de Karl Marx y que casi simultáneamente fallecía el general Gary Prado, vilipendiado captor del protagonista del mito marxista-maoísta más difundido y rentable del siglo XX: El guevarismo.

En su estelar de HBO “Real Time” de abril 28, el historiador Bill Maher citando la columna de Andrew Sullivan “¿Cuándo cancelarán a Karl Marx?”, puso el reflector sobre ese culto de celotas en que la izquierda contemporánea se tornó por la práctica institucionalizada de la liturgia a los textos de Karl Marx y el culto a los modestos pero sobrevalorados logros militares y políticos de su mesías oscuro del Siglo XX: Ernesto “Ché” Guevara.

Maher, graduado en Historia y Lengua Inglesa de la Universidad de Cornell, durante una conversación con el también historiador Michael Moynihan advirtió sobre la inexplicable y masiva institucionalización del marxismo ortodoxo en el currículo de las universidades americanas y su efecto fanatizador.

“El ‘Che’ Guevara, del que aman ponerse camisetas, no podría decirte en cuántas diferentes maneras este sujeto era un estúpido. Asesino vicioso, que no creía en la libertad de expresión, odiaba a los homosexuales, racista anti-semita y arruinó la economía cubana”, afirmó Maher, mientras Michael Moynihan replicaba que (Guevara) “odiaba además la música rock y a The Beatles, un imperialista que siendo argentino terminó muerto en Bolivia tratando de iniciar una revolución, que antes intentó en África y que finalmente terminó haciendo en Cuba”, sentenció.

Moynihan elaboró en ese culto como “la paradoja de la izquierda contemporánea americana: No pueden leer nada, excepto por los discursos de Castro, pero se consideran letrados”.

Revisando ya a Sullivan, escritor y analista gay citado por Maher, encontré que recoge del libro de Douglas Murray “La guerra contra occidente”, acápites que revelan a Marx como “uno de los antisemitas y racistas más repulsivos del siglo XIX”:

“El negro judío Lassalle que, me alegra decirlo, se va a finales de esta semana, ha perdido felizmente otros 5.000 táleros en una especulación mal calculada... Ahora me resulta bastante claro, ya que la forma de su La cabeza y la forma en que crece su cabello también dan testimonio de que desciende de los negros que acompañaron a Moisés en la huida de Egipto (a menos que su madre o abuela paterna se cruzara con un negro). Ahora bien, esta mezcla de judaísmo y germanismo, por un lado, y de origen negroide básico, por el otro, inevitablemente debe dar lugar a un producto peculiar. La importunidad del tipo también es negra”.

¿Qué pensaba Marx de una sociedad multicultural? En 1853, Marx escribió sobre los Balcanes que la región tenía “la desgracia de estar habitada por un conglomerado de diferentes razas y nacionalidades, de las cuales es difícil decir cuál es la menos apta para el progreso y la civilización”.

¿Y qué pensaba del colonialismo? “La cuestión no es si los ingleses tenían derecho a conquistar la India, sino si debemos preferir la India conquistada por los turcos, los persas, los rusos, a la India conquistada por los británicos. Inglaterra tiene que cumplir una doble misión en la India: una destructiva, la otra regeneradora: la aniquilación de la vieja sociedad asiática y la colocación de los cimientos materiales de la sociedad occidental en Asia”.

Las citas, bien apunta Sullivan, no son una paráfrasis de Murray sobre Marx, ni siquiera de algún aparte personal, nota al pie o correspondencia privada del economista, sino extractos literales de su ensayo “Sobre la cuestión judía”, de 1843.

Si la depauperada izquierda woke en los EEUU va a celebrar a Marx, Mao y Guevara, que lo haga sin hipocresía; asumiéndose como la banda de fanáticos de tres antisemitas, antigay y colonialistas, no como liberales. Ya estuvo bien del absurdo contrasentido de un culto que adora a demonios de la intolerancia mientras presumen ser profetas de la inclusión.

Ya fue suficiente de esa izquierda que concurre a “La cocina de Mao” en California, a degustar la culinaria de un dictador que mató de hambre a millones, vistiendo camisetas de George Orwell y John Lennon, que por cierto en su inmortal “Revolution” de 1968 denuncia y critica al marxismo-maoísmo, a unísono con un Orwell que denunciaba el Holodomor y un Foucault que iluminaba con su “microfísica del poder” al culto maoísta que recitaba con los ojos vendados el Libro Rojo durante el Mayo Francés, tan convencidos como el Woke hoy de ser “intelectuales”.

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